ADRIANA ROSENBERG
PRESIDENTE DE FUNDACIÓN PROA Y CO-DIRECTORA DEL PROYECTO
¿Por qué Fundación Proa decidió organizar esta exhibición de Marcel Duchamp para inaugurar su nuevo edificio?
ADRIANA ROSENBERG: Presentar a Duchamp en una muestra individual en Latinoamérica era, hasta hoy, una deuda pendiente. Marcel Duchamp es uno de los exponentes más significativos del arte del siglo XX , sobre todo a partir de las pasadas décadas del 60 y 70. Los artistas lo convierten en un referente crucial para dar cuenta de la nueva experimentación que están investigando y descubriendo en esos momentos.
Y en la actualidad, cuando uno observa su obra y estudia sus textos, advierte que Duchamp describe un mundo que tiene que ver con la contemporaneidad, dado que todos los temas que hoy nos preocupan fueron de alguna manera planteados por él.
Si bien no hubo respuestas a todos estos temas, uno valora especialmente el gesto, el hecho de haber puesto un urinal en un museo y con esto comenzar a cuestionar qué es una obra de arte, o como cuando realiza su Boîte-en-valise (Caja en valija) y cuestiona el concepto de “museo”.
Cuando uno dirige un museo, se pregunta permanentemente todos estos temas, y si las instituciones consagran, acreditan la obra expuesta. Esos grandes temas son muy interesantes para desarrollar. Y en ese sentido, Duchamp es uno de los primeros conceptuales que reflexionan acerca de lo que se conoce como el sistema del arte, porque él se pregunta qué es el arte, qué es un museo, qué es una institución de arte, qué significa vender, qué es la factura del arte, qué es mirar, qué es lo retiniano. Duchamp hace una infinita cantidad de cuestionamientos, también como curador –y esto lo señala claramente la curadora de la muestra, Elena Filipovic–, cuando toma distancia, cuando reflexiona acerca de las ideas de espectador y de obra. Son muchos los interrogantes que él se hace y que no le interesa contestar, porque lo que busca es ese estado de interrogación permanente.
Fundación Proa se plantea muchos interrogantes y se hace las mismas preguntas: ¿qué es una obra de arte contemporáneo? ¿Tiene que ver con lo retiniano? ¿Está más vinculado a una producción de video o a una pintura? Elegimos a Duchamp porque es un referente en ese aspecto, debido a la cantidad infinita de preguntas que formula, y en este sentido el programa cultural que Fundación Proa se compromete a realizar durante los próximos años va a experimentar en estos territorios. Abrir nuestra nueva sede con Duchamp significa comenzar a transitar un renovado camino de investigación y experimentación artística.
¿Cómo se conformó el equipo que trabajó en la producción de esta muestra?
A.R.: Jorge Helft es un referente porque es un gran coleccionista de Duchamp, y con él coincidimos en que era muy importante elegir a la curadora adecuada. La curadora de esta primera muestra individual de Duchamp en América Latina es Elena Filipovic, una joven investigadora que nos interesó mucho, dado su renovado punto de vista sobre Duchamp, que toma aspectos como curador, gráfico, además de un paseo por toda la producción a partir del comienzo del readymade en 1913. Nos pareció que la decisión de elegir a una persona joven, en un país joven como Argentina, se correspondía con una serie de nuevas miradas y nuevas lecturas sobre la obra. Y la verdad es que nos parecieron muy interesantes los aspectos que presentó para trabajar e investigar.
¿Cómo se eligieron las obras que se exhibirán en Fundación Proa?
A.R.: Pronto se cumplirán cien años de las primeras obras revolucionarias de Duchamp, que se remontan a 1913, y sus obras nunca habían sido exhibidas en Argentina, salvo en pequeñas exposiciones colectivas. Luego de conversar con la curadora y con Helft, coincidimos en que queríamos mostrar lo más trascendente del artista, aquellas obras por las cuales Duchamp es reconocido, aquellas en las que se evidencia un aporte a la historia del arte y a la contemporaneidad.
Ahora bien, Duchamp es un artista que forma parte de las colecciones de los grandes museos. Y hay algunas obras, como el Étant donnés, que no se pueden desplazar debido a sus propias particularidades. La curadora trabajó mucho sobre este tema, y también fue fundamental el apoyo de Jackie Matisse Monnier, que nos abrió las puertas para conseguir las obras más representativas del artista. De esa manera, conseguimos un gran volumen de obras –más de 130–, que nos permite resaltar los aspectos de un Duchamp curador, diseñador, tipógrafo y gestor cultural, sin dejar de lado toda su revolucionaria producción artística. El valor de la muestra se descubre en las obras exhibidas y, en este sentido, expresamos nuestro profundo agradecimiento a los directores del Moderna Museet de Estocolmo, el Philadelphia Museum of Art, el Indiana University Art Museum y el Musée d’Art Moderne de la Ville, París, como así también a los coleccionistas que han cedido amablemente sus obras, sin los cuales no hubiera sido posible esta exhibición.
Creemos que al espectador le quedará claro qué significa el concepto anti-retiniano de la pintura, el concepto de objeto, de instalación, de intervenció
n, de arte conceptual. En esta exhibición, se ve claramente cómo Duchamp desarrolla esos conceptos. Tenemos el Gran Vidrio, la Boîte-en-valise (Caja en valija) y la Gioconda, que son íconos extraordinarios de su producción. En Fundación Proa, estamos muy satisfechos con el resultado del trabajo realizado.
¿Quiénes son los responsables del diseño expositivo de la exhibición?
A.R.: El diseño expositivo está a cargo del estudio Caruso-Torricella de Milán, el mismo que llevó adelante el proyecto arquitectónico de ampliación del edificio de Fundación Proa. Durante las reuniones que mantuvimos con ellos y con la curadora, discutimos muchas cosas. Entre ellas, el gran desafío que se plantea con Duchamp: cómo explicarlo. Debatimos mucho acerca de lo que se debería hacer desde el Departamento Educativo de Fundación Proa con la exposición y cuáles son las herramientas que uno tiene para hacerse preguntas y no dar respuestas, respetando el espíritu de Duchamp. Él es un artista anti-museo, que después de 100 años se convierte en un artista de museo. Esa contradicción, que vive permanentemente entre el gesto artístico y la historia, es un conflicto irresoluble. Porque hoy, las obras de Duchamp se cuidan y se restauran, aunque quizás él nunca lo hubiese querido.
El planteo acerca de cómo se iba a presentar la exposición fue un gran tema. Y arribamos finalmente a un diseño que presente dos niveles en diálogo en la muestra. Uno es el Duchamp creador, el Duchamp que se manifiesta a través de los objetos; el otro es el Duchamp reflexivo, escritor. Para eso, en las paredes se verán los escritos de Duchamp, que reflejan su pensamiento. Es un artista muy prolífico en esos detalles. Es decir que, dentro de las salas, habrá una didáctica que se resume en la idea de un Duchamp que habla de Duchamp, que habla sobre sus obras y sobre si mismo. Porque él habló mucho de su obra y de sí mismo. Para esa investigación, está colaborando Cintia Mezza, coordinadora general de la muestra. Y en el auditorio, más allá de lo que es la exhibición de las obras, vamos a presentar una serie de documentales, conciertos y actividades orientadas hacia lo didáctico, lo educativo. Es decir que en la muestra, en el catálogo y en el Coloquio Internacional, siempre estará presente quién es Duchamp, cómo fue su vida y cómo es su obra.
¿Cómo está conformado el equipo de trabajo y con qué apoyos contaron?
A.R.: La exhibición cuenta con el auspicio de Tenaris y Ternium, de la Organización Techint. Ellos han sido los primeros en darnos el visto bueno para llevar adelante este desafío. Gracias al auspicio de Tenaris, pudimos hacer una itinerancia de esta muestra en San Pablo, Brasil, en el Museo de Arte Moderno. Tenaris financió, tanto en Brasil como en Argentina, el catálogo y la exposición. Además Air France colaboró con una serie de pasajes para invitar a algunos panelistas al Coloquio Internacional.
La Embajada de Francia en la Argentina generosamente colabora en una edición de carácter rústico y a un precio muy bajo para difundir los textos sobre el artista que están publicados en la edición de lujo. Parte de esta edición se distribuirá en bibliotecas de arte de todo el país.
Tanto para Tenaris como para Ternium, esta muestra de Duchamp forma parte de un programa que vienen desarrollando desde hace tiempo, que permite que Fundación Proa presente anualmente a los artistas más representativos de la historia de la cultura. En estos diez años, siempre lo hemos hecho. Y en esta nueva etapa que hoy iniciamos, ese concepto se va a afianzar. A lo largo de estos años, hemos presentado situaciones muy audaces, de público masivo, de gran repercusión o muy elitistas. Y siempre, el vínculo fue creciendo y fuimos colaborando en el desarrollo cultural. Más aún en este caso, ya que en realidad Duchamp es una figura de la cultura, no sólo del arte.
Producir íntegramente una exposición de esta magnitud desde Fundación Proa es una empresa ambiciosa y constituye una sólida revisión crítica del complejo universo artístico de este genial creador. Para Fundación Proa, es una ocasión única y un enorme privilegio exhibir una muestra de esta naturaleza en América Latina, y compartir con el público la posibilidad de conocer y disfrutar a un artista tan extraordinario como Duchamp.