19.11.08 - Duchamp - Press kit

Duchamp in Buenos Aires (1918-1919)

Voyage to the City of the Fourth Dimension

 

 

 

by Gonzalo Aguilar

The following extracts belong to Voyage to the City of the Fourth Dimension, text written by Gonzalo Aguilar, from the Catalogue of the Marcel Duchamp exhibition: A Work That is Not a Work ‘of Art’, FUNDACIÓN PROA, Buenos Aires, 2008.

 

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During the nine months that he was in our city, accompanied by Yvonne Chastel, Duchamp lived at 1734 Alsina Street, apartment 2, and he had his studio a few blocks away at 1507 Sarmiento Street. In addition to becoming a chess “maniac”—in his own words—the artist produced four works while he was in our country: À regarder (l’autre côté du verre) d’un oeil, de près, pendant presque une heure (To Be Looked at [from the Other Side of the Glass] with One Eye, Close to, for Almost an Hour) (a study for the lower part of Le Grand Verre [The Large Glass], the optical experiment Stéréoscopie à la main (Hand Stereoscopy), a set of chess pieces (whose knight was sculpted by a Buenos Aires cabinet-maker), and the Readymade malheureux (Unhappy Readymade) that he sent to his sister Suzanne as a wedding present. Although he had no intention of exhibiting his work, he visited galleries and contacted art dealers. His objective was “to cubify B.A.” by organizing an avant-garde exhibit intended to violently modernize the city.

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The first mystery to clear up is why Duchamp left New York and chose Buenos Aires as his next destination. The artist himself—in a letter to Jean Crotti—wrote that there were “many reasons” and he mentioned “a strain in the relationship with the Arensbergs.” However, the strongest hypothesis that we have at this time is one that we might refer to as the military hypothesis. In addition to his abhorrence of the United States’ entrance into the Great War, as he explained in his conversations with Pierre Cabanne, Duchamp ran the risk of being recruited into the army (in fact, his decision to travel on the steamship “Crofton Hall,” as he wrote in a letter to Crotti dated July 8, 1918, depended on “if the boat of August 4th is not requisitioned by the United States, we should take it”). Duchamp was what today would be called a “draft-dodger” (those who refuse to serve in the army) and his best option was to leave the United States.

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The image of Duchamp as the herald of avant-garde art is confirmed when considering his project “to cubify B.A.” To realize this aim, Duchamp visited galleries and corresponded by letter and telegram with his art-dealer friends in New York requesting that they send him “thirty works” of Cubism. The most obvious precedent for this type of operation was, without a doubt, the Armory Show that was held in New York in 1913, which introduced North Americans to avant-garde art.

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(In Spanish)

Desde Buenos Aires, con afecto
Por Cintia Mezza, coordinadora general de la muestra

Marcel Duchamp ha dejado un apasionante epistolario que combina de modo extraordinario la revelación de una personalidad inquieta, en observación constante, con los relatos sobre el proceso de producción de sus obras, además de informar acerca de sus sucesivas migraciones, sus reflexiones y proyectos, su familia, sus amigos (y el amor, incluso).
Neuilly, Munich, París, Nueva York, Buenos Aires, Rouen, Bruselas, Marsella, Casablanca, Bermudas y Cadaqués son varias de las ciudades-destino de la diáspora duchampiana. Desde cada una de ellas, las cartas son el testimonio de su vida y su obra.
En 1967, Duchamp le cuenta a Pierre Cabanne –su más famoso entrevistador– el motivo por el cual en 1918 llegó a Buenos Aires: “Me fui para trasladarme a un país neutral. ¿Me comprende? Desde 1917, Estados Unidos se encontraba en guerra y, en el fondo, yo ya había dejado Francia por carecer de militarismo. Por falta de patriotismo, si usted quiere...” Escapando de la guerra, durante más de nueve meses transitó por las grandes avenidas porteñas y alquiló espacios como vivienda-taller en dos oportunidades: el primero en la calle Alsina (domicilio que aún existe y conserva varias de las características de la época), y el otro en la calle Sarmiento (actual sitio del Centro Cultural San Martín).
Aquí, según sus palabras, son tres los grandes temas que ocuparon su tiempo y pensamiento, en el marco de la tensión hasta el final de la guerra, y la profunda tristeza por la muerte de su hermano Raymond, de 42 años. En primer lugar, Duchamp relata la “tranquilidad” de la ciudad “de la buena comida”, un clima pacífico de provincia que por momentos lo lleva a los comentarios más ácidos: “Buenos Aires no existe”. Este entorno, que le resulta paralizante en algunos aspectos, tan diverso en costumbres, hábitos y vida nocturna, es el mismo que a la vez lo invita a trabajar más que nunca, a concentrarse en sus obras traídas de Nueva York, en sus proyectos sobre vidrio y en sus experiencias ópticas.
Al mismo tiempo, aquí se desata su fanatismo por el ajedrez, hasta tal punto que se inscribió en un club local y jugaba cada día, incluso por vía postal, con sus amigos, con un sistema de sellos creados por él, y trabajó con un ebanista porteño en el armado de un set de piezas que aún existen. Más tarde se suma otra gran amiga y con ella comparte su obsesión por “cubificar BA”, por desempeñar el rol de agente cultural en el intento por “despertar” a la ciudad en la que no hay ni “rastros de cubismo ni de cualquier otra elucubración moderna”.
Las 14 cartas seleccionadas para el Catálogo fueron relevadas a partir de compilaciones de Francis Naumann y Héctor Obalk, pero están traducidas al español por primera vez. En todos los casos, se respetaron formatos, tabulaciones, tachados, subrayados y marcas de las cartas originales, así como dibujos, diagramas o bocetos que las acompañan.

 

 

 

 

 

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Los siguientes fragmentos corresponden a la selección de cartas incluida en el  Catálogo de la exhibición Marcel Duchamp: una obra que no es una obra “de arte”, FUNDACIÓN PROA, Buenos Aires, 2008.


“... Por el momento juego al ajedrez solo: he recortado de las revistas unas cuarenta partidas de Capablanca, que tengo intenciones de play over__
Es probable también que ingrese al club de ajedrez local, para ponerme a prueba nuevamente.
Me hice hacer un “set” de sellos de goma (diseñados por mí) con los que marco las partidas. Adjunto un ejemplar para Walter...”

Carta a Louise Arensberg, Buenos Aires, 7 y 10 de enero (de 1919). 





“...Yo pude trabajar mucho sin vida de café ni salidas nocturnas. Me lancé al juego de ajedrez. Pertenezco al club local y, de las 24 horas del día, paso un buen número ahí...”

Carta a Jean Crotti, Buenos Aires, domingo 9 de marzo (de 1919).





“—Juego ajedrez a lo loco. Formo parte de un club local donde hay algunos jugadores muy buenos clasificados por categorías. Todavía no he tenido el honor de ser clasificado y practico con varios jugadores de 2da y 3ra categoría, perdiendo y ganando según el día.
Tomo clases de ajedrez con el mejor jugador del club, que enseña admirablemente bien y gracias a quien estoy haciendo progresos “teóricos”__
Así que había pensado que de regreso a Francia podría quizá jugar con Walter al menos vía telegrama__
Si Encontré en un libro la f manera de jugar por cable reduciendo los costos de tel del envío__
Les explico cómo es y les pido que guarden este papel hasta julio__ Si reciben un extraño telegrama desde Francia, ese será el inicio de una partida de ajedrez.”

Carta a Louise y Walter Arensberg, Buenos Aires, finales de marzo (de 1919).

 

 

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