“¡A todos los hombres vivos de la tierra!” (F.T. Marinetti. Fundación y manifiesto del Futurismo, 1909)
En una declamación pública -que terminaba en silbatina- o en palabras impresas en un volante, el Futurismo fue el primer movimiento artístico de las vanguardias históricas que nació con la proclama y la publicación de un manifiesto, inaugurando así, la expresión de los artistas de una voluntad de programar su misión en el campo del arte y la cultura.
La esencia de estos manifiestos está también en la provocación y nos sorprenden con un discurso muchas veces violento, desubicado, poco veraz o pretencioso; con promesas “incorrectas” declarando la guerra como higiene del mundo o una fe irracional en el progreso. También, como testimonios de su época, promulgan nuevos paradigmas de belleza ligados a la velocidad de las máquinas y la aceleración de la vida moderna junto a otros tantos fanatismos a favor o en contra, lo cierto es que todas las propuesta resultan siempre verbalmente extremas.
Para Filippo Tommaso Marinetti, fundador del movimiento, los manifiestos son armas de lucha y, el gesto de publicarlos en periódicos, revistas o como volantes, reafirma la tarea de multiplicar la voz de estos escritos, y de sumar adeptos a las huestes del futurismo. Los manifiestos históricos, asumen al pasado como objeto de su furia y destrucción, presentando las imágenes del mundo moderno y exaltando sus nuevos “valores”. Los manifiestos políticos, ofrecen un programa de acción, documentan la génesis del fascismo y, aunque sus gestos quedaron en un terreno simbólico, las filiaciones con el proyecto comunista, con el culto a la guerra, le otorgaron un perfil muy particular al movimiento. Y los manifiestos técnicos aportan la verdadera bomba cultural, son los que incluso desde la estructura de escritura destruyen la sintaxis, la redacción, utilizan los verbos sólo en infinitivo, sin adjetivos ni adverbios y abusan del recurso de las puntuaciones y otros signos. También le atribuyen formas a las palabras e incorporan palabras y letras a las formas, un espacio de verdadera invención.
Manifiestos futuristas: selección de fragmentos
Fundación y Manifiesto del Futurismo
Manifiesto de los pintores futuristas
La pintura futurista. Manifiesto técnico
Manifiesto de la Mujer futurista
Manifiesto técnico de la literatura futurista
Manifiesto de la arquitectura futurista
Fundación y Manifiesto del Futurismo. F.P. Marinetti, 29 de febrero de 1909
Este Manifiesto fundacional fue publicado en el diario francés LE FIGARO por primera vez.
Nosotros cantaremos las grandes muchedumbres agitadas por el trabajo, el placer y la revuelta, cantaremos las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas, cantaremos el vibrante fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas, cantaremos las estaciones voraces, devoradoras de sierpes humeantes, las fábricas que cuelgan de las nubes del retorcido humo de sus chimeneas, los puentes semejantes a colosales gimnastas que atraviesan los ríos relampagueando al sol con un fulgor de cuchillos, los vapores aventureros que olfatean el horizonte, las locomotoras de pecho ancho que resuellan sobre los rieles como enormes caballos de acero embriagados de tubos, y el vuelo de los aeroplanos, cuya hélice ondea al viento como una bandera y parece aplaudir como una multitud entusiasta.
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Manifiesto de los pintores futuristas. Umberto Boccioni, Carlo D. Carrà, Luigi Russolo, Giacomo Balla y Gino Severini. 11 de febrero de 1910
“(…) ¡Compañeros! Nosotros declaramos que el triunfal progreso de la ciencia ha marcado cambios tan profundos en la humanidad que ha abierto un abismo entre los dóciles esclavos del pasado y nosotros, libres y seguros de la radiante magnificencia del futuro.”
(…) ¡Ya hemos soportado demasiado a esos impotentes pintores domingueros!”
(…) Estas son nuestras conclusiones definitivas. Con nuestra entusiasta adhesión al Futurismo, nosotros queremos:
¡Que los muertos sean sepultados en las recónditas entrañas de la tierra! ¡Que las momias no estorben en el umbral del futuro! ¡Abran paso a los jóvenes, a los violentos, a los temerarios!”
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La pintura futurista. Manifiesto técnico. Umberto Boccioni, Carlo D. Carrà, Luigi Russolo, Giacomo Balla y Gino Severini. 11 de abril de 1910
“(…) NOSOTROS PROCLAMAMOS
NOSOTROS COMBATIMOS:
Nos toman por locos. Nosotros, en cambio, somos los Primitivos de una nueva sensibilidad completamente transformada.
Fuera de la atmósfera en la que vivimos nosotros, no hay más que tinieblas. Nosotros, los Futuristas, ascendemos hacia las cimas más excelsas y radiantes, y nos proclamamos Señores de la Luz, pues abrevamos en las fuentes vivas del Sol.”
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Manifiesto de la mujer futurista. Respuesta a F. T. Marinetti. Valentine de Saint-Point. 25 de marzo de 1912
“(...) Es absurdo dividir a la humanidad en hombres y mujeres, pues la humanidad está compuesta solamente de femineidad y de masculinidad. (...)
Un individuo exclusivamente viril no es otra cosa que una bestia; un individuo exclusivamente femenino no es otra cosa que una hembra.
(...) Lo que más les falta tanto a hombres como mujeres es virilidad. (...)
Para devolverle cierta virilidad a nuestra raza entumecida en la femineidad es necesario arrastrarla a la virilidad, hasta la bestialidad.
Pero para alcanzar ese período de humanidad superior, hay que imponerles a todos, hombres y mujeres débiles por igual, un nuevo dogma de energía.
Toda mujer debe poseer no solamente virtudes femeninas, sino cualidades viriles (...).
Pero en el período de femineidad en el que vivimos, sólo es saludable volcarse de lleno al otro extremo. Y es la bestia la que debe ser propuesta como modelo.
(...) ¡Basta de mujeres bestialmente amorosas, que destruyen hasta la fuerza renovadora que entraña el Deseo! (...)
Pero se deja de lado el Feminismo. El Feminismo es un error político. El Feminismo es un error cerebral de la mujer, un error que su propio instinto terminará por reconocer.
No hay que darle a la mujer ninguno de los derechos que reclama el Feminismo. Concederles esos derechos no produciría ninguno de los desórdenes augurados por los futuristas, sino que determinaría un exceso de orden. (...)
Devuélvanle a la mujer su crueldad y su violencia, que la hacen encarnizarse con los vencidos, porque han sido vencidos, hasta el punto de mutilarlos. Dejen ya de predicarle la justicia espiritual, que en vano se ha esforzado en conquistar.
¡Mujeres! ¡Vuelvan a ser sublimemente injustas, como todas las fuerzas de la naturaleza! (...)
¡Mujeres, que se han desviado durante tanto tiempo por los prejuicios y la moral, recuperen su instinto sublime, regresen a la violencia y a la crueldad! (...)
Le deben héroes a la humanidad. ¡Dénselos!”
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Manifiesto técnico de la literatura futurista. F. T. Marinetti. 11 de mayo de 1912
“(...)
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La arquitectura futurista. Manifiesto. Antonio Sant’Elia. 11 de julio de 1914
“(...) Lo que se suele llamar arquitectura moderna es una mezcolanza disparatada de elementos de los estilos más variados, usados para disfrazar el esqueleto de la casa moderna.
(...)
Esta es la suprema imbecilidad de la arquitectura moderna, que se repite con la complicidad mercantil de las academias, cárceles de la inteligencia donde se constriñe a los jóvenes a la onanística reproducción de los modelos clásicos, en vez de alentarlos a explorar nuevos límites y a solucionar un nuevo y acuciante problema: la casa y la ciudad futuristas. Una casa y una ciudad que sean espiritual y materialmente nuestras, donde la agitación de la vida moderna no parezca un anacronismo grotesco. (...)
En la vida moderna, el consiguiente proceso de evolución estilístico de la arquitectura está detenido. La arquitectura se despega de la tradición. Se vuelve a comenzar de cero por fuerza.
(...) Hemos perdido el sentido de la monumentalidad, de lo pesado, de lo estático, y hemos enriquecido nuestra sensibilidad con el gusto por lo liviano, lo práctico, lo efímero y lo veloz. (...)
Nosotros debemos inventar y reedificar la ciudad futurista como si fuera una inmensa cantera en constante cambio, ágil, móvil, dinámica en cada una de sus partes, y la casa futurista como si fuera una máquina gigantesca. (...)
YO COMBATO Y DESPRECIO:
Y PROCLAMO: