Srdjan Keča (Serbia)
Director de cine documental y artista visual. Estudió Física en la Universidad de Belgrado y realización de cine documental en los Ateliers Varan, en París. En 2011 obtuvo su Master of Arts de la UK National Film and Television School (NFTS). Sus proyectos incluyen: Mirage, un documental experimental que explora las marcas de los desplazamientos y la nostalgia en la ciudad de Dubai, A Letter to Dad, ensayo sobre la familia, la guerra y el olvido, y Museum of the Revolution. Sus films fueron exhibidos en distintos festivales internacionales de documentales. Mirage, su film de graduación en la NFTS, ganó el premio Best Central and Eastern European Documentary en 2012, entre otros. Recientemente, Museum of the Revolution abrió la edición 2014 de la Bienal de Arquitectura de Venecia.
Vive en Serbia.
Museum of the Revolution [Museo de la Revolución], 2014
Video, duración: 25’, cortesía del artista
Presentado por Belgrade Cultural Center, Belgrado
En 1961, un atrevido diseño del artista y arquitecto Vjenceslav Richter fue seleccionado para lo que sería uno de los más destacados edificios socialistas en Yugoslavia: El Museo de la Revolución en Nuevo Belgrado. El proyecto presentado por Richter comenzaba con estas palabras:
“El propósito e idea de este museo es salvaguardar la verdad sobre nosotros. De él se desprende su extraordinaria importancia, que encuentra su confirmación en el lugar asignado.
Por lo tanto, es imposible acercarse a la solución de este problema con un arsenal de nociones convencionales sobre museos, no importa cuán válidas sean las soluciones que de ellos se desprendan.
La realización del Museo de la Revolución tiene que expresar una idea general y grandiosa.
Nuestra idea, y la idea de nosotros.
Es tan nuestro, como nuevo y auténtico.”
Estas seis oraciones son leídas como un poema, e inmediatamente aceleran el corazón de quienes conocen el destino del Museo y de su edificio. Para alguien nacido y criado en Yugoslavia, tiene bastante sentido que semejante proyecto nunca llegara a su máxima expresión. Los hechos sugieren que durante décadas, los cambios de sitio, de financiamiento y legislación, permitieron el eventual abandono de tan ambicioso proyecto.
Sin embargo, aún hay vida debajo de estas cenizas. El gran nivel subterráneo construido en 1978-79 subsiste, ahora es un laberinto, hogar compartido por vagabundos, personas rechazadas por sus familias, veteranos de guerra y rumanos. Está oculto en algún lugar entre los edificios del gobierno y el centro comercial más grande en los Balcanes.