Prensa Publicada

  • Título: Retratos de un mundo enfermo
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    Fecha: 16/01/2001
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    La Fundación Proa festeja su cuarto aniversario con una muestra de fotografías del genial fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Auspiciada por el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), la exhibición consta de más 300 fotos que retratan el éxodo y la pobreza en 40 países.
    Abrumado por los millones de refugiados, emigrantes y desposeídos que andan errando por el mundo, el brasileño Sebastião Salgado fotografió, recorriendo 40 países durante seis años y medio, a todos esos niños y adultos que viven entre la pobreza y la desesperación. Y el resultado de esa descomunal tarea se podrá ver hasta enero del año que viene en la Fundación Proa. Exodos, tal el nombre de la muestra, es un viaje por los rostros y rincones más desahuciados del Tercer Mundo. Son más de 300 fotografías distribuidas en cinco módulos (Refugiados, La tragedia africana, Latinoamérica, Asia y Los niños del éxodo) que funcionan como soporte de una visión profundamente crítica y que utiliza la imagen con una fuerza expresiva inusual en la fotografía artística. "Tengo la esperanza de que, como individuos, como grupos, como sociedades, seamos capaces de pararnos a reflexionar sobre la condición humana en este cambio de milenio", dice Salgado acerca de su trabajo, y agrega que "en su forma más primigenia, el individualismo sigue siendo la causa de la catástrofe. Tenemos que crear un nuevo régimen de coexistencia".
    El proyecto de Salgado incluye, junto a la exposición -que ya ha recorrido varias salas del mundo y está curada y organizada por Lélia Wanick Salgado-, la publicación de dos libros. Exodos es realizada en el contexto del III Festival Internacional de Cine y Video sobre Desarrollo Humano Derechos Humanos, Medio Ambiente y Desarrollo en América Latina, que comenzará formalmente a fines de este mes en Buenos Aires.



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  • Título: Sebastião Salgado "Exodos"
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    Fecha: 16/01/2001
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    Fundación PROA presenta a partir de noviembre y hasta finales de enero de 2001 la exhibición fotográfica "EXODOS" de Sebastião Salgado. La muestra está compuesta por 350 fotografías, retratando el fenómeno de los grandes movimientos de población en el mundo.
    Sebastian Salgado, reconocido fotográfo de medios internacionales trabajo en este proyecto a lo largo de 6 años en más de 40 países . La muestra está dividida en cinco capítulos: "Emigrantes y refugiados: el instinto de supervivencia", "La tragedia africana: un continente a la deriva", "Latinoamérica: éxodo rural, caos urbano", "Asia: el nuevo rostro urbano del mundo"y "Los niños del éxodo".



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  • Título: Sebastião Salgado "Exodos"
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    Fecha: 16/01/2001
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    Fundación PROA presenta a partir de noviembre y hasta finales de enero de 2001 la exhibición fotográfica "EXODOS" de Sebastião Salgado. La muestra está compuesta por 350 fotografías, retratando el fenómeno de los grandes movimientos de población en el mundo.
    Sebastian Salgado, reconocido fotográfo de medios internacionales trabajo en este proyecto a lo largo de 6 años en más de 40 países . La muestra está dividida en cinco capítulos: "Emigrantes y refugiados: el instinto de supervivencia", "La tragedia africana: un continente a la deriva", "Latinoamérica: éxodo rural, caos urbano", "Asia: el nuevo rostro urbano del mundo"y "Los niños del éxodo".



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  • Título: Sebastião Salgado provoca un debate sobre la globalización
    Autor: Rafael Sierra
    Fecha: 16/01/2001
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    MADRID.- Los personajes que Sebastião Salgado ha atrapado con su cámara arrastran historias que están marcadas por la globalización, por una economía despiadada que, sin tener en cuenta ninguna circunstancia, impone sus duras leyes a una sociedad.com o a pueblos condenados al éxodo para poder sobrevivir. Los defensores de la globalización son muchos; los detractores, que han hecho oír su voz en las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, también.
    Para analizar el fenómeno, la Fundación Retevisión y EL MUNDO organizaron ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en cuya sala de exposiciones se exhiben imágenes de Salgado que parecen haber sido captadas en el corazón del mismísimo infierno, una mesa redonda (Los desplazados de la otra globalización) en la que participaron periodistas y escritores como Fernando Baeta, Fernando Múgica, Julio Fuentes, Luis Pancorbo y Rafael Vila-Sanjuan, secretario general de Médicos Sin Fronteras. El encuentro fue moderado por el vicepresidente de la Fundación Retevisión, Luis González Seara, quien dijo: «Si nos situáramos delante del espejo de nuestra conciencia veríamos un rostro poco solidario. Exposiciones como las de Salgado son necesarias para no olvidarse de la realidad más dura».
    Lejos de remitir, las cifras de desplazados y refugiados irá en aumento. Fernando Baeta, director adjunto de este periódico, se mostró pesimista con las consecuencias de la globalización. «El primer mundo seguirá instalado en la comodidad y las diferencias con el tercer mundo se seguirán agudizando», dijo.
    Julio Fuentes mantuvo que «los pobres estarán cada vez más colonizados porque cada vez tienen más dependencias» de los países rícos. Múgica, por su parte, aseguró «que la miseria humana aburre soberanamente» a los lectores y a los espectadores de hoy y se mostró crítico con el papel que juegan los medios de comunicación en todo lo relacionado con el proceso de globalización al que asistimos. Pancorbo y Vila-Sanjuan, finalmente, hablaron de sus experiencias en distintos países marcados por los éxodos de sus poblaciones e instaron a los votantes a presionar a los Gobiernos para que las leyes empiecen a cambiar.
    Mercedes Milá, Jaime Garralda, Fernando Ballestero, César Contreras, Luis Revenga, Carmela García Moreno y César Antonio Molina fueron algunas de las personas que se encontraban entre el público, mayoritariamente joven, que ayer no quiso dar la espalda a la más cruda realidad.



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  • Título: Gran interés por la muestra de Salgado
    Autor: Agustina Lanusse
    Fecha: 15/01/2001
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    Las 350 fotos en blanco y negro del reportero gráfico brasileño conmueven al público al reflejar hondos dramas humanos.
    Es la segunda exposición más visitada en Proa, que abrió sus puertas en 1996.
    Las imágenes impactan por su crudeza.
    Retratan dolorosas migraciones masivas.
    La sala está repleta de gente en los salones de exposición de la Fundación Proa, de La Boca, y sin embargo reina un silencio de tumba. Las 350 fotografías que componen "Exodos", la última muestra del fotógrafo brasileño Sebastián Salgado (57 años), ya atrajeron a más de 11.000 personas en dos meses; ésta es la segunda exhibición más visitada en Proa.
    La muestra de arte mexicano con obras de Diego Rivera, Frida Kahlo y otros muralistas mexicanos logró atraer, en 1999, a 40.000 personas.
    Pero más allá del número, lo que llama la atención de la muestra de Salgado -organizada por la embajada de Brasil y auspiciada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-, que cierra a fines de enero, es cómo conmueve a los visitantes. Según la directora de la institución, Adriana Rosenberg, un gran número de personas se anotó para constituirse en voluntario de las Naciones Unidas, organización involucrada en la exhibición.
    ¿Qué es lo que atrae a tantos a recorrer la vida de millones de refugiados que sobreviven en condiciones de marginación y miseria? Los testimonios del cuaderno de visitantes ofrecen una explicación; la muestra sacude conciencias adormecidas. "No tengo palabras para describir lo visto"; "Me interpela profundamente", son algunas de las frases anotadas en el libro de entrada. Sobre todo, se nota que causa un fuerte impacto la sección "Los niños del éxodo", 90 fotos de menores vagando en campamentos de refugiados. Las expresiones caídas de sus ojos desnudan la tristeza de sus almas. Algunas, donde se los ve jugando entre la mugre, transmiten, sin embargo, cierta esperanza.
    Provocar el debate
    La muestra, en su totalidad, no hace otra cosa que narrar historias dramáticas. Salgado, reconocido como uno de los mejores fotógrafos contemporáneos, ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Artes, se autodefine como reportero gráfico. En rigor, se lo considera un documentalista. "Quiero crear una discusión sobre lo que está sucediendo en el mundo y provocar debate con estas fotos", confesó. " Hoy hay aproximadamente 500 millones de personas deseando moverse. Algunos saben a dónde van y confían en que les espera una vida mejor. Otros se limitan a huir. Muchos no llegarán vivos a su destino", aseguró en un reciente reportaje. "Quiero que la mayor cantidad posible de gente vea mis fotos, de manera que no pueda dar vuelta la cara e ignorar lo que pasa en la otra mitad del mundo", agregó.
    Esa "otra mitad" es lo que él refleja en "Exodos": inmigrantes mexicanos que se dirigen a EE.UU.; marroquíes que intentan entrar en Europa por España cruzando el estrecho de Gibraltar a bordo de pequeñas embarcaciones; judíos rusos que se asientan en Brooklyn (Nueva York); vietnamitas que huyen del régimen comunista en 1975, cuando el país se unifica. Refleja con franqueza brutal la agonía de los kurdos perseguidos en Turquía e Irak y el drama de los refugiados en la ex Yugoslavia, víctimas de las guerras en Bosnia (entre 1992 y 1995) y Kosovo (en 1999). No menos desgarradoras son las imágenes de Ruanda, del genocidio de los tutsis en 1994, masacre liderada por los hutus, entre muchas otras realidades.
    Cambio profundo
    Para realizar este extenso trabajo, Salgado viajó durante seis años por 40 países. Su fotografía -siempre en blanco y negro- se compone de imágenes del hambre y la soledad. Se ven esqueletos, cadáveres, gente despojada de todo tirada en refugios y vagones, o haciendo interminables colas para conseguir agua. Pero, en medio de la sombra, asoma cierta luz. La miseria retratada no es obscena; está tomada con dignidad. "Esa es la fuente de su inexplicable belleza", expresó el escritor uruguayo Eduardo Galeano al describir su obra.
    "Exodos" no sólo impacta al público. Los seis años de recorrido fueron una experiencia transformadora para su protagonista. "Me ha cambiado profundamente. Lo que aprendí de la naturaleza humana y del mundo en que vivimos me hizo dudar profundamente sobre el futuro de la humanidad", admitió al volver.
    El fotógrafo -que antes de consagrarse como tal trabajó como economista- viajó solo. Está casado con Lelia Wanick (curadora de "Exodos") y vive con ella en París. Pero a la hora de explorar el mundo opta por su sola compañía. "No quiero asistentes. Los humanos son increíbles. Cuando llegás solo, te reciben, te aceptan, te dan todo lo que necesitás y te enseñan todo lo que debés saber. Cuando llegás con dos personas, no discuten lo que es importante para ellos", dijo.
    Se interesa, además, por los proyectos a largo plazo. "Allí me encuentro en paz conmigo. Hay tiempo para ir a un lugar y entender lo que está sucediendo. Cuando trabajás rápido, lo que ponés en las fotos es lo que llevás dentro tuyo, tus ideas y conceptos", dijo. Cree que al emplear más tiempo ocurre algo especial. "Llega un momento en que no sos vos el que toma las fotos, los fotografiados te dan las fotos a vos", precisó.
    Y algo de esto ocurre en Proa cuando se recorre la muestra. Las personas de las fotos hablan de su dolor con sus miradas. Para el visitante, los enfrentamientos, las guerras civiles ocurridas en el siglo último, dejan de ser titulares fríos que se leen en el diario. Y se convierten, instantáneamente, en hombres y mujeres cercanos, de carne y hueso. Ante tal evidencia de sufrimiento no queda espacio más que para una cosa:el silencio. Ese silencio que es hondo y elocuente.



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  • Título: El zoom que apunta al infierno
    Autor: Betina Bracciale
    Fecha: 15/01/2001
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    Las últimas dos décadas del siglo XX, que según el historiador Eric Hobsbawn, deberían ser desgajadas de la centuria, fueron pródigas en crisis políticas y convulsiones que derivaron en múltiples conflictos en todo el mundo. Esta situación, que ha sido vastamente analizada en términos macro, por historiadores y economistas, es vista por la fotografía del brasileño Sebastiao Salgado a luz de lo que le pasa a la gente. Así, legiones de refugiados en Africa, Asia y Latinoamérica son cuidadosamente retratados por la cámara de Salgado en las peores situaciones de desolación y miseria.
    La muestra Exodos del reconocido fotógrafo trata básicamente esa tragedia agigantada del mundo actual. Es un proyecto de vastas dimensiones que comprende unas 300 fotografías realizadas por el autor desde 1993, un libro editado en varios idiomas, 30 cortos y esta muestra itinerante que recorre las principales capitales del mundo con el especial auspicio de organismos internacionales de refugiados.
    No es la primera vez que Salgado encara una empresa de esta envergadura. Ya a comienzos de la década del 80 realizó un ensayo fotográfico sobre los efectos de la sequía en la región de Sahel, en Africa, e inmediatamente después comenzó su famosa elegía documental sobre el fin del trabajo que se tradujo en su famoso libro Trabajadores, editado en siete idiomas.
    Nacido en 1944 en el estado brasileño de Minas Gerais, Salgado fue economista, doctorado en la Universidad de París, hasta que un viaje a Africa en 1973 lo inició en la pasión de registrar los resultados concretos de la políticas que conocía bien en teoría. Desde entonces trabajó como fotoperiodista para las agencias internacionales Sygma, Gamma y Magnum.
    Su obra es considerada algo así como la cumbre de un género, el de la fotografía documental, que gozó de un enorme prestigio desde la posguerra y sobre todo a partir de que fuera consagrada y valorada desde el prestigioso Departamento de Fotografía del MOMA de Nueva York.
    De hecho, aquello que en un principio parecía no tener aspiración artística alguna, así lo ha afirmado Salgado con frecuencia, se convirtió en el modelo de una estética que respetó puntualmente los valores canónicos de la fotografía moderna: toma directa, encuadre impecable, fidelidad tonal y un obsesivo cuidado por la calidad de las copias. Todos aspectos hicieron de las posibilidades técnicas del medio el lenguaje de la fotografía por excelencia.
    Nada de esto falta en las fotos de Salgado, por dramáticas que ellas sean. En sus poderosas imágenes, los atormentados refugiados tutsis son decididamente bellos, retratados a contraluz, amontonados en sus tiendas. Y las muchedumbres famélicas siempre tienen algo de los infiernos de los pórticos románicos. No hay duda que estan dirigidas a crear conciencia de una problemática social pero no se permiten descuidar ningún aspecto formal.
    Con todo lo conmovedoras que son, no dejan de traer a escena el debate abierto, en la última década, en torno del ensayo documental y su estética. Sobre todo a partir de la tremenda distorsión de lo real que caracteriza a la civilización de los medios a partir de la tecnología digital.
    En ese sentido, muchos fotógrafos del presente, más que insistir en la tradición del género como ha sido ejercida hasta ahora, la ponen bajo la lupa y se interrogan sobre el acierto de documentar tragedias de la magnitud de las de Exodos, sin poner estos principios en cuestión. Sobre todo porque el respeto a la tradición compositiva, de encuadres perfectos, contraluces y efectos tonales ha terminado por estetizar la realidad.



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  • Título: Exodos
    Autor:
    Fecha: 15/01/2001
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    Fundación PROA presenta en su sala de La Boca, hasta fines de enero, la exhibición fotográfica Exodos de Sebastiao Salgado. La muestra está compuesta por 350 fotografías, retratando el fenómeno de los grandes movimientos de la población del mundo.
    'Quiero que la mayor cantidad posible de gente vea mis fotos de manera que no pueda dar vuelta la cara e ignorar lo que pasa en la otra mitad del mundo, anunciaba Sebastiao Salgado en la inauguración de su muestra en París. Y con estas palabras resumimos la terea de uno de los mejores fptógrafos, si no el mejor, que nuestro sigllo supo conseguir. Salgado a sus 56 años no para de producir imáges fantásticas.
    Antes de colgarse la cámana al cuello salir por el mundo estudió Economía en Brasi, y hoy se gana la vida con una original agencia publicitaria que fundó junto a su esposa. Las obras de Salgado reflejan, de manera impecable y denotando una excelente técnica y manejo de la luz, las condiciones humanas más deplorables con las que convivimos.



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  • Título: Exodos en Proa (Salgado fotos)
    Autor: Miranda Shultz
    Fecha: 14/01/2001
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    Fotografiar los detalles de los movimientos migratorios que se dan en el mundo actual a Sebastiao Salgado -uno de los fotógrafos más prestigiosos del mundo- le tomó más de siete años. Las 350 fotografías que integran la megamuestra se exhiben, hasta fines de enero, en la Fundación Proa.
    Se podría partir de una idea: cada uno tiene una misión por cumplir. A esta idea se la podría completar con una frase dicha por Sebastiao Salgado: "espero que la persona que salga de ver mi exposición no sea exactamente la misma que era antes de entrar". Y así desechar todas las críticas que desde algún lugar se le hacen a este brasileño que desde hace décadas se encarga de mostrar el costado más oscuro de la humanidad. El de los que sufren. En la Fundación Proa, en La Boca, se expone hasta fin de enero Exodos el último de los trabajos de este fotógrafo brasileño considerado uno de los mejores del mundo. Una muestra fotográfica que refleja los movimientos migratorios. Una labor que realizó durante siete años en 47 países. "Fotografío mundialmente y quiero exponerlo mundialmente: cada uno de mis reportajes trata sobre la internacionalización, son una muestra de la condición humana de este planeta hoy en día", declaró al referirse a esta muestra que comenzó a girar por el mundo en marzo de este año. Mirá algunas fotos de Exodos de Salgado Sebastiao Gilberto Salgado nació en 1944 en Aimorés, en el estado de Minas Gerais, Brasil. Pero desde que la dictadura militar lo condenó al exilio, hace más de 30 años, vive en París. Su esposa fue quien le regaló la primera cámara. Tenía 29 años y un presente de economista. Pero el destino lo llevó a la ciudad africana de Sahel, en el Sahara, para hacer un informe para la Organización Internacional del Café sobre diversas regiones del Tercer Mundo. Ahí en ese lugar se encontró con la cara del horror en la sequía. "A pesar del bajo nivel técnico de las fotos que tomaba para enriquecer mis investigaciones, éstas mostraban mejor la realidad que mis largos legajos económicos". Con esta revelación dejó la teoría y se dedicó a fotografiar la realidad. Sus temas abordaron siempre la cuestión social que había estudiado desde la economía tanto en Brasil como en Francia. Fue a Vietnam, fotografió a trabajadores, a mujeres y a niños de todo el mundo pero sin caer en el lugar común al que puede tentar la miseria. Dejó de lado los golpes bajos. De ahí su método: viaja sólo, con poco equipaje. Tres cámaras y tres lentes le bastan para instalarse entre la gente. "Hay un tiempo para que el fotógrafo y la gente fotografiada se entiendan. Hay un tiempo para ir a un lugar y entender lo que allí está sucediendo, explicó en una entrevista hecha por Forum de Fotógrafos. Cuando trabajás rápido, lo que pones en las fotos es lo que llevas dentro tuyo, tus propias ideas y conceptos. Cuando empleas más tiempo en un proyecto, aprendes a entender los temas. Llega un tiempo en el que no sos vos el que está tomando las fotos. Algo especial ocurre entre el fotógrafo y la gente que es fotografiada. El fotógrafo se da cuenta de que ellos le están dando las fotos a él". Este fue el mecanismo que aplicó para trabajar en Exodos. El proyecto que inició en 1993 y que, ahora, se exhibe en Proa. El objetivo esencial de la muestra fue realizar una investigación para reflejar la gran saga de la reorganización de la familia humana en el fin de siglo. Una familia en la que millones de personas se desmembraron de la estabilidad milenaria de comunidades enraizadas y se encuentran en movimiento, trasladándose a otros destinos. "Lo que vi me hizo dudar profundamente sobre el futuro de la humanidad. Mi objetivo es crear una discusión sobre lo que está sucediendo en el mundo. Quiero que la gente recuerde lo que fotografío, no que aprecie la luz y la variedad de tonos. Estoy harto de oír discusiones estéticas sobre mis fotos" protestó en una entrevista. Y en otra dijo: "creo que la persona común puede ayudar mucho; no ofreciendo bienes materiales sino su participación, discutiendo, preocupándose realmente por lo que ocurre. Es lo más importante que podemos hacer para que las cosas no vuelvan a ocurrir de este modo." Y, para esto, convirtió su misión en fotos, las que hoy están colgadas por todo Proa. Exodos de Sebastiao Salgado está hasta el 31 de enero del 2001 en la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929). De martes a domingos de 11 a 19.



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  • Título: Fotografía "Exodos" - Sebastião Salgado
    Autor: Martín Fernández
    Fecha: 13/01/2001
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    Sebastião Salgado es uno de los fotógrafos - periodistas más importantes de la actualidad. La muestra " Exodos " esta compuesta por 350 fotografías tomadas durante 6 años en más de 40 países de todo el mundo. El objetivo de este proyecto fotográfico es mostrar el fenómeno de la migración y sus orígenes en toda su dimensión y diversidad.
    Esta muestra esta siendo presentado en paralelo en prestigiosas instituciones culturales en Francia, España, Estados Unidos y Brasil, entre otros países.
    El montaje de la exhibición se organiza de manera de que los visitantes puedan "viajar"a traves de las imágenes. "Exodos" va más allá de una mera exhibición fotográfica, es más amplia en su función de comunicación. Es posible ver a lo largo de toda la exposición el inmenso fenómeno de la organización de la humanidad a partir de los grandes movimientos migratorios. La muestra se complementa con diaporamas que ayudan al espectador a comprender la dinámica del trabajo y la forma general de esta aventura humana.
    La muestra está dividida en cinco capítulos: " Emigrantes y refugiados: el instinto de supervivencia", " La tragedia africana: un continente a la deriva", " Latinoamérica: éxodo rural, caos urbano", "Asia: el nuevo rostro urbano del mundo"y "Los niños del éxodo".



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  • Título: La otra mirada
    Autor: María Eugenia Ludueña
    Fecha: 12/01/2001
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    El fotógrafo Sebastião Salgado recorrió más de 40 países durante siete años para registrar el fenómeno más contemporáneo y global: las migraciones. El resultado del trabajo puede verse hasta el 28 de enero en la Fundación Proa. La muestra se divide en estos cinco temas:
    En una sociedad que todo el mundo predica como la más visual e informada de la historia del universo, Sebastião Salgado fotografía la zona más turbia de la humanidad. Mientras los "grandes" fotógrafos contemporáneos se dedican a producir millones de imágenes tan glamorosas, apelativas y fashion como olvidables, las postales testimoniales que penetran en nuestros ojos a través de los de Salgado parecen imposibles de borrar de las paredes de la mente. Y tocan directamente la piel. La impresionante muestra de fotografías "Exodo", que estará hasta el 28 de enero en la Fundación Proa, es la punta del iceberg del trabajo que lo llevó a Salgado por más de cuarenta países durante casi siete años. Esas imágenes fueron recogidas en el libro del mismo nombre. Entre sus páginas, además de las fotos en blanco y negro hay algunos textos de Salgado y Lélia Wanick, su mujer y socia en este proyecto (ella dirige la agencia de imágenes, diseña los libros y cura las muestras, y es la madre de sus dos hijos). Éxodos es, además, la primera gran empresa con que Salgado aterriza en Internet. En este sitio están muchas de las fotos de la muestra y del libro, acompañados por textos de Salgado. El dinero que consiguen en publicidad o aportes empresariales se utiliza para ayudar al Instituto de Terra. Este organismo está reforestando un área de Brasil, su país de origen de la pareja.

    El éxodo en primera persona

    Como los cientos de miles seres fotografiados mientras soportaban cualquier cosa al cruzar fronteras, obligados a procurarse una vida mejor, Salgado es también un inmigrante en tierras lejanas. Desde hace 31 años vive en París. Pero desde mucho antes entendió que las únicas paredes de su casa eran las del planeta Tierra. "Probablemente en mi destino estaba el movimiento", dijo el hombre que nació en una haciendo en Mina Gerais, Brasil en 1944. Hijo de un ganadero y único hermano de siete mujeres, a los cinco años la familia- de una situación económica muy privilegiada- se instaló en la pequeña ciudad de Aimorés. La adolescencia lo depositó en Vitoria (capital del estado de Espíritu Santo) para terminar el colegio y estudiar Ciencias Económicas en la Universidad. Allí conoció a su amor y compañera de ruta, Lélia. Juntos viajaron a San Pablo donde se graduó como economista. "Cada paso que daba era hacia un mundo más denso y urbanizado", dice el fotógrafo. El siguiente fue directamente una zancada. En 1969, con Brasil bajo un gobierno militar, Sebastião y Lélia cruzaron el charco y se instalaron en Francia como refugiados políticos.
    "No es sorprendente entonces que me identifique con cierta complicidad entre exiliados, migrantes y personas con nuevas vidas lejos del lugar donde nacieron", comenta el hombre empeñado en difundir una verdad elemental pero siempre necesaria de marketing: "El mozo salvadoreño en un restaurante de Los Angeles o el empleado pakistaní en Inglaterra, todo merecen nuestro respeto: todos han hecho un extraordinario viaje físico y espiritua para llegar adonde están. Cada uno contribuye a la reorganización de la humanidad y está implícito en esta parte de la historia".

    De cómo gestar y proyectar al ciudadano del mundo

    "Este libro cuenta la historia de la humanidad en movimiento. Es una historia molesta, porque poca gente elige salir a esta ruta. La mayoría es obligada a convertirse en migrantes, refugiados, o exiliados por fuerzas que escapan a su control, por pobreza, represión o guerra(...)Algunos saben hacia dónde van, confían en que una mejor vida los espera. Otros solamente marchan, aliviados por seguir vivos. Algunos nunca lo logran" escribió en Éxodos.
    Este trabajo es una suerte de continuación natural de sus trabajos anteriores, incluso de los primeros que realizó como fotógrafo. Con un doctorado en Economía y una cargo en la Organización Internacional del Café, en 1973 le pidió prestada una cámara a su esposa Lélia y lo que debía ser un informe de trabajo se convirtió en un cambio de rumbo. A partir de ahí pondría el cuerpo para capturar el alma de los resultados de las teorías economicas y ganaría reconocimiento internacional de las principales organizaciones por sus fotos. Trabajó para las agencias fotográficas Sygma (1974-1975), Gamma (1975-1979) y Mágnum (1979-1994). Anduvo por Latinoamérica, Asia y Africa registrando noticias y luego se embarcó en proyectos documentales más personales. El objetivo siempre fue contemplar las diferentes maneras de vivir y de sobrevivir de los seres más olvidados de la era postindustrial.
    Recién en 1994 fundó su propia agencia, Amazon Images, de la que Lélia es la directora. Juntos delinearon el proyecto "Exodos" y se lanzaron a la ruta. Para financiarlo produjeron historias especiales de esos viajes para revistas como Rolling Stone, El País Semanal, París Match o la dominical del New York Times, entre otras. La mayoría de las ganancias que producen las destinan a organizaciones humanitarias o a sus otros proyectos con amigos: plantar cinco millones de árboles en el Amazonas, financiar la construcción de una escuela agrícola y cambiar la mentalidad de las personas con respecto al cuidado del medio ambiente.

    La vida después de Exodos

    La experiencia de "Exodos", admite ahora Salgado, lo cambió profundamente. Las personas captadas por su cámara estaban en el peor momento de sus vidas: atemorizadas, amputadas, humilladas, hambrientas y despojados de todo. Salvo de la confianza en el otro y de la ilusión de que la cámara operaría como un micrófono frente al mundo, denunciando su situación. Cuando comenzó el proyecto Salgado ya estaba acostumbrado a trabajar en situaciones difíciles. Pero sentía que sus ideas políticas "ofrecían respuestas a algunos problemas. Antes de emprender este trabajo creia que la humanidad evolucionaba en una dirección positiva. No estaba preparado para lo que vendría. Lo que aprendí sobre la naturaleza humana y el mundo en que vivimos me hizo desconcierta profundamente con respecto al futuro".
    Basta contemplar alguna de estas fotos para sorprenderse con el modo en que el ser humano puede adaptarse casi a todo. Para entender que la pobreza es una isla gigante y sin fronteras, que hace que Bombay sea tan parecida a Jakarta como a México. Salgado confiesa que después de "Exodos" "aprendi a entender como nunca que todo lo que pasa en la tierra está conectado. Todos estamos afectados por la creciente brecha entre ricos y pobres, y esto se relaciona directamente con la destrucción del medio ambiente. Los que son arrancados de sus hogares son simplemente las victimas mas visibles de la convulsion social contruida por la humanidad".
    En algunos países donde se colgó la muestra, se acusó a Salgado de sentimentalista. De mostrar lo peor del ser humano y de aprovecharse de un drama mundial. Un anciano Henri Cartier Bresson abandonó su silencio para enfatizar que un fotógrafo como Salgado es necesario como nunca: provoca inquietud, incomoda, interpela, emociona. Claro: tal vez si las imágenes fueran más pintorescas y folclóricas, la sensación no sería tan cruel. En cambio, la "poesía del horror", como la bautizó Eduardo Galeano, nos cuestiona a los ojos e interpela directamente sobre qué puede hacer cada uno desde su lugar para aliviar tanto dolor global



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