20.11.08 - Duchamp - Press kit

Duchamp Exhibición - Entrevista a Elena Filipovic, curadora de la muestra

Elena Filipovic es escritora, historiadora del arte y curadora independiente. Especializada en el estudio de la vida y obra de Marcel Duchamp, escribe y brinda conferencias sobre el tema de modo intensivo. Al mismo tiempo, desarrolla estudios y aportes a la teoría del arte contemporáneo.
Fue co-curadora de la 5ta. Bienal de Berlín (abril de 2008) y co-editora de la publicación The Manifesta Decade: Debates on Contemporary Art Exhibitions and Biennials in Post-Wall Europe (Roomade y MIT Press, 2005). Entre sus trabajos de curaduría más recientes, se destacan Let Everything Be Temporary, or When is the Exhibition?, en la galería Apex Art, en Nueva York; y Anachronism, en el Argos Center for Art and Media, en Bruselas.
Actualmente, está completando su doctorado en Historia del Arte en la Universidad de Princeton, en el que investiga las exposiciones organizadas por Marcel Duchamp y su rol como curador. Además, se desempeña como docente en el Programa de Estudios Curatoriales en el centro de arte contemporáneo De Appel, en Amsterdam.

¿Cómo surgió la idea de convocarla como curadora de la primera gran exposición individual de Marcel Duchamp en Latinoamérica?

 

 

 

 

 

ELENA FILIPOVIC: Cuando Fundación Proa decidió ser la institución organizadora de la muestra e involucrar a Helft como una especie de padrino del proyecto, comenzó la tarea de buscar un curador para la exhibición. Ahí es donde entré yo. Helft se enteró de mis escritos y de mi trabajo curatorial de Duchamp mientras conversaba con la hija política de Duchamp, Jacqueline Matisse Monnier. Me siento honrada de que ella haya pensado que yo podría ser una buena candidata para concebir semejante exhibición y que posteriormente Fundación Proa haya creído lo mismo. 

Como parte del proceso, primero me reuní con Jorge Helft en Bruselas, en donde yo estaba viviendo en ese momento. Y después, unos meses más tarde, volé a Buenos Aires para encontrarme con Adriana Rosenberg y presentarle algunas ideas preliminares de lo que esta exhibición podría ser. Allí comenzó nuestro trabajo conjunto en este emocionante proyecto. Desde un principio, estaba claro para todos nosotros que esta exhibición debía acotarse, ser bastante focalizada y especial. Por ende, se sobreentendía que no sería una simple retrospectiva per se, aunque podría implicar pedir prestados trabajos de una amplia extensión de la vida de Duchamp. Sin embargo, lo que el relato o argumento de la exhibición debía ser no era en absoluto evidente ni estaba determinado. Así que mi tarea en esto fue conceptualizar una exhibición que pudiera revelar algunos aspectos muy particulares de la vida y obra de Duchamp, de una manera que le resultara interesante e informativo tanto a las personas que se acercan a Duchamp por primera vez como a los que tienen la suerte de conocer muy bien su trabajo. En esa tarea, tanto Adriana Rosenberg como Jorge Helft han apoyado de manera increíble mis ideas para la exhibición, sin olvidar el estímulo y el apoyo crucial que Jackie Matisse Monnier ha demostrado por el proyecto desde un principio, y a cada paso durante el camino.

Para un curador, ¿qué significa investigar a Marcel Duchamp?

E.F.: Con un artista como Marcel Duchamp, es difícil concluir que uno es un especialista o un experto, ya que eso implica un conocimiento infinito y una comprensión íntegra. Y la obra de Duchamp es tan rica, contradictoria y misteriosa que dificulta cualquier tipo de conocimiento completo. Pero si he logrado focalizar en un tema en mi vida, ha sido en Duchamp. He estado investigando sobre la vida y obra de Duchamp y escribiendo acerca de ello durante la última década. En especial, me he centrado en el diseño de Duchamp para el montaje de las exhibiciones y la manera en que él presentaba las obras de arte al público, ya que pienso que su trabajo innovador como curador y diseñador de exposiciones revela mucho acerca sus concepciones de la obra de arte. Y esto es un aspecto de la práctica de Duchamp que no ha recibido la atención que merece. Me tomé un tiempo antes de completar el doctorado sobre Duchamp para trabajar en esta exhibición, pero tan pronto se inaugure, planeo darle los últimos toques a mi doctorado y continuar mi trabajo en un libro acerca de Duchamp.

¿Cuáles son las ventajas y las dificultades de presentar a Duchamp por primera vez en Latinoamérica?

E.F.: Yo diría que la ventaja es la enorme curiosidad y emoción que he notado en todos con los que he hablado acerca del proyecto. ¡Esa excitación y entusiasmo es increíblemente estimulante! La dificultad, indudablemente, es el inmenso sentido de responsabilidad que uno no puede ignorar al presentar los trabajos de Duchamp. Veo su obra como si fuera un gran partido de ajedrez: astuto, complejo e inteligente, pero que también te mantiene adivinando y queriendo mirar constantemente para no dejar pasar nada. Por lo tanto, como curadora, es importante respetar la riqueza y complejidad de su obra, mirando constantemente sus objetos y estudiando también cómo el mismo Duchamp decidió mostrarlos. Pero además, encontrar maneras no convencionales de presentar estas obras de arte para que, como visitantes, empecemos a mirarlas de nuevo.

¿Cuál ha sido el relato que ha elegido para la muestra? ¿Cómo será el diseño expositivo?

E.F.: La exhibición inicia su relato precisamente alrededor de 1913, a partir del momento en que Duchamp comenzó lo que más tarde sería interpretado como un cambio revolucionario en la historia del arte. Antes de eso, Duchamp era pintor. Pero luego de abandonar la pintura en 1912, comenzó a forjar el conjunto de trabajos por el que se hizo famoso. El año 1913 es un hito para él: ahí es cuando concibió los objetos producidos de manera industrial como obras de arte, los famosos readymades, como la Bottlerack, Bicycle Wheel, y otros. Allí también comenzó a hacer “múltiples” como obras de arte (Box of 1914), además de idear un nuevo sistema de medida como un objeto artístico (Three Standard Stoppages). Y es en ese momento cuando inicia los estudios de perspectiva para su trabajo más importante sobre vidrio. Nos pareció importante organizar la exhibición para que la gente pueda entender la manera de pensar y de trabajar de Duchamp. Así que, en primera instancia, lo más sensato era mostrar la importancia del momento en el que se aleja de la pintura. Por eso, la exhibición se inicia con el año 1913.
Después, resultó razonable mostrar que las ideas cruciales desarrolladas en ese año son llevadas por una variedad de objetos que Duchamp realizó a lo largo de toda su vida y que evitaron las definiciones de arte tradicionales. La muestra destaca la importancia de los proyectos reproductivos de Duchamp, entre los que se incluye la Boîte-en-valise, sus diversas cajas de manuscritos  –la Box of 1914, la Green Box, la White Box – y sus numerosos “múltiples”, y los utiliza como pilares de la exhibición. Adicionalmente, hace hincapié en la documentación fotográfica y en otros archivos para presentar muchos aspectos diferentes de la producción artística de Duchamp. Pero consideramos importante el hecho de no organizar todo esto cronológicamente o según el tipo de material –libros con libros, esculturas con esculturas–, tal como son ordenadas muchas presentaciones individuales. Duchamp no fue un artista que pensara o trabajara en forma lineal, progresiva. Por ejemplo, no consideraba a sus experimentos tipográficos como algo separado de cualquier otra producción de objetos. Por ese motivo, en cambio, era razonable tratar de organizar todas sus diferentes piezas de acuerdo con una serie de grupos temáticos, y así juntar obras que fueron realizadas en diferentes períodos y con diferentes materiales, pero que tienen alguna conexión formal, conceptual o de otro tipo. Al mirar el trabajo de Duchamp de esta manera, será evidente lo multifacético que era como artista, pero también qué relevante es para la historia del arte el Duchamp jugador de ajedrez, curador, tipógrafo, experto óptico o vendedor, así como el Duchamp inventor del readymade o el creador del Gran Vidrio.
       
¿Cuáles son las obras destacadas en esta exhibición?

E.F.: La exhibición tiene varias obras destacadas, incluyendo La Mariée mise à nu par ses Célibataires, même, también conocida como el Gran Vidrio, que procede del Moderna Museet de Estocolmo. También L.H.O.O.Q., conocida como La Gioconde; así como las primeras experimentaciones de Duchamp con la fotografía en Box of 1914; varios de los readymades de Duchamp, y la Boîte-en-valise (Caja en valija), el museo portátil en una valija con réplicas en miniatura de las obras del propio artista. Pero en general, diría que Duchamp nos enseñó que no debemos suponer que ni siquiera un pedacito de papel carece de sentido. Por ese motivo, la exhibición presentará una variedad de piezas, que se inicia en el momento crucial de 1913 y continúan hasta el trabajo final de Duchamp, concentrándose en piezas emblemáticas que refieren al tema central de la exhibición: la ruptura artística y la interrogación estética.

¿Cómo será el catálogo de la exhibición?

E.F.: Esta primera muestra individual en Latinoamérica de Duchamp representa una oportunidad increíble para elaborar una publicación que no sólo acompañe a la exhibición, con imágenes de la mayoría de las obras y una explicación acerca de cómo y porqué está organizada de esa manera, sino que además proporcione material de contexto para los curiosos, amateurs del arte, estudiantes y expertos, de esta generación y de la que viene. Por eso, el catálogo reúne y traduce por primera vez textos de importancia histórica que han marcado las investigaciones referidas a Duchamp durante las últimas décadas. Es decir que servirá como compendio de algunos de los ensayos más influyentes acerca de la obra de Duchamp. No todos son textos sencillos de leer, pero cada uno proviene de una posición diferente y sugiere que no hay una respuesta correcta o una única manera de entender a Duchamp. Y creo que ésa es la forma en la que él lo hubiese querido.

¿Cuál es la particularidad que le da a esta muestra el hecho de estar organizada por Fundación Proa, que tiene una ubicación especial en Buenos Aires y que mantiene un particular vínculo con el barrio de La Boca?


E.F.: Para mí, es un privilegio increíble trabajar con una institución como Fundación Proa, con su compromiso de hacer que el arte sea accesible a una comunidad que de otra manera no se sentiría bienvenida a tales exhibiciones de primera categoría. El sentido de responsabilidad de Fundación Proa hacia su comunidad local surgió una y otra vez en mis charlas con su presidente, Adriana Rosenberg, así que me hizo dar cuenta de lo importante que es esto para la participación de Fundación Proa en este proyecto. Incluso, pude percibir esta relación con el barrio articulada en los planes para el nuevo edificio de Fundación Proa: me pareció bastante significativo el hecho de que el nuevo frente de vidrio del edificio la exponga a la calle del agitado puerto del barrio de La Boca, ya que sospecho que la transparencia del frente de vidrio hará que la gente quiera entrar. Lo vi como una elección de diseño que, desde la arquitectura, anuncia el deseo de Proa de ser un lugar en donde todos se sientan libres de entrar, aprender y mirar. Considero que reabrir la nueva Proa con esta exhibición de Duchamp es una especie de manifiesto también, una declaración de que Proa le da la bienvenida a su nueva era con una exhibición seria y de alta calidad, destinada a que todos aprendan más acerca de un artista que cambió la apariencia del arte durante el último siglo y que continúa siendo su más potente fuente de influencia, incluso en el presente.

¿Cómo piensa que el público reaccionará ante la muestra?
E.F.: No creo en absoluto que la exhibición sea difícil de entender, y desde luego que todos los involucrados en el proyecto estamos comprometidos a realizar una muestra para que no les resulte difícil a los visitantes aprender y disfrutar. Sin embargo, sí pienso que la exhibición será exigente, que no es lo mismo. Los trabajos de Duchamp no son difíciles de apreciar en sí mismos. Sin embargo, Duchamp era astuto y en ocasiones enigmático. Después de todo, ¡era jugador de ajedrez! Y también es importante mostrar ese costado suyo. Dejó una obra que no siempre se rige de acuerdo con las reglas del arte moderno. Así que los visitantes podrán sorprenderse al sentir que los recursos que usan para comprender la vida y obra de un artista cualquiera no siempre les serán útiles para entender a Duchamp. Por ejemplo, la idea de progreso o desarrollo artístico tan importante para la historia del arte no es precisamente relevante en Duchamp ya que, en vez de avanzar de una idea o estilo al siguiente, volvía a las varias ideas cruciales que lo acompañaron a lo largo de su vida. Uno podría decir que en vez de ir para adelante, él giraba en círculos alrededor de algunos temas centrales. Pero de esa forma, continuó siendo mucho más influyente que otros artistas preocupados por mostrarle al mundo que ellos estaban progresando e inventando nuevos estilos cada año. En cambio, Duchamp estaba muy ocupado revisando sus ideas y probándolas de diferentes maneras. Esto es evidente especialmente en la construcción de una serie de valijas con réplicas de sus obras en miniatura. Imagínese: por varios años, en vez de realizar cosas nuevas, Duchamp estaba ocupado haciendo diminutas copias idénticas de sus trabajos ya existentes, ¡como mini-museos portátiles! Los resultados de éste y otros proyectos que mantenían a Duchamp volviendo a un único núcleo de ideas hicieron que los objetos de Duchamp a menudo cuestionen la definición del arte como categoría, las instituciones que deciden sobre ellos, y el rol del espectador en el proceso del consumo del arte. Sin embargo, hay que señalar que sus obras a menudo también son hermosas, fascinantes y atractivos trabajos con los que en ocasiones uno sólo quiere maravillarse.
Comencé diciendo que, en vez de ser difícil, pensaba que la muestra podía ser exigente ya que creo que la exhibición requerirá que los espectadores presten atención a lo que están observando, y se permitan sentirse intrigados e inspirados a pensar y a cuestionar sus propias ideas acerca de lo que puede ser una obra “de arte”. Y considero que eso es lo que debería ser cualquier exhibición de arte seria, ya sea de Duchamp o de otro. Espero que una audiencia de todas las edades y de todo tipo acepte el desafío que nos dejó Duchamp, ya que después de todo, es el espectador quien completa la obra de arte.