22 de Febrero de 2007
Clarín publicó un adelanto de la muestra de Duchamp en Proa
El diario Clarín publicó en su edición del sábado 17 de febrero de 2007 una nota adelantando la muestra del artista Marcel Duchamp en Fundación Proa.
El periodista Fernando García destaca que será la primera vez que se presentará en Buenos Aires una exhibición íntegramente dedicada al artista francés, y deja ver su entusiasmo por algunas de las destacadas obras que se presentarán, como "El gran vidrio" y los "ready mades".
Nota Publicada en Clarín el 17-02-2007
CULTURA : UN PENSADOR Y ARTISTA FRANCES QUE ANTICIPO EL PAISAJE CULTURAL CONTEMPORANEO
Por primera vez, se verá una muestra de Marcel Duchamp en Buenos Aires
PorFernando García
Será en 2008 en la Fundación Proa. Traerán obras notorias como "El gran vidrio". La muestra sucederá a 90 años de su legendario y secreto paso por Buenos Aires.
A exactos 90 años de su mítica estadía porteña, Marcel Duchamp regresará en espíritu a esta ciudad que le fue ajena con una gran muestra de 120 obras que la Fundación Proa presentará para la reapertura de su edificio boquense en junio de 2008. La muestra se viene preparando en secreto hermético desde enero de 2006 y tanto Proa como el Museo de Filadelfia (reservorio de la obra duchampiana) confirmaron a Clarín su realización.
Adriana Rosenberg, directora de Proa, y Cynthia Mezza, coordinadora del proyecto, adelantaron que la muestra de Duchamp no es una retrospectiva sino que está focalizada en su trabajo a partir del objeto; del revolucionario concepto del ready made en adelante. "Proa siempre elige mostrar el momento destacado en una obra. ¿Qué dejó Duchamp para la historia del arte? El objeto, la bidimensión", dijo Rosenberg.
La idea del ready made (algo que ya existe) simbolizada sobre todo por el mingitorio que exhibió en Nueva York en 1917 y por la icónica Gioconda bigotuda consiste básicamente en apropiarse de objetos no artísticos para hacerlos orbitar en el circuito del arte. A partir de Duchamp, el artista señala y en ese señalamiento reside su obra. Así de sencillo como parece, es un concepto cuya profundidad sigue explorándose. En 2004, una encuesta entre las 500 personas más influyentes del arte en Inglaterra eligió a Fountain ("Fuente", el famoso mingitorio) como la obra de arte más influyente del siglo XX.La idea de Duchamp (clave para movimientos posteriores como el pop y el conceptualismo) trasciende el hermetismo y forma parte del paisaje cultural. Desde el "Pierre Mennard" de Borges a la concepción de los Sex Pistols; en el último hit de Madonna (un ready made de Abba) y también en una reciente publicidad que rescató entero un aviso de los 80 (aquel de Colbert) para promocionar un préstamo.
Los ready mades célebres que Duchamp hizo antes de 1920 y replicó en los años 60 poco antes de su muerte estarán todos en Proa. Vale la pena aclarar que nunca hubo en Buenos Aires una muestra integral de Duchamp (sí se vieron obras en "Dada y Surrealismo" que montó Malba en 2004) y que tras su paso por Proa seguirá a San Pablo.
En la muestra porteña se verá por primera vez la obra que muchos duchampianos consideran su everest: El gran vidrio. Vendrá directamente del Moderna Museet de Estocolmo tras la gestión personal del coleccionista Jorge Heft quien lleva diez años impulsando esta muestra con Lars Nittve, director del museo sueco. El gran vidrio es el artefacto con el que Duchamp dispara contra la tradición retiniana del arte. Una paradojal pieza de erotismo-conceptual que se acompaña de la Caja Verde (un conjunto de anotaciones sobre la idea final) que también se verá en Proa.
El envío formado por colecciones públicas y privadas de EE.UU, Francia, Suecia, Suiza, Israel y Bélgica está valuado en 25 millones de dólares (el récord de Duchamp en subastas es de 1,7 millones de dólares) y viene, además, con una bendición. La que Jacqueline Matisse Monnier, nieta de Henri Matisse e hijastra de Duchamp, le dio a Heft en París. Responsable del archivo Duchamp, ella sugirió a la estadounidense Elena Filipovic como curadora y allanó el camino: "Es una deuda pendiente con su memoria. Buenos Aires es la única ciudad en la que vivió aparte de París y New York".
Sus nueve meses porteños
La estancia de Duchamp en Buenos Aires, entre setiembre de 1918 y junio de 1919, es un paréntesis difuso en sus oscilaciones entre París y Nueva York. "Los Estados Unidos habían entrado en guerra en 1917, y yo, que me había ido de Francia por falta de militarismo o, si se quiere, de patriotismo, me enfrentaba a un patriotismo peor, el patriotismo norteamericano", contó cincuenta años después. El 14 de agosto de 1918 se embarca junto a su amiga Yvonne Chastel, en el SS Crofton con destino a Buenos Aires. Al fin, llega a Buenos Aires, donde se cree que no conocía a nadie, el 9 de setiembre de 1918 sin una idea clara de su destino.
Los rastros de su estancia están en unas pocas cartas y algunos testimonios fragmentarios. Vive en un departamento en Alsina 1734 y ubica su taller en una habitación de Sarmiento 1507 (actual plaza seca del Centro Cultural San Martín). Se cree que ahí trabajó en detalles de diseño de "El gran vidrio", que terminaría en 1923. Durante su estancia aquí es testigo de la Semana Trágica, le envía un ready made por correo a su hermana e inicia una larga serie de experimentos capilares al raparse. Alaba la manteca porteña pero desdeña su ámbito artístico.
"Nada aquí: ni siquiera ateliers. Los pintores aquí son jóvenes educados que viven con sus familias y usan el sótano o un patio cubierto como atelier", le escribe a Florine Stettheimer. El ajedrez ocupa su vida: diseña un tablero y juega partidas por correspondencia y hasta frecuenta un club.
Aquí recibe la noticia de la muerte de su hermano Raymond y de su amigo, el poeta Guillaume Apollinaire. En junio de 1919, Duchamp se embarca hacia Francia. Fin.
