Prensa Publicada

  • Título: Diario. Mona Hatoum trajo una obra de fuertes contrastes.
    Autor: Ana Martínez Quijano
    Fecha: 04/05/2015
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    Mona Hatoum trajo una obra de fuertes contrastes

    Entre las influencias en la obra de Hatoum, el recurso de establecer contrastes entre estetización y violencia se suma a la estrategia de los cambios de escala, práctica que se remonta a los tiempos surrealistas.

    Desde que abrió sus puertas en el barrio de La Boca con una muestra del mexicano Tamayo, la Fundación Proa cumple con la misión didáctica de presentar artistas internacionales que rara vez llegan a la Argentina. La exhibición de la artista Mona Hatoum (Beirut, 1952) radicada entre Londres y Berlín, cumple una vez más con este objetivo. El público porteño y, sobre todo, nuestros artistas, tienen la posibilidad de conocer de modo exhaustivo a una figura que supo ganar espacio en el circuito contemporáneo y gestar una carrera internacional. Hatoum llegó a Proa para montar una muestra antológica junto a la curadora Chiara Bertola, pero además para contar cuál es el sentido de su obra. La muestra revela sus secretos. La trayectoria de Hatoum, sus estudios de diseño gráfico, su trabajo en una agencia de publicidad estadounidense, su primer viaje a Europa y la experiencia de quedarse a vivir en Londres cuando al promediar la década del 70 estalló la guerra civil libanesa, está ligada a una estética politizada y cosmopolita. "Ni siquiera antes de irme de Beirut habría sido capaz de identificar qué parte de mí misma provenía de la 'tradición árabe' y qué parte respondía a una influencia 'extranjera'". 

    Hatoum quería estudiar arte y finalmente lo logró, pero su paso por el mundo del diseño dejó una huella inocultable en gran parte de sus obras. "Naturaleza muerta. Gabinete médico", se titula una vitrina que contiene formas que se asemejan a los globos de cristal navideño o a radiantes envases de perfume, aunque, en realidad, reproducen algunos "modelos" de granadas de mano. La obra es deudora del diseño de alta gama. La violencia subyace bajo la estetización exacerbada de los colores y las formas sopladas en cristal de Murano. El gran "remedio" para la humanidad permanece en un gabinete médico (al igual que las pastillas de Damien Hirst). 

    La obra de Hatoum es ambiciosa: sabe sacar partido de las influencias, conoce los secretos del poder evocativo y trabaja la ambigüedad para abrir cauce a un amplio caudal interpretativo. En algunas obras resuenan los rasgos de otros artistas. La imagen de una mujer bordando fotografiada sobre tules superpuestos trae el recuerdo de los personajes borrosos de Gerard Richter. 

    Al ingresar a la sala de Proa, un cubo realizado con alambre de púas contrapone su formato minimalista a la carga ofensiva-defensiva del material. Luego, frente al rigor del alambre de púa hay una red evanescente tejida con pelo humano y, junto a ella, resplandece el cristal de Murano de la instalación "Una salpicadura más grande". Rojas como la sangre, las dramáticas salpicaduras son una referencia -acaso cínica- a la pintura "The Grand Splash" de David Hockney y también a la felicidad que irradian sus famosas piletas. El sentido oscuro de las gotas de sangre se acentúa con la comparación. 

    El recurso de establecer contrastes entre estetización y violencia, se suma a la estrategia de los cambios de escala, práctica que se remonta a los tiempos surrealistas. El más notable es el de dos gigantescos ralladores de cocina presentados con las dimensiones de un biombo y un diván. Las cosas cambian también su función. "Lo siniestro"freudiano, aquello familiar que puede volverse terrorífico, es una constante en la producción. Como quien cuelga una ristra de chorizos en la cocina, Hatoum suspendió coladores, sillas, una tijera y un cucharón, entre otros objetos culinarios atados a un cable. La obra se llama "Electrificado" y culmina en un enchufe. 

    Si bien en la concepción de las obras -antes que la imaginación poética- se percibe el predominio de un método bien estudiado , el aporte de la sensibilidad corre parejo con la libertad de expresar sensaciones. "Ahogando penas, Cachasa" consiste en una serie de botellas ingeniosamente cortadas que parecen flotar en el mar. 

    La artista dedicó una sala a las cuestiones donde se cruzan cuestiones públicas y privadas. Allí mismo montó una vívida proyección con sonido que captura el movimiento de la vereda de Proa y la vista del paisaje que llega hasta el Riachuelo. 

    Luego, la más abstracta y enigmática de las instalaciones es "Turbulencia", una inquietante marea de bolillas de cristales negros inspirada en el acuerdo de Oslo para la paz entre Israel y Palestina. 

    Los soldaditos de juguete pero bien armados, recortados en la pantalla de una lámpara con bellas estrellitas, proyectan una danza macabra sobre las paredes de una salita en penumbra. Una extensa serie de bordados realizados en fundas para almohadas exaltan la condición femenina. La artista trabajó en un hospital con las madres de niños con enfermedades cardíacas y les pidió que bordaran sus sueños. El dolor está sin embargo ausente en los elaborados diseños (dato perceptible si se cotejan las obras con los bordados de Feliciano Centurión). 

    Un capítulo aparte es el de los mapas. Para comenzar, hay un planisferio devastado a mano sobre papel de arroz. El hemisferio Norte tiene una dimensión menor que la de África y América del Sur. La proporción del mapa agrandado en el Sur y encogido en el Norte coincide con el planisferio desplegado sobre una alfombra Bukhara. Hay sobre el piso un ominoso manto de jabones con pequeñas cuentas color rosa que apenas dejan adivinar un recorrido y, en abierto contraste, hay un globo terráqueo cuyos meridianos y paralelos son de hierro, indestructibles. 

    En su texto "Del rigor en la ciencia", Borges describe el Arte de la Cartografía y la imposibilidad de realizar un mapa que coincida con el territorio. Se sabe, el mapa es una convención siempre sujeta a revisión. Pero ante la producción de Hatoum, una artista cuyas raíces están atadas al convulsionado territorio de Medio Oriente, resulta imposible olvidar que el mapa es el sitio donde se definen las fronteras políticas.



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  • Título: Diario. Entre la guerra y lo íntimo
    Autor: Suplemento Ñ
    Fecha: 22/04/2015
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    Mona Hatoum perturba en Proa con su mirada llena de ironía sobre la vida diaria, el conflicto y la falta de libertad

    Como Austerlitz, el personaje de la novela de G. Sebald, cuya vida modificó el drama europeo de los años 30-40 del siglo pasado, a Mona Hatoum le tocó el fin de ese drama y el comienzo de otro en Palestina. Nacida a los pocos años que sus padres se exiliaran en Beirut tras el fin de la dominación británica que dio origen al Estado de Israel, podría decirse que su historia personal, como la de Austerlitz, se funde con el drama de su época. Otras tensiones, otras geografías pero los mismos efectos en los seres humanos, obligados a desplazarse de aquí para allá.

    Hatoum tenía poco más de veinte años cuando la guerra civil en el Líbano la sorprendió en Londres sin posibilidades de regresar al lugar donde nació y creció. Esa circunstancia no deseada la obligó a buscarse un espacio y también un modo de vida. Así acabó instalándose en Londres, donde llegó a convertirse en una destacada figura del arte local hacia fines de los 80. No son pocos los historiadores y teóricos como Rosalind Krauss que han resistido los datos de la biografía como causa y explicación de la obra de los artistas pero en este caso es imposible negar lo mucho que incidió en la mirada de Hatoum la condición de migrante obligada por la violencia desatada en su tierra.

    Mucho de esto se advierte en obras tempranas como “Over my dead body” (sobre mi cadáver) , de 1988, la imagen tamaño afiche que enfrenta a la propia Hatoum resistiendo a un pequeño soldado montado en su nariz. Pero también sobrevuela obras más recientes, como “Misbah”, de 2006. Aquí es una típica lámpara oriental de bronce calado ( misbah es lámpara en árabe) que retoma la figura del soldado y otros signos gráficos de violencia como motivos decorativos y los proyecta como luces de una linterna que convierte en sucesión de violencia lo que suele ser una experiencia ensoñadora. En otros casos como “Natura Morta”, de 2012, son finas piezas de cristal de murano que se ordenan en los estantes de una vitrina médica en formato granada de mano. Se trata en este caso de una versión acotada de la gran instalación en forma de espiral de vidrio que la artista presentó en la Fundación Querini Sampalia de Venecia en 2009 como evento colateral de la Bienal de ese año.

    La curadora en aquella ocasión fue Chiara Bertola, también responsable por el conjunto que llegó por primera vez a Buenos Aires como parte de una gira latinoamericana. Integrado por instalaciones, videos, fotografías, esculturas y objetos de la artista brinda un panorama considerable de su producción desde fines de los 80 hasta el presente. Dentro de él no todas las obras de Hatoum remiten de ese modo directo a la violencia. A veces lo hacen a través de sus efectos colaterales que asumen la forma de desplazamientos perceptuales que, podría decirse, corresponden a dislocaciones de otro tipo que abonan el desconcierto. Como si las cosas, súbitamente descolocadas, no pudieran encontrar del todo una forma ni un lugar de pertenencia. Ocurre con piezas como “Daybed” (sofacama) y “Paravent” (biombo), ambas de 2008. En estas dos obras se pueden leer referencias al minimalismo a través de distorsiones que llevan a escala de sólida pieza industrial de acero un par de simples ralladores de cocina. Pero algo bien distinto ocurre con “Cubo”, una de las primeras piezas que encuentra el visitante en Proa, y con “Globo”, dos piezas de claras reminiscencias minimalistas. En esta última, la estructura que deviene del cruce entre paralelos y meridianos convierte las típicas grillas minimalistas en rejas o jaulas. En última instancia, sugiere la artista, este globo de acero, que se presenta con el grado de inclinación de la Tierra, se ha convertido en un espacio de confinamiento. La reconfiguración (y cuestionamiento) de mapas ha sido otro de los tópicos de la artista, tal como se advierte en “Baluchi (Blue and Orange)”, la obra de 2008 en la que alteró el mapa del mundo en la superficie de una alfombra a partir de arrancar partes de la lana como si hubiera sido comida por polillas. En “Routes” alteró los mapas de rutas de compañías aéreas y en “Present Tense” (tiempo presente), la instalación realizada con tradicionales jabones de aceite de oliva de Nablus, representó el mapa del Acuerdo de Paz de Oslo, firmado en 1993 entre israelíes y palestinos. Concebida tres años después para la Anadiel Gallery de Jerusalem, el diseño de esta instalación puso de relieve la intención subyacente de dividir y controlar la zona.

    No cabe duda que la de Hatoum es una mirada crítica que se dirige tanto a la realidad política como a ciertos movimientos connotados de la propia institución arte. Pero sus estrategias también recurren a la parodia. El arte de Hatoum es difícil de tolerar, escribió Edward Said (como el mundo del refugiado, que está lleno de estructuras grotescas que revelan exceso y escasez al mismo tiempo), pero hay que verlo como un arte que parodia la idea de una sola patria. Un universo más íntimo se desliza en “Medidas de distancia”, el video de 1988 que traduce el particular vínculo con su madre desde la lejanía. También en la instalación “Soñando despierto”, que ocupa el centro de la segunda sala en Proa y realizó en San Pablo a fin del año pasado con bordados de mujeres que acompañan a sus hijos enfermos. Sin embargo, en este mismo ámbito el mundo exterior no queda afuera: irrumpe a través de “Ventana”, una trasmisión en tiempo real de lo que ocurre en la vereda.


    FICHA
    Mona Hatoum

    Lugar: Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929).
    Fecha: hasta el 14 de junio.
    Horario: martes a domingos, 11 a 19 hs.
    Entrada: $ 25. Los martes, estudiantes y docentes, gratis.



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  • Título: Diario. Las ventanas sonoras de Hatoum
    Autor: Martín Bauer
    Fecha: 18/04/2015
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  • Título: Diario. Entre lo familiar y lo extraño.
    Autor: Fabián Lebenglik.
    Fecha: 14/04/2015
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    Entre lo familiar y lo extraño

    La Fundación Proa presenta en estos días y hasta el 14 de junio una muestra de la artista palestina británica Mona Hatoum, nacida en Beirut en 1952 y residente en Londres desde mediados de los años ’70.

    La exposición, que viene de haber sido exhibida en la Pinacoteca del estado de San Pablo, cuenta con curaduría de Chiara Bertola e incluye instalaciones, videos, fotografías, esculturas y objetos que en conjunto presentan un breve y elocuente panorama de la obra de esta artista que hace varias décadas cuenta con gran reconocimiento internacional.

    “Familiaridad y extrañeza quedan trabadas de la manera más insólita, adyacentes e irreconciliables al mismo tiempo”, escribió Edward Said en un ensayo dedicado al trabajo de la artista.

    La afirmación de Said se comprueba en el cambio de función que Hatoum les da a los objetos. Una de las obras más difundidas de esta exposición consiste en un biombo hecho con un rayador enorme. Los cambios de escala y función le otorgan a este objeto la doble cualidad citada por Said: familiaridad y extrañeza (par conceptual que a su vez fue estudiado por Freud).

    Pero la extrañeza crece y sugiere sentidos perversos e incluso violentos cuando vemos la estratégica compañía que se eligió para el biombo en un guión que, siguiendo las ideas de la artista, contrasta de manera inteligente delicadeza y contundencia: formas poéticas para denunciar la violencia. Junto al rayador en escala monumental que, plegado, oficia de biombo, hay otro objeto, un “sofacama” que, aunque luce bellísimo y parece un mueble de diseño, no resultaría cómodo, porque se trata de otro rayador fuera de escala cuyos enormes filos cortantes lucen listos para cumplir con su función original.

    “La domesticidad –escribió Said sobre la obra de Hatoum– se ve así transformada en una serie de objetos amenazantes y radicalmente inhóspitos cuyo nuevo uso, presumiblemente no doméstico, está aún por definirse. Son objetos irredentos cuyas distorsiones no pueden mandarse a corregir o revisar, ya que su antigua dirección resulta ilocalizable y de hecho ha quedado anulada.”

    Para trazar someramente su carrera, puede decirse que la artista se formó en Londres entre 1975 y 1981 en la Byam Shaw Scholl of Art y en la Slade School of Art.

    En los años ’80 realizó residencias artísticas en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos. Hasta fines de la década del ’80 su obra se centró fundamentalmente en torno del video y la performance, y desde fines de los ’80 y principios de los ’90 se inclinó por las instalaciones y la escultura.

    Presentó exposiciones individuales en Chapter Gallery (Cardiff, 1992), Arnolfini (Bristol,1993), Centro Georges Pompidou (París, 1994), Museo de Arte Contemporáneo de Chicago (1997), The New Museum of Contemporary Art (Nueva York, 1998), Castello di Rivoli (Torino, 1999), Tate Britain (Londres, 2000), Hamburger Kunsthalle, Kunstmuseum Bonn; Magasin 3, Estocolmo (2004) y en el Museum of Contemporary Art (Sydney, 2005); así como en varios lugares en Canadá. En 1995 fue finalista del Premio Turner. Participó en la Bienal de Venecia (1995, 2005), Documenta XI, Kassel (2002), Bienal de Sydney (2006), Bienal de Estambul (1995, 2011) y la Quinta Bienal de Arte Contemporáneo de Moscú (2013). Sus muestras más recientes tuvieron lugar en Beijing (2009), Fondazione Querini Stampalia, Venecia (2009), Beirut Art Center (2010), Le Grand Monde, Fundación Marcelino Botín, Santander (2010) y, como ganadora del premio Joan Miró en 2011, presentó una exhibición individual en dicha institución de Barcelona en 2012. Entre 2013 y 2014 expuso de forma individual en el Kunstmuseum St. Gallen y presentó la retrospectiva más amplia de su obra en el mundo árabe, en Mathaf: Arab Museum of Modern Art, de Doha. Entre diciembre de 2014 y febrero de 2015, se presentó por primera vez en Brasil, en la Pinacoteca del estado de San Pablo.

    Otras de las piezas en las que se combinan un exquisito refinamiento con la denuncia de la violencia son el Cubo (181 x 182 x 182 cm), estructura de acero sutilmente construida con alambre de púas; Globo, otra estructura de acero (en este caso de 170 cm de diámetro) que tanto podría pensarse como una proyección del globo terráqueo, con sus paralelos y meridianos, cuanto en una esfera carcelaria.

    En su ensayo sobre la artista, la curadora complementa esta perspectiva y agrega otro punto de vista: “Hatoum tiene una especial habilidad para ver la estructura de las cosas, la arquitectura que las sostiene y constituye, y para comunicar el eje crucial de su ‘significado’. Parece ser capaz de mostrarnos, en cada oportunidad y en cada una de sus obras, la esencialidad de las cosas. Es por eso que prefiero interpretar las varias versiones de sus estructuras metálicas más como ‘arquitecturas’, marcos de construcción, que considerarlas meramente como jaulas. Desde mi punto de vista, parecen más esqueletos –marcos vacíos– que revelan la esencia de un sistema, de una forma, como ocurre, por ejemplo, en esa extraordinaria síntesis que es Globo. Una gran escultura de metal que representa y describe mejor que ninguna otra imagen el funcionamiento del mundo contemporáneo, basada en una única y singular estructura de comunicación que la mantiene unida: la red. Una comunicación que, en definitiva, amenaza con controlar y poner bajo vigilancia al mundo entero”.

    En la misma genealogía de mostrar opresión y violencia pasando por el filtro del diseño, podrían colocarse la figura del infinito en la que ese ocho continuo está formado por una fila (metafóricamente interminable) de soldados armados (la pieza se titula Infinito y está realizada en bronce: 61 x 34 x 34cm).

    La obra Cuentas de preocupación sigue esta misma línea. Lo que a primera vista luce como un gigantesco collar de cuentas negras o incluso una suerte de rosario inmenso está fabricado con bolas de metal que tanto podrían ser municiones como un instrumento carcelario.



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  • Título: Diario. La cordelista que dio aquel mal paso.
    Autor: Laura Isola.
    Fecha: 12/04/2015
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    La cordelista que dio aquel mal paso 

    A Mona Hatoum le gusta bastante poco que las notas dedicadas a ella y su arte comiencen como muchas veces ha leído. La alusión a su condición de mujer nacida en Líbano,  de familia palestina, marcada por el exilio, el de sus padres y luego el personal a Inglaterra, es una acumulación de explicaciones con las que no parece sentirse cómoda. En todo caso, hay en sus obras tanto de esto mismo que podríamos intuir que lo siente como una redundancia. Sobreimprimirle (y subrayarle) el dato biográfico de la autora es, además de cargarlo de ese valor personal, restringirle bastante la deriva que ella propone en cada una de sus intervenciones, materiales y simbólicas, que son las piezas.
    Over my dead body es una foto en blanco y negro de Mona de perfil con un soldadito de juguete que le apunta desde su nariz. Sobre mi cadáver arrastra consigo la nominalidad para llamar a la exhibición de Hatoum, inaugurada en Fundación PROA, con la curaduría de Chiara Bertola. Es su carta de presentación, de cuerpo presente, con algo de humor y de amenaza, que se irá disipando, veremos, hasta que poner el cuerpo lo sea, hasta en sus últimas consecuencias.

    Un conjunto exhaustivo de su trabajo que va desde 1980 hasta realizaciones muy recientes. Instalaciones, videos, fotografías y esculturas que arman un corpus que corrobora la  retrospectiva como hilo conductor de la muestra. Sin embargo, en ese mismo terreno, muchas obras de Hatoum de diferentes períodos de su producción pueden arrojar otro tipo de conclusiones provisorias. Desde el registro de la performance de la joven artista arrastrando descalza un par de borceguíes por la calle, una tarea dura, reconcentrada y plagada de significantes políticos, pasando por Medidas de distancia (1988), un video en el que superpone el cuerpo de su madre, las lenguas, lo íntimo de una carta, hasta una instalación nueva realizada con fundas de almohadas bordadas no sólo ha pasado tiempo. Se puede proponer un proceso que va desde lo duro hacía lo blando. Por un lado, en la forma de aprehensión de lo político que, si bien sigue estando –imposible no encontrarlo–, se ha diversificado en dendritas que reciben este impulso. Es una filigrana; es un sistema ramificado que no distingue la errancia, lo femenino, los bordes, las fronteras. Como, también, en el uso de los materiales: del vidrio a la tela, pasando por el jabón. Está esa obra inmensa de sentido que opera como un mapa. Tiempo presente, así se nombra la pieza de 1996 que contiene muchos de los mundos de Mona. El literal: sobre un lecho de jabones de oliva, un producto muy tradicional de Palestina, dibuja con perlas de vidrio los límites entre Palestina e Israel que quedaron luego del Tratado de Oslo. Es destacable el delirio de esa traza: lo evanescente del jabón frente a la dureza del otro material. La imposibilidad de distinguir, de separar, al tiempo que conlleva la alternativa de la locura y la muerte.

    En las telas que están colgadas y bordadas hay muchas manos: las de las mujeres que las hicieron en el compás de espera. Un programa de terapia ocupacional para madres de San Pablo que están aguardando que sus hijos reciban tratamiento médico. Además de las manos de Mona Hatoum que las sustrae de ese “tiempo” doméstico, de dolor y paciencia, para atarlas a otra cuerda. Como si fueran literatura del cordel, un tipo de poesía popular que empezó siendo oral y se colgaba de las tiendas en España y Portugal y  luego pasó a Brasil, los bordados cuentan historias, vaticinan sueños, trenzan esperanzas. Vuelta “cordelista”, autora de estos versos, Hatoum se transfigura en otras tierras, con otros nombres. La artista que pone el cuerpo de manera efectiva lo hace hasta constatar que llegó lo más lejos posible.



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  • Título: Web. Mona Hatoum à la Fundación Proa
    Autor: Por AMA (Art Media Agency)
    Fecha: 07/04/2015
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    Mona Hatoum à la Fundación Proa

    Jusqu’au 14 juin 2015, la Fundación Proa de Buenos Aires accueillera la première exposition organisée en Argentine en l’honneur de l’artiste contemporaine largement reconnue Mona Hatoum.

    Dirigé par Chiara Bertola, l’événement rassemble plus de 30 travaux qui ne sont pas présentés dans leur ordre chronologique mais plutôt comme une série de juxtapositions inattendues créant de nouvelles significations. De cette manière, chaque œuvre fait écho à la complexité avec laquelle l’artiste parvient à défier et, en même temps, à déranger, notre expérience de l’ordinaire. Dans le texte qui présente l’exposition publié dans son catalogue,  Chiara Bertola déclare : « Son travail est lié à la vie, avec toutes ses implications interrogatives, ses stupéfactions, l’ironie et l’intimité, mais aussi il est aussi enraciné dans la conscience du conflit et de la violence, de la vie nomade et de la liberté personnelle qui sont bafouées. » Une publication richement illustrée, avec des textes incluant une interview de l’artiste réalisée par la commissaire d’exposition ainsi qu’un essai d’Edward Saïd, sera éditée par la Fundación Proa au cours de l’exposition.

    Mona Hatoum est une artiste vidéo palestinienne née au Liban qui vit et travaille à Londres, au Royaume-Uni. Sa pratique artistique s’étend aussi à la réalisation de performances. Elle a tout d’abord suscité l’attention du public avec son travail de performance et de vidéo dans lequel le corps transmettait l’expression d’une réalité divisée, assaillie de demandes par des manifestations de contrôle politique et social. En 1990, sa production a progressivement évolué vers des installations et des sculptures à grande échelle.



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  • Título: Web. Proa y las políticas de cooperación.
    Autor: Alicia de Arteaga
    Fecha: 06/04/2015
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    Proa y las políticas de cooperación

    Con la llegada de Mona Hatoum, Proa anota un mojón más en la estrategia de cooperación que le ha permitido traer a Buenos Aires muestras internacionales de alto nivel y enorme gravitación. Un primer hito, muchos años atrás, fue el fabuloso desembarco de la cabeza Olmeca, llegada de México en avión propio con el apoyo circunstancial de Carlos Slim e incondicional de Tenaris.

    En tiempos más recientes, la sucesión de nombres como Duchamp, Giacometti, Louise Bourgeois, Ron Mueck y, ahora, la esperada exposición de Mona Hatoum, artista de origen palestino radicada en Londres que supo deslumbrar en la Bienal de Venecia, confirma que la estrategia de cooperación es la mejor consejera cuando la cartografía impone distancia y costos de magnitud. La exposición procede de la Pinacoteca de San Pablo, primera escala en la gira por América del Sur, lo que le permitió a Hatoum viajar hace unos meses a Buenos Aires para hacer el reconocimento del espacio, experiencia clave en la formulación y visibilidad de una instalación.

    Adriana Rosenberg, desde la apertura de Proa a fines de los años noventa, promovió la política de cooperación como una llave para proyectos ambiciosos que implican también la capacitación de los cuerpos técnicos, el intercambio de programas didácticos y el acceso a diversos abordajes curatoriales. La muestra de Ron Mueck, autor genial de esculturas a las que sólo les falta hablar, viajó de la Fundación Cartier, en París, a La Boca, y cerró la gira en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro.

     

    "Con la Pinacoteca y con el MAM de Río tenemos una agenda común, lo que hace posible proyectos imposibles", comenta Rosenberg y, anticipa a ADNel acuerdo sellado con la Fundación Daros de Suiza para traer parte de la coleccion latinoamericana que se exhibe en la sede central de Zurich, con la colaboración de Casa Daros de Río de Janeiro. Este movimiento será un paso más para acortar la distancia entre periferia y centro, y para sumar instituciones de otros países en una ecuación virtuosa que tiene como protagonistas a los artistas y como destinatario al público.



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  • Título: Web. Mona Hatoums uncanny art alights in BA.
    Autor: Silvia Rottenberg
    Fecha: 06/04/2015
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    Ver nota original (Buenos Aires Herald)

    Delicate and disturbing, the Palestinian artist’s exhibition at PROA invites a closer look

    As of last weekend until June 14, Fundación PROA presents a wonderful exhibit of contemporary artist Mona Hatoum. Her works carry a sensitive duality, in which material plays an important role, inviting you to look twice at objects. Hatoum’s perception, drawing meaning and aesthetic from her life and daily surroundings, makes her work both tender and crude, open and closed, harsh and soft.

    Hatoum (Beirut, 1952) was born in a Palestinian family, which had fled Haifa in 1948 to settle in Lebanon. At the time Hatoum was growing up, Beirut had a thriving art life, but her father would not see his daughter become an artist. She compromised and studied design and, after having worked consistently for three years, she treated herself to her first ever trip to Europe — for a short time, planning to return to Lebanon afterward. But then she was not able to go back, because the country was at war and the airports were closed. So she stayed in London and made the best of it during the war, and started studying art.

    Traditionally she was firstly introduced to painting, which she let go of when she immersed into video and performance art in the 1980s. She then became fascinated with minimalism and conceptualism: searching for an essence — which she reinforces with her choice of material.

    In the first room of the exhibition at PROA, there is a clear example of Hatoum’s approach. Cube (9x9x9) is a sculpture referring to Sol Lewitt’s cubes — minimalist abstractions. Hatoum’s cube is similar, yet made of dark material: barbed wire, with all its inherent connotations. In the same room in the corner, there’s an installation of several “splashes” made of Murano glass. Its colour is a sinister red, referring to blood, yet beautiful at the same time. In the abstract “painting” beside the barbed-wired cube, the lines are made of hair. Hatoum’s hair. The artist has focused on the body in earlier works — the leftovers of the body, which are usually discarded, such as hair and nails, are part of the material she (re)uses in her works. Hair Grids with Knots (2006) is at once delicate and disturbing.

    Curator Chiara Bertola accompanies Mona Hatoum in her first ever shows in Latin America. Before arriving in Buenos Aires, this exhibition was already on view, even though in a different form, as the curation is as delicately treated as the works, at the Pinacoteca in Sao Paulo. Bertola’s finesse and sense of space are clearly portrayed in the way the works are installed, such as Drowning Sorrows placed underneath the stairs, almost a non-space, where bottles could be found after a party. Here, the bottles are sliced in a way that they seem to be floating on water, thrown into a river or sea after a nostalgic night of drinking. Hatoum explains that she uses the bottles of alcohol most commonly served at the location of the exhibition. In this case she used Brazil’s bottles of cachaça, as she (re)made the work while preparing for the show in Sao Paulo, where she stayed longer than in Buenos Aires.

    “I would love to have stayed longer here,” the artist, who has shows coming up at the Tate in London and the Centre Pompidou in Paris, says. “Yesterday I went to the market of San Telmo and I loved it.” She shares her pleasure of going around markets and junkyards to explore daily objects used in different places. “I usually don’t see the utility of the objects, but the beauty of the object’s nature.”

    When Hatoum changes the position or size of daily utensils, she makes the viewer re-look at these objects. A chair connected to a colander and other metallic kitchen utensils can be turned into a chain bringing forth electricity and changing the proportion of a grater, positioning it horizontally suggest a dangerous and painful night of sleep.

    Changing the nature of objects may have its origin in the artist’s continuous relocation, or dislocation. It is not surprising that she shows dualities combined in one, considering she doesn’t claim a home, having refused to grow into the stereotypical mother-in-the-kitchen of the Lebanese standard — which is why, she suggests in an interview, Hatoum doesn’t recognize the utility of kitchen utensils, while creating a home wherever she is. Her works are from daily reality, yet imaginary. They are public and private at the same time. The external versus the internal come to life within her work where you see the outside of the museum projected on a wall, as if it were a window.

    The world outside is seen as the world is shown in many of the maps cut in carpets, on cardboard food platters and even on soap. The map on soap on display is the map of the Oslo Accords, where the scattered islands are the territories supposedly to be given back to Palestinians. The soap is from Nablus. Hatoum explains: “Nablus soap is like soap from Marseille. Very famous throughout the centuries. No matter the borders of its land. Ultimately, this soap will dissolve and, with it, its stupid borders.” The material speaks for the work.

    This is also the case with the marble circle on the floor. She has made maps of marbles as well. Marbles on the floor are dangerous. “Maps may give you an idea of stability, but I want to show the instability it provides. Geography changes.” Instability and a sense of the uncanny is also the effect of Misbah, a turning magic lantern, which children may keep near to their bed to fall asleep. Yet, instead of rotating stars and moons, soldiers in fighting position are shining on the wall, to be seen all around, again and again. The stars don’t make you dream of serene skies, but make you imagine explosions.

    When and where

    On display until June 14 at Fundación PROA (Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca, Caminito). Open from Tuesday to Sunday, from 11am to 7pm.



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  • Título: Web. Objetos de la cotidianeidad que se vuelven amenazantes y hostiles. 
    Autor: Mercedes Ezquiaga
    Fecha: 01/04/2015
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    Objetos de la cotidianeidad que se vuelven amenazantes y hostiles

    La artista libanesa de origen palestino, Mona Hatoum, presenta por primera vez en Argentina una exposición de sus instalaciones, videos, fotografías, esculturas y objetos cotidianos, elementos de la cotidianeidad que se transforman en amenazantes y hostiles, en un repaso de su trayectoria desde los 80 hasta la actualidad, en Fundación Proa.

    Jabones que podrían disolverse, sobre los que se inscriben las fronteras calientes de Medio Oriente, lámparas de techo que que giran y proyectan sobre las paredes sus formas -que uno adivinaría lúdicas-, pero que muestran soldados apuntando sus armas, elementos de cocina que forman una extraña y larga escultura que pueden dar una verdadera descarga eléctrica a quien le toque...el imaginario de Hatoum perturba.

    Resulta imposible pensar que la vida íntima de Mona -una de las artistas más destacadas de la escena artística contemporánea- no impregne sus trabajos: nacida en Beirut en 1952, en el seno de una familia palestina, de joven la artista viajó a Londres por unas breves vacaciones cuando estalló la guerra civil en el Líbano, cerraron el aeropuerto durante nueve meses, y se vio imposibilitada de regresar a su hogar, una historia de desarraigo que curiosamente guarda similitudes con la de sus padres.

    El padre de Mona es oriundo de Nazaret y la madre, de Acre. En 1948, los combates se iban acercando a la ciudad costera de Haifa, donde ellos vivían, entonces decidieron escaparse al Líbano, donde solían pasar las vacaciones y ya nunca pudieron regresar a su país. 

    En su largo derrotero, Hatoum fue finalista del prestigioso premio Turner, realizó exposiciones deslumbrantes en la Bienal de Venecia y en la feria Documenta de Kassel, Alemania y se prepara para exhibir su más reciente obra en el Pompidou de París y la Tate Londres.

    Así, la muestra que acaba de abrir en Proa recibe al espectador con la inmensa pieza “Cubo (9 x 9 x 9)” casi dos metros de alto por dos de ancho, una grilla que se percibe como una barrera o una jaula, obra que alude al confinamiento, el control y la vigilancia; y finalmente, a la arquitectura de una prisión.

    Junto a esta pieza, al fondo de la sala, y casi imperceptible, sobre el piso, se ubica la instalación “A Bigger Splash”, algo así como “una salpicadura más grande”, realizada con vidrio de Murano de Venecia, cuenta la propia artista a Télam, durante una recorrida, sobre estas gotas de vidrio rojo que salpican, “como gotas de sangre”.

    Para Hatoum, los significados de cada obra pueden ser múltiples, contradictorios y estar abiertos a distintas interpretaciones "Cada obra significa lo que uno quiera que signifique, depende de la propia experiencia, del propio background", asegura sobre estos trabajos que se vuelven, a un mismo tiempo, familiares y extraños, que se cuelan por los pliegos de la cotidianeidad de una manera amenazante y peligrosa.

    “Muchos son objetos encontrados en la basura o en mercados de usados”, explica Hatoum (1952) cuando pasa frente a la obra “Electrificado” que une en una suerte de soga que cuelga desde lo alto distintos utensilios de cocina, muebles, sillas, cables eléctricos y una lamparilla, atravesados por electricidad de bajo voltaje.

    “En mi cabeza, este lugar es como el escenario de alguien tirando los objetos por la ventana, estos objetos simples, que cuelgan como un hilo, y se vuelven peligrosos. Es un experimento que hice por primera vez de muy joven, en la universidad, una pieza similar pero a menor escala con electricidad. Pero los docentes no me dejaron exponerla porque alguien se podía electrocutar”.

    Con la curaduría de Chiara Bertola, la muestra se titula “Sobre mi cadáver” (Over my dead body) y recorre un arco temporal de obras que van de 1985 a la actualidad, como una de las más recientes “Soñando juntos” (2014) que reúne los bordados de 33 mujeres sobre fundas de almohadas, colgados de sogas, con broches de ropa, realizado por la ACTC (Asociación de ayuda a niños y adolescentes cardíacos y trasplantados del corazón), producto de una estadía de cinco semanas de la artista en San Pablo.

    La ACTC proporciona alojamiento cerca del hospital a madres de bajos recursos de todos los lugares de Brasil que llegan a San Pablo para que sus hijos reciban tratamiento y como parte de esa tarea solidaria, reciben clases de bordado que las ayudan a mantenerse ocupadas y a ganar algo de dinero. Hatoum les pidió a esas mujeres que le contaran sus anhelos y sus sueños.

    "La experiencia de enfrentarse con la obra de Hatoum siempre es doble: antes de descubrir la crudeza de la verdad, casi siempre hay primero un momento de cálida bienvenida, una dimensión familiar y tranquilizadora que nos atrae o nos arranca una sonrisa", escribe la curadora Chiara Bertola. 

    Organizada por Arte Marca, la Pinacoteca Estado de São Paulo y Fundación Proa, la muestra permanecerá hasta el 14 de junio en avenida Pedro de Mendoza 1929, La Boca, de martes a domingos de 11 a 19.

    En paralelo a la muestra de Mona Hatourm, el espacio contemporáneo de Proa presenta “Expediciones a Puerto Piojo” del colectivo de artistas Oficina Proyectista, que consiste en rescatar de la memoria un espacio hoy abandonado que fue balneario de verano y también, a través de una intervención site-specific a modo de tubería monumental, traer agua del Riachuelo hacia el interior del edificio de La Boca.



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  • Título: Diario. Llega a la Fundación Proa la obra perturbadora de Mona Hatoum.
    Autor:  Tiempo Argentino.
    Fecha: 30/03/2015
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    Llega a la Fundación Proa la obra perturbadora de Mona Hatoum

    Con curaduría de Chiara Bertola Hasta el 14 de junio se exhiben algunas de las fotografías, esculturas e instalaciones más descatacadas de la plástica británico-palestina, que abordan temáticas tan complejas como el desarraigo, la política y la violencia.

    Habré encontrado realmente mi hogar y mi identidad? No estoy tan segura. Mis raíces están en Medio Oriente y, en ese sentido, me permiten tener una visión diferente del mundo. La ventaja de pertenecer a otra cultura es que permite ver las cosas desde al menos dos perspectivas diferentes: desde adentro y desde afuera de la cultura de adopción", dice la artista plástica Mona Hatoum, una referente de la escena del arte contemporáneo que Fundación Proa trae por primera vez a nuestro país. La exposición de sus obras, que ya fueron exhibidas durante el verano en la Pinacoteca de San Pablo, estará abierta al público en La Boca hasta el 14 de junio. De familia palestina exiliada a Beirut, Líbano, donde nació en 1952, a mediados de los '70 se vio obligada a radicarse en Londres; allí estudiaba cuando estalló la guerra civil en su país. "Mi trabajo no habla sobre temas políticos directamente ni sobre conflictos específicos en algún lugar del mundo. Es más abstracto, universal", asegura.

    Su situación de exiliada, sigue, le dio una visión más amplia del mundo al situarla a una distancia crítica de ambas culturas. "Todos mis años de formación los pasé en Beirut, una así llamada cultura árabe. Cuando me fui, ya tenía 23 años. Digo 'así llamada' porque, en aquel entonces, Beirut era un lugar muy cosmopolita. Solían llamarla 'La París de Medio Oriente'. Como dije antes, tuve una educación francesa, y los dos últimos años del secundario los hice en una escuela italiana, tras lo cual fui a una universidad libanesa-norteamericana de Beirut. Así que estuve expuesta a una mezcla bastante ecléctica de influencias, y ni siquiera antes de irme de Beirut habría sido capaz de identificar qué parte de mí misma provenía de la tradición árabe y qué parte respondía a una influencia extranjera. De hecho, eso es algo típico de la condición poscolonial de la región árabe y norafricana, donde muchas influencias culturales distintas dan como resultado un sentido de la identidad de una complejidad sumamente rica", dice un fragmento de su entrevista con la curadora de la muestra, Chiara Bertola, incluida en el catálogo de la exposición.

    La exhibición de Proa reúne instalaciones, videos, fotografías, esculturas y objetos que repasan la trayectoria de la artista, y presenta al espectador un amplio recorte de su producción, desde la década del '80 hasta la obra que realizará especialmente para la Argentina y que quedará en Fundación Proa.

    Formada en el Byam Shaw School of Art y el Slade School of Art, durante los '80 realizó residencias artísticas en Gran Bretaña, Canadá y los Estados Unidos. A partir de los noventa su producción se inclinó hacia la escultura y las instalaciones de gran escala con fuerte contenido político. Desde entonces sus obras están signadas por la reutilización de los objetos más cotidianos y banales, que tras su intervención se tornan hostiles, sospechosos. A través de trucos como los cambios de escala o diversas alteraciones, los objetos creados por Hatoum son al mismo tiempo familiares y extraños, dislocan la mirada del espectador. 

    "Todo está diseñado para recordar y perturbar al mismo tiempo", escribió el filósofo Edward Said en uno de sus ensayos dedicado a la producción de la artista.

    Chiara Bertola, en el texto curatorial publicado en el catálogo de la muestra, explica que para la artista "la experiencia estética es parte integral de la vida cotidiana" y que su trabajo "está ligado a la vida, con todas sus implicaciones de maravilla, asombro, ironía e intimidad, pero también enraizado en la conciencia del conflicto y la violencia, del nomadismo y del despojo de la libertad individual".

    Durante la exhibición, se realizarán diversas actividades paralelas como clases magistrales y un ciclo de encuentros y diálogos entre artistas y críticos. 

    Respecto de su trayectoria, Hatoum cuenta en la entrevista con la curadora: "Durante mis dos primeros años en la escuela de artes en Londres, experimenté con diferentes formas de la pintura, hasta terminar haciendo obras de expresionismo abstracto. Durante un tiempo hice un montón de cuadros enérgicos, gestuales, y a veces trabajaba toda la noche, hasta sentir que me había purgado de todo lo que había que purgar y ya no podía pintar más. Después, descubrí a Duchamp y el arte conceptual y al mismo tiempo empecé a experimentar con materiales y formas geométricas simples, que me condujeron al minimalismo. Pienso que esto coincidió con mi iniciación en la meditación, por pura lógica, ya que la práctica de la meditación parecía estar dándome cierta tranquilidad y claridad mental. Trabajé mucho tiempo con estructuras minimalistas, como el cubo y la grilla. Más tarde, tras muchos años de hacer performances y videos que involucraban cuestiones narrativas y políticas, volví a utilizar ciertos elementos asociados con el minimalismo en mis instalaciones y esculturas, como la serialización, la repetición y la geometría del cubo, pero ya no como estructuras formales abstractas. Esas formas hacían referencia a situaciones de la vida real. La grilla o el cubo se convirtieron en una barrera o una jaula, y la obra se convirtió en una referencia al confinamiento, el control y la vigilancia; y finalmente, a la arquitectura de una prisión." «

    Actividades
    Durante la muestra que se realiza en Av. Pedro de Mendoza 1929 se realizarán diversas actividades paralelas como clases magistrales y el ciclo Artistas + Críticos.



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  • Título: Diario. Instalaciones de apariencia inocente, pero que son feroces.
    Autor: María Elena Polack
    Fecha: 28/03/2015
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    Instalaciones de apariencia inocente, pero que son feroces

    Los imperdibles de la muestra de Mona Hatoum, la artista libanesa que contrapone violencia y paz, belleza y horror

    aginar una granada es pensar en la guerra cuerpo a cuerpo; en la muerte casi inmediata. ¿Y si en vez de ser de metal es de cristal de Murano? La fascinación es aterradora. ¿Y si no es una sino varias, y de distintos colores y formas? Se pierde el aliento y se reflexiona sobre la fragilidad de la vida.

    El mérito de enfrentarse a un objeto perturbador, pero estéticamente subyugante, es de Mona Hatoum, la artista libanesa residente en Londres que, por primera vez, exhibe un conjunto de obras en la Argentina.

    En las cuatro salas de la Fundación Proa, y hasta el 14 de junio próximo, la muestra Sobre mi Cadáver sacudirá más de un paradigma sobre el bien y el mal, sobre la vida y la muerte, sobre lo cercano y lo lejano, sobre lo real y lo fantástico. Y lo hará con materiales cotidianos, domésticos, como botellas, ralladores, sillas, biombos; cosas aparentemente tan inocentes...

    La exhibición es muy interesante, pero en ella hay algunas piezas que merecen más tiempo de observación y reflexión. Reflejo, por ejemplo, es una evocación a la madre de la artista. Y la técnica, impresión sobre tres capas de tul, merece actitud lúdica: si se pasa cerca de la obra, se genera un movimiento similar al que se puede tener de un recuerdo fugaz. Vale como consejo ir acompañado -así mientras uno mira, el otro genera la ola-.

    Cuestión de contrapuntos

    Artista contemporánea dedicada en sus inicios, en los años 80, a videos y performances, lleva más de dos décadas enfocada en instalaciones mediante las que reflexiona sobre contrapuntos históricos como la violencia y la paz, la belleza y el horror, el dolor y el anhelo.

    Una cuerda roja que une varias columnas a modo de soga de colgar la ropa recién lavada sirve de soporte para Soñando juntos, los bordados de un grupo de mujeres brasileñas que aprendieron la técnica para volcar sus sueños y aliviar tensiones mientras esperaban la curación de sus hijos internados en San Pablo. "Burbujas de felicidad es la que más me gusta", señala la propia Hatoum una de las fundas bordadas, colgada con broches, mientras recorre la sala y cuenta que ayudó a dibujar en lápiz sobre la tela los sueños de aquellas madres. "Les enseñamos a bordar para que pudieran volcar sus sentimientos y también como una ayuda económica para sus familias", añade. Soñando juntos es, además, una de las obras más recientes de Hatoum, en colaboración con la Asociación de Asistencia a los Niños y Adolescentes Trasplantados del Corazón de Brasil. Y formó parte de la muestra que entre diciembre y febrero pasado se pudo recorrer en la Pinacoteca de San Pablo.

    Los utensilios de cocina son de uso recurrente en distintas instalaciones de esta artista. Y los hay de distintos tamaños y en distintas situaciones. Quizás Electrificado, una instalación vertical de sillas, coladores, tijeras, wok y ralladores, unidos por un cable que termina en una luz casi al ras del piso, sea la mejor parábola del ama de casa: el encadenamiento reiterado a objetos para que el hogar funcione.

    Reflexiones sobre la guerra

    Los conflictos bélicos han atravesado la historia personal de esta mujer que, aun con su larga estancia en Londres, tiene impregnada la imposibilidad de regresar a su Beirut natal, a los 19 años, después de unos días de paseo por Europa. La destrucción del aeropuerto y la consiguiente guerra en su país la obligó a emigrar y, por medio del arte, reflexiona sobre la violencia en tonos casi inocentes, aunque centralmente feroces.

    Misbah, una lámpara de cobre calada de siluetas de soldados y estallidos, que gira en el centro de una habitación a oscuras deja un mensaje contundente: la guerra y la muerte se suceden sin cesar, alrededor del mundo. Ni hablar de Infinitud, un bronce de soldados que parecen marchar sin sentido, sobre una pequeña mesa. ¿Hace falta añadir algo a Komboloi, una especie de rosario musulmán gigantesco, cuyas cuentas son del tamaño de la bala de un cañón?

    El cubo minimalista que incluye alambres de púas, o el globo de acero que puede considerarse un ingenioso planeta o una prisión circular despiertan incomodidad. Quizás, el momento de la reflexión más profunda llega ante A Bigger Splash (Una salpicadura enorme): sobre el piso, gotas rojas en cristal de Murano. La muerte exhibida con cruel delicadeza.

    Mucho mundo
    • Expuso en las principales capitales del arte contemporáneo internacional
    • Participó de la Bienal de Venecia (1995 y 2005), y obtuvo el premio Miró en 2011
    • En junio expondrá en el Pompidou; en 2016, en la Tate Gallery de Londres


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  • Título: Diario. Arte: las mil caras de lo siniestro.
    Autor: Celina Chatruc
    Fecha: 27/03/2015
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    Arte: las mil caras de lo siniestro

    Mona Hatoum en Fundación Proa. La artista británico-palestina presentará mañana varias de sus instalaciones más descatacadas, que abordan con sutileza temas densos como el exilio, el poder y la violencia

    Un globo terráqueo de metal al rojo vivo. Planisferios de papel que parecen hundirse debido al creciente calor en el planeta, o que corroen como el moho una alfombra oriental. Mapas de bolitas de vidrio que amenazan con dispersarse y hacernos caer si damos un paso en falso. O de mostacillas incrustadas en jabones, con la esperanza de que se disuelvan algún día esas fronteras "ridículas". Así se refiere a ellas Mona Hatoum, la artista británico-palestina que presentará mañana en Fundación Proa algunas de estas célebres cartografías y otras instalaciones en las que aborda con gran sutileza temas ásperos como el exilio, el poder, la inestabilidad, el peligro y lo siniestro.

    De familia palestina exiliada a Beirut, donde nació en 1952, se vio obligada a radicarse en Londres; allí estudiaba cuando estalló la guerra civil en el Líbano. Días atrás, mientras montaba en La Boca las obras que expuso durante el verano en la Pinacoteca de San Pablo, aclaró aadncultura: "Mi trabajo no habla sobre temas políticos ni sobre conflictos específicos en algún lugar del mundo. Es más abstracto, universal".

    -En Fundación Proa, la instalación Ventana disuelve el límite entre el interior y el exterior del edificio, al proyectar en la sala lo que ocurre en la calle. ¿Qué significan para usted los límites y las fronteras? ¿Por qué los mapas son una constante en su trabajo?

    -Debido a mi historia, soy consciente de las fronteras. La vida de mi familia fue delineada por los límites cambiantes en su tierra natal. La primera obra que hice con un mapa fue Tiempo presente, que se exhibe en esta muestra. En 1996, en Jerusalén encontré el mapa del acuerdo de Oslo realizado hacía tres años entre israelíes y palestinos, que diseccionaba el área en forma infinita, sin continuidad ni integridad territorial, para dividirla y controlarla. Dibujé los contornos de los territorios que se iban a devolver a los palestinos con mostacillas de vidrio rojas incrustadas en más de 2000 jabones de oliva de la zona. Usé jabón por su naturaleza temporaria, con la esperanza de que algún día se disuelvan esas fronteras ridículas. Desde entonces, los mapas se convirtieron en un tema recurrente en mi trabajo. Los mapas dan la ilusión de un espacio estable y mensurable; yo hago mapas que hablan sobre espacios precarios, límites inestables y una geografía tambaleante. Todas estas ideas están expresadas a través de la materialidad del trabajo.

    -¿Por qué la materialidad es tan importante en sus obras? Ha trabajado con toda clase de materiales, incluso con su propio pelo y fluidos corporales...

    -Siempre he tenido esta actitud exploratoria en mi trabajo. Para mí, cada nuevo proyecto es una aventura. Una forma de descubrir cosas nuevas, de sorprenderme a mí misma. Muchas veces empujo el material más allá de sus límites. Me gusta hacer residencias en otros países porque cuando hago una muestra prefiero ir al lugar y descubrir la producción local, cuáles son las artesanías, qué materiales tienen disponibles. Incluso cosas recicladas que se pueden encontrar en los mercados populares, cualquier cosa que me atraiga puede formar parte de mi lenguaje. Nunca dejo de buscar cosas que me inspiren: materiales, diferentes formas de trabajo. En los años 80 hice sobre todo performance y video, y después cambié hacia un trabajo de instalación más escultórico.

    -¿Por qué cambió?

    -En los años 80, la performance me pareció el medio apropiado para trabajar porque era bastante inmediato e improvisado. Y barato de producir, para una artista con medios limitados como yo. Hacia el fin de la década, el aspecto más crítico de la performance había cambiado: se volvió más establecida y menos improvisada, más parecida al teatro y al entretenimiento. Por eso dejó de interesarme, y también mis circunstancias cambiaron. Gracias a un trabajo tuve tres años de ingresos estables y un estudio, lo que me permitió comenzar a experimentar con materiales. Hice objetos e instalaciones relacionados con el conflicto, la inestabilidad y el peligro, en forma implícita. Ya no en la calle, lo que era bastante intimidante. Quería trabajar con las obras por períodos más largos de tiempo antes de exponerlas al público.

    -Y el video que hizo sobre su madre en 1988, Medidas de distancia, marcó un punto de inflexión en su obra...

    -Sí. El trabajo con performance estaba muy centrado en ciertos temas, trataba de transmitir un mensaje. Y era bastante narrativo. No era una narrativa tradicional; incluso en Medidas de distancia es muy difícil seguir la narrativa porque está fragmentada: hay elementos en árabe, mis conversaciones con mi madre, mi lectura en inglés de las cartas que ella me había escrito. Posee varias capas y tiene una construcción visual muy compleja, ya que trata sobre la cercanía y la distancia. Aun cuando hacía performance utilizaba elementos visuales y metafóricos en el trabajo. Por ejemplo, en esta muestra hay una documentación de una performance que hice en 1985 en las calles de Brixton -un área con mucha población afrocaribeña- un año después de que se produjeran grandes disturbios en esa zona. Yo caminaba descalza arrastrando borceguíes que parecían caminar detrás mío; eran botas como las que usaban los policías y los skinheads. Siempre uso elementos con mucha carga simbólica. Pero si bien había un mensaje político, me refería a la vulnerabilidad de esa mujer que era perseguida por la policía y lo hice de una manera chistosa, incluso de manera surrealista. El humor es muy importante para mí. Es una manera de desinflar un poco esas cuestiones pesadas. Otro recurso humorístico, y contradictorio si se quiere, es el cartel Sobre mi cadáver. Aquí tienes el símbolo de la guerra, de la masculinidad, que se convirtió en un pequeño soldado de juguete sobre la nariz, al que yo podría apartar rápidamente como si fuese una mosca.

    -¿Por qué el surrealismo es tan importante en su obra?

    -Me interesó el surrealismo desde muy temprano; en particular, estaba muy interesada en la obra de Magritte. Para mí el surrealismo se vincula con la exploración de las contradicciones internas que tiene cualquiera de nosotros; con lo inconsciente y con ser conscientes de que existe más de una realidad, o de que cada persona está fragmentada. Todo eso es resultado de muchas influencias, la división entre lo masculino y lo femenino y diferentes culturas... Siento que el surrealismo trata de hacer arte con esa complejidad interna en vez de hacer arte sólo a partir del intelecto. Siempre me interesó el psicoanálisis, y cómo el feminismo ha releído y reinterpretado el psicoanálisis. Hay algo de surrealismo en mi trabajo, incluso en las series de utensilios de cocina que se agrandan desproporcionadamente, con dimensiones arquitectónicas.

    -También juega con los límites en ese caso.

    -Sí, es una especie de juego con la escala de los objetos. En psicoanálisis, Freud habla de lo siniestro, sobre cosas que son familiares y que se transforman en algo desconocido porque se asocian con algún tipo de trauma y se vuelven amenazantes. Por eso me interesa esta idea de que algo inofensivo se convierte en una amenaza. Si los objetos que nos rodean se presentan como amenazantes, se convierten en una metáfora del peligro que viene del entorno social o político en el que estamos inmersos.

    -Uno adquiere otra perspectiva.

    -Se trata de cuestionar el propio entorno y cuestionarse si no hay una amenaza latente o alguna energía malévola latente en el objeto. De no ser complacientes y tomar las cosas como son, sino de cuestionar todo a nuestro alrededor.



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  • Título: Diario. Desde afuera.
    Autor: Cristina Civale
    Fecha: 27/03/2015
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    Desde afuera

    Mona Hatoum es palestina aunque nunca pudo residir en el territorio de su familia. Sabe del desarraigo, de la necesidad de sacar documentos de identidad año a año por ser considerada siempre extranjera, sabe de las violencias de su pueblo y de su género y con ese material construyó una obra en la que los límites entre adentro y afuera, público y privado, real u onírico son estrategias móviles que provocan a quien mira a preguntarse, justamente, desde qué lugar se mira. Por primera vez en Buenos Aires, Over my dead body –sobre mi cadáver– podrá verse desde mañana en Proa.

    ***

    La obra de la artista palestina residente en Londres, Mona Hatoum, llega a Fundación Proa, mañana sábado desde la Pinacoteca de San Pablo, en un nuevo esfuerzo conjunto de ambas instituciones de traer artistas que marcan la historia del arte de nuestro tiempo. Over my dead body (que podría traducirse como “sobre mi cadáver”) es el nombre de la exhibición que atraviesa distintos períodos creativos de la artista.

    Hatoum, quien nació en 1952 en Beirut en el seno de una familia palestina, se mueve en un espacio creativo fronterizo entre la poética y la política a través de distintos soportes de un rango bien diferente: trabaja tanto con instalaciones como con escultura, video, fotografía y obras en papel.

    Sin embargo empezó su carrera realizando videos viscerales y performance en los ‘80, que se concentraban en el impacto de los cuerpos sobre la mirada de lxs otrxs. Desde principios de los ‘90 su trabajó comenzó a expresarse a través de instalaciones a gran escala que tenían como objetivo comprometer al espectador en emociones conflictivas de deseo y repulsión, miedo y fascinación. En estas singulares esculturas vivas, Hatoum comenzó a transformar objetos cotidianos, domésticos y familiares tales como sillas, utensilios de cocina o herramientas en objetos extraños por sus nuevas dimensiones, obras que generasen extrañeza y amenaza a la vez. La misma intención la aplicó a las nuevas obras de estos últimos años en la actualización de sus videos tempranos, donde trabaja con un procedimiento de rastreo de su propio cuerpo y de otros cuerpos femeninos cercanos, como el de su madre. Así, de la performance confrontativa su trabajó se transformó en una herencia del minimalismo y conceptualismo, de la mujer que seguía como biblia las bases del feminismo a heredera de Duchamp y todo eso junto arman la obra que por estos días comienza a verse en Proa.

    “Durante mis dos primeros años en la escuela de artes en Londres, experimenté con diferentes formas de la pintura –explica Hatoum– hasta terminar haciendo obras de expresionismo abstracto. Durante un tiempo hice un montón de cuadros enérgicos, gestuales, y a veces trabajaba toda la noche, hasta sentir que me había purgado de todo lo que había que purgar y ya no podía pintar más. Después, descubrí a Duchamp y el arte conceptual y al mismo tiempo empecé a experimentar con materiales y formas geométricas simples, que me condujeron al minimalismo. Pienso que esto coincidió con mi iniciación en la meditación, por pura lógica, ya que la práctica de la meditación parecía estar dándome cierta tranquilidad y claridad mental. Trabajé mucho tiempo con estructuras minimalistas, como el cubo y la grilla. Más tarde, tras muchos años de hacer performances y videos que involucraban cuestiones narrativas y políticas, volví a utilizar ciertos elementos asociados con el minimalismo en mis instalaciones y esculturas, como la serialización, la repetición y la geometría del cubo, pero ya no como estructuras formales abstractas. Esas formas hacían referencia a situaciones de la vida real. La grilla o el cubo se convirtieron en una barrera o una jaula, y la obra se convirtió en una referencia al confinamiento, el control y la vigilancia; y finalmente, a la arquitectura de una prisión. (...) Mi contacto con el feminismo y especialmente con el discurso alrededor de psicoanálisis y feminismo me llevó a analizar mi relación con mi madre, y el resultado fue la obra Measures of Distance (Medidas de distancia). Pero nunca pensé el feminismo como algo aislado de las cuestiones de clase, raza y postcolonialismo.”

    Desterrada de Haifa durante la guerra, esta palestina nómade ya adolescente fue a vivir a Londres, donde un trabajo esperaba a su padre, y allí se quedó, sintiéndose siempre palestina, a la espera de una tierra prometida que no llega.

    Ella se mueve por el mundo y así se mueve también su obra donde las marcas de la velocidad y la mutación permanente son claves que debe añadir nuestra mirada.

    “Provengo de una familia palestina que tuvo que vivir con el trauma del desarraigo y la pérdida de su hogar –continúa Mona en una entrevista realizada por Chiara Bertola, curadora de la muestra–. En 1948, cuando los combates se iban acercando a la ciudad costera de Haifa, donde vivían mis padres, ellos decidieron escaparse al Líbano, donde solían pasar las vacaciones de verano. Nunca pudieron volver a su país. Joseph, mi padre, era oriundo de Nazaret, y mi madre, Claire, de Acre. Tras terminar sus estudios en El Cairo, mi padre tuvo varios trabajos en el puerto de Haifa, donde mi abuelo era propietario de algunos silos de granos. Palestina estaba bajo dominio británico y mi padre fue escalando gradualmente hasta el cargo más alto que un árabe podía alcanzar: director de aduanas, segundo al mando del funcionario británico. Cuando mis padres terminaron viviendo en el Líbano, como mi padre había sido empleado público para el gobierno británico de Palestina, le ofrecieron un puesto en la embajada británica en Beirut, donde trabajó durante el resto de su vida laboral. Tras la creación del Estado de Israel, los documentos de identidad palestinos de mi padre perdieron validez, y a mi padre le dieron la oportunidad de naturalizarse como ciudadano británico, en 1949. Nací en Beirut unos años más tarde, la menor de tres hermanas. Mis padres querían un varón, y a pesar de que su deseo no les fue concedido, terminé llamándome Mona, que en árabe significa ‘deseo’. (...). A los palestinos no se los alentaba a integrarse a la sociedad libanesa, así que nunca se les daban documentos de identidad del Líbano. Debido al status de extranjeros de mi familia, teníamos que renovar nuestros permisos de residencia cada año, y era muy difícil conseguir permiso para trabajar. Todo eso no ayudaba para nada a generar un sentimiento de pertenencia”.

    Nomadismo más que desarraigo es lo que transmite su obra. Así en la sala de dos columnas de Proa podrá apreciarse una instalación por la que una cámara de video es colocada en la calle y en el interior se podrá ver lo que sucede en ella. Cámara espía pero también integradora de dos espacios divididos por la fronteras que son las paredes, otros muros al muro que separa la Franja de Gaza con Israel. Se trata de la gran videoinstalación Ventana (2014), que se extiende a lo largo de la mitad de la pared lateral y que espera determinar la sensación de que todas las obras exhibidas en la sala –versiones nuevas de obras tempranas y nuevas instalaciones site-specific– forman parte de una misma historia. La cámara externa captura en tiempo real todo lo que ocurre en la calle exterior al museo, cuyas imágenes son proyectadas en el interior. “La calle, con sus ruidos, sus transeúntes y su energía invade el interior del espacio del museo, abriéndolo inevitablemente al exterior, forzando a las obras a interactuar y resonar en el interior. De esa forma, la artista instala una estrecha relación entre interior y exterior, conectando el tiempo suspendido y fosilizado del museo con tiempo vital y rítmico de la ciudad. Inevitablemente, también cambia nuestra percepción de cada obra considerada de manera individual”, explica la curadora Chiara Bertola.

    La obra de Hatoum muchas veces remite a lo fronterizo y muchas veces lo hace con humor. Así lo realiza en el poster gigante que da nombre a la muestra, Over my dead body. Allí vemos un retrato de perfil de Mona con un pequeño soldado, un soldatito de juguete, apuntando a su entrecejo. Ella lo mira amenazante y el soldado pierde toda la ferocidad de su acción y su arma poderosa semeja un escarbadiente oscuro. Mediante el juego Hatoum parece querer contarnos en esta imagen sintética la historia de una lucha desigual.

    Soñando juntos es una nueva instalación que se colgará entre cuatro de las columnas de la sala. Sugiere tanto un hogar inverosímil o una estructura espacial sobre la que cuelgan, como prendas de ropa, fundas de almohada bordadas. Esta estructura está llena de rastros de voces y sonidos, y poblada por la presencia de sus habitantes. Nos toparemos, más adelante, con una versión site-specific de su tan conocida instalación Ahogando penas, cachaca. Esta obra consiste en una cantidad de botellas de vidrio cortadas por la mitad en diferentes ángulos y colocadas en círculo en el piso, donde parecen flotar como si estuvieran en un charco de líquido con sus cuellos y sus fondos emergiendo del piso. Los reflejos de luz que desprende el vidrio activan un sorprendente juego de sombras y transparencias. La circularidad de la obra evoca un mundo singular, arruinado y embriagado.

    Toda la sala está repleta de historias, que giran en torno de la colisión entre lo externo y lo interno, lo real y lo imaginario, lo público y lo privado, lo racional y lo onírico, lo micro y lo macro. Muchas fronteras, una única frontera quizá siempre metaforizada en su obra. Y en éstas, casi como una obviedad se destaca el gran Biombo realizado con tres ralladores a gran escala. Nada más claro que un biombo para separar dos espacios que en el fondo son sólo uno.

    Hatoum creó de esta manera las condiciones en las que una obra se abre más allá de los límites, más allá de una ventana, para ingresar en un paisaje en el que ocurren otras cosas: la descripción de un límite pero también la posibilidad de atravesarlo. En palabras de la artista: “También está la idea de la transformación continua de la realidad como algo que debemos aceptar. Las fronteras cambian, las ciudades son modificadas por las guerras, la geografía evoluciona, todos los días se destruyen hogares y vidas. Crecí con esa sensación de dislocación debido a la historia de mi familia y el hecho de encontrarme varada en Londres cuando tenía poco más de 20 años, una nueva instancia de dislocación. Eso parece conferirle a mi obra un sentido de inestabilidad”.



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  • Título: Web. Exposición de la palestina Mona Hatoum en la Fundación Proa.
    Autor:  Embajada del estado de Palestina en Argentina
    Fecha: 15/03/2015
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    Marzo – Junio 2015

    Auspicia: Tecpetrol – Organización Techint

    Con la curaduría de Chiara Bertola, la exhibición Mona Hatoum se presentará entre el 28 de marzo y el 14 de junio de 2015. La artista palestina residente en Londres es una de las destacadas figuras del arte contemporáneo y realizará, por primera vez en la Argentina, una exhibición de sus obras más representativas. La exhibición se realiza conjuntamente con la Pinacoteca del Estado de São Paulo, reforzando los lazos de intercambio entre Brasil y Argentina y cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint

     

    Mona Hatoum

    Mona Hatoum
    Beirut (Libano), 1952

    Una de las artistas más representativas del panorama artístico internacional, Mona Hatoum, encarna en su biografía las constantes que marcan la traumática experiencia del exilio: el desplazamiento y la destrucción de la idea tradicional que tenemos del “hogar”.

    Aunque palestina, nace en Beirut, ciudad a la que tuvieron que emigrar sus padres en 1948 abandonando Haifa y a la que, posteriormente, ella misma no puede regresar cuando, de viaje en Londres, estalla en 1975 la guerra civil libanesa. Tras unos primeros años en la Byam Shaw School of Art, pasa a la Slade School of Art, también en Londres, donde estudia con Stuart Brisley, una de sus primeras influencias, a comienzos de los años 80, cuando empieza a realizar performances y vídeo.

    Tras un primer tiempo de experimentación formal en el que establece la que sería una relación duradera con el Minimalismo, su paso por la Slade la politiza llevándola a un terreno más conceptual en el que primaría su preocupación por el funcionamiento de las estructuras de poder.

    Es en este contexto en el que lleva a cabo la mayoría de sus performances cargadas a menudo de un denso contenido político. En un segundo momento, pero también dentro de esta primera etapa en la que su trabajo aparece marcado por acciones temporales, tiene lugar la elaboración de vídeos, entre los que nos encontramos con obras tan significativas como Measures of Distance (1988), que trata temas como la representación de estereotipos femeninos o las relaciones materno-filiales, dentro, eso sí, de un encuadre marcado por el sentimiento de pérdida y desorientación que trae consigo el exilio y la comunicación en el desplazamiento.

    Su trabajo en los años 90 ha evolucionado hacia obras menos narrativas que permiten, por tanto, un mayor nivel asociativo. A través de las esculturas y las instalaciones, Hatoum realiza obras que parecen hacer referencia al Minimalismo, aunque tan sólo desde un punto de vista puramente formal y de utilización de materiales. En ellas hay una continua negociación con el cuerpo del espectador, al que implica física y emocionalmente en un espacio del que paradójicamente el cuerpo humano permanece ausente y que él/ella con su presencia está llamado a sustituir. Sus instalaciones nos trasladan, a menudo, a un espacio de fantasía en el que, como sucede en Corps étranger (1994), nos enfrentamos al poder metafórico del cuerpo en general a través de conceptos como lo público y lo privado en la imagen del cuerpo femenino.

    En los últimos años, la ambivalencia simbólica que otorga a los objetos cotidianos ha ido tomando cada vez más peso en sus instalaciones. Todo aquello que en teoría nos resultaba conocido y acogedor, se metamorfosea en algo remoto y, a menudo, espeluznante. El “hogar”, en las obras de Hatoum, ya no puede proporcionarnos esa sensación de sosiego y refugio con el que antes lo asociábamos. Las alteraciones introducidas por la artista rompen constantemente esas expectativas. Ya sólo nos queda un espacio inquietante en el que pensar una nueva definición de “hogar”. M. M. R.

     

    ROADWORKS (Performance-Still) 1985-1995

    FICHA TÉCNICA:

    Roadworks (Performance Still), 1985-1995 Blanco y negro sobre aluminio, 75,3 x 109 cm, Adquisición: Junio de 2003, Procedencia: Sotheby’s Londres, Propiedad de Atara Investment Company. Jay Jopling / White Cube, Londres (Gran Bretaña), Edición:10/15, numerada en el dorso.
    La atmósfera opresiva de la Slade School of Art pudo propiciar, según la propia artista, que abandonara el cobijo de las instituciones y comenzara a explorar las posibilidades de las performances.

    Ya desde sus primeras acciones, el cuerpo funciona siempre en la obra de Hatoum como un elemento central en su trabajo rechazando, de este modo, la separación que ella observaba se mantenía en Occidente entre cuerpo y mente, En la Slade toma contacto, por primera vez, con posiciones como la del feminismo, que acaba abandonando al considerar que no representan su particularidad de mujer palestina, pero que la llevarían a analizar, de una forma más amplia, las relaciones entre las diferentes estructuras de poder.

    La performance se convierte, en aquel momento, en el instrumento más rompedor y adecuado a la urgencia de sus necesidades. Así, Hatoum, durante la primera mitad de la década de los ochenta, realiza una serie de polémicas performances con un fuerte contenido político.

    En este contexto se enmarca la que capta esta obra, realizada en 1985 en las calles de Brixton, un barrio obrero y predominantemente negro, situado a las afueras de Londres. Hatoum realiza dos performances dentro de una acción organizada por el también artista Stefan Szczelkun titulada Road Works, en la que se pretende crear una relación con un determinado grupo de artistas que intervienen en una comunidad marginal. De esta forma éstos llevarían a cabo su trabajo en un entorno y para una audiencia muy distinta de aquélla que solía visitar los museos o las galerías.

    En esta fotografía, Hatoum, descalza, recorre las calles del barrio con un par de pesadas botas Doc Marten’s atadas a los tobillos. Sus pies aparecen desnudos e indefensos, frente a las poderosas botas tradicionalmente usadas por la policía o por los “cabezas rapadas”. La artista se presenta a sí misma como una persona marginal que cuestiona el sistema, intentando hacer evidente su violento funcionamiento estructural, en una acción en la que el mismo gesto de andar se convierte en dificultoso.

    En la otra performance de la artista, llevada a cabo con el propio Szczelkun, dos personas con la boca tapada con cinta adhesiva, vestidas con monos negros y también descalzas, se echan al suelo de forma intermitente, dibujando la que permanece de pie una marca blanca, como de forense, alrededor del cuerpo de la persona tumbada. Seguidamente, aquella que se encuentra en el suelo sustituye al forense imaginario delineando, esta vez, la silueta de la que antes se encontraba de pie, y dejando en el suelo el rastro de los cuerpos caídos.

    Este tipo de acciones va desapareciendo de su trabajo paralelamente a la asimilación de las mismas por parte de las instituciones, momento en el que comienzan a perder su impacto y resonancia política. El cuerpo de la artista va progresivamente desapareciendo de sus obras, para ceder su importancia a la presencia de ese otro cuerpo que es el del espectador. Sus obras, aunque cada vez menos narrativas y más ambivalentes, no parecen abandonar ese sentido político de sus acciones de principios de los ochenta. M. M. R.

    EXPOSICIONES 2002- 2003

    Mona Hatoum, Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela (España) 2002 Mona Hatoum, Centro de Arte de Salamanca, Salamanca (España) 2000 Mona Hatoum, Le Creux de L’Enfer. Centre d’Art Contemporain, Thiers (Francia) / Le Collége, FRAC Champagne-Ardenne, Reims (Francia) / Museum van Hedendaagse Kunst in Antwerpen, Amberes (Bélgica) 1999 Mona Hatoum, Castello di Rivoli, Turín (Italia) / Museo d’Arte Contemporánea, Milán (Italia) 1998 Mona Hatoum. Echolot, Museum Fridericianum, Kassel (Alemania) 1997 Art from the UK, Sammlung Goetz, Munich (Alemania) 1996 L’art au corps. Le corps exposé de Man Ray à nos jours, Mac Galeries Contemporanies des Musées de Marseille, Marsella (Francia).

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

    Mona Hatoum, Salamanca, Centro de Arte de Salamanca y Centro Galego de Arte Contemporánea, Catálogo Salamanca y Santiago de Compostela, 2002, p.37 (il. c.) – Mona Hatoum, Le Creux de l’Enfer. Centre d’Art Contemporain, Catálogo Thiers, 2000 – Le Collége éditions, FRAC Champagne-Ardenne, Reims, 2000 – Museum van Hedendaagse Kunst in Antwerpen, Amberes, 2000, p. sin numerar (il. b/n) – Mona Hatoum, Museo d’Arte Contemporánea, Charta, Milán y Castello di Rivoli, Catálogo Milán y Turín, p. 32 (il. b/n) – Mona Hatoum. Echolot, Museum Fridericianum, Catálogo Kassel, 1998, pp. 5-6 y 28-29 – V.V.A.A. Art from the UK, Sammlung Goetz, Munich, 1997, p. 94 (il. b/n) – Archer, Michael, Brett, Guy y Zegher, Catherine de. Mona Hatoum, Phaidon Press, Londres, 1997, pp. 50-51 (il. c) – L’art au corps. Le corps exposé de Man Ray à nos jours, Museés de Marseille, Réunion des Musées Nationaux, Catálogo Marsella, 1996, p. 317 (il. c) – Mona Hatoum, Arnolfini, Catálogo Bristol, 1993, p. 21 (il. b/n de otra fotografía de la serie).



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  • Título: Web. Mona Hatoum at Fundación PROA, Buenos Aires.
    Autor:  White Cube
    Fecha: 13/03/2015
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    Mona Hatoum at Fundación PROA, Buenos Aires

    28 March – 14 June 2015

    A solo exhibition by Mona Hatoum programmed in conjunction with Estação Pinacoteca, São Paulo.

    Hatoum is renowned for her transformation of familiar, everyday objects into visceral and politically loaded artworks. For this exhibition works in a range media are presented, including Sonhando Acordado (2014). This installation is composed of 33 pillowcases embroidered by the mothers of child cardiac patients. Hatoum first became aware of their embroidery work during a trip to Brazil in 2010, through the organisation ACTC, who house the women while their children undergo treatment. Hatoum later invited them to contribute to the new work.

    This exhibition is organised with the support of Organización Techint with the aim of strengthening ties between Brazil and Argentina.

    ‘Mona Hatoum’
    Fundación PROA
    Av. Pedro de Mendoza 1929
    La Boca, Caminito
    C1169AAD Buenos Aires
    Argentina
    (54 11) 4104 1000
    info@proa.org

    Mona Hatoum ‘Over My Dead Body’ (1988)

    © Mona Hatoum Courtesy White Cube



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  • Título: Web. Mona Hatoum. 
    Autor: Vuenos Airez
    Fecha: 13/03/2015
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    Fundación Proa abre sus puertas desde el 28 al 14 de junio con el fin de presentar la muestra de la artista contemporánea nacida en Beirut, Mona Hatoum, quien se encontrará llevando a cabo una exposición que abarcará desde sus primeras performances y videos en la década del 80 hasta una instalación inédita creada especialmente para la muestra.

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  • Título: Web. Esperando a Mona Hatoum en #PROA.
    Autor:  Leedor.com
    Fecha: 13/03/2015
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    Del 28 de marzo al 14 de junio de 2015, Fundación Proa presenta por primera vez  en Argentina una exposición de la reconocida artista contemporánea Mona Hatoum.

    Bajo la curaduría de Chiara Bertola, la exhibición reúne instalaciones, videos, fotografías, esculturas y objetos que repasan la trayectoria de la artista en un recorrido que ofrece un amplio recorte de su producción: desde sus primeras performances y videos en la década del 80 hasta una instalación inédita creada especialmente para la muestra.

    Nacida en Beirut, Líbano, en 1952, Mona Hatoum se radicó en Londres en 1975 debido a la guerra  civil que estalló en su país y se extendió hasta 1981. A partir de la década del noventa, su producción se fue inclinando hacia la escultura y las instalaciones de gran escala con fuerte contenido político. Desde entonces sus obras están signadas por la reutilización de los objetos más cotidianos y banales, que abandonan su inofensiva e inocua condición para volverse hostiles y sospechosos. A través de sorpresivos cambios de escala y sutiles combinaciones y alteraciones, los objetos creados por Mona Hatoum son al mismo tiempo familiares y extraños:  dislocan la mirada del espectador hasta sobrecogerlo. “Todo está  diseñado para recordar y perturbar al mismo tiempo”, escribió Edward Said en uno de sus ensayos dedicado a la producción de la artista.

    Chiara Bertola, en el texto curatorial publicado en el catálogo de la muestra, explica que para la artista “la experiencia estética es parte integral de la vida cotidiana”  y que su trabajo “está ligado a la vida, con todas sus implicaciones de maravilla, asombro, ironía e intimidad, pero también enraizado en la conciencia de los conflictos y la violencia, del nomadismo y las libertades personales que están siendo dejadas de lado”.

     

    Del 28 de marzo al 14 de junio de 2015
    Fundación PROA. La Boca.



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  • Título: Diario. Mona Hatoum en Proa.
    Autor: Ámbito Financiero
    Fecha: 10/03/2015
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    El 28 de marzo la Fundación Proa presentará por primera vez en Argentina una exposición de la artista libanesa Mona Hatoum con la curaduría de Chiara Bertola. La exhibición reúne instalaciones, videos, fotografías, esculturas y objetos, en un recorrido que va desde sus primeras perfomances y videos de la década del 8p, hasta una instalación inédita creada especialmente para Proa. Nacida en Beirut en 1952m Hatoum se radicó en Londres en 1975, cuando la guerra civil estalló en su país. En sus obras reutiliza objetos banales que provocan estudpor pues algo de apariencia familiar adquiere una ocndicion inesperada. "A través de sorpresivos cambios de escala y sutiles combinaciones y alteraciones, los objetos creados por Mona Hatoum son al mismo tiempo familiares y extraños: dislocan la mirada del espectador hasta sobrecogerlo. Toda está diseñado para recordar y pertubar al msimo tiempo", escribió Edward Said, Chiara Bértola explica que para la artista la experiencia estética es parte integral de la vida cotidiana" y que su trabajo "está ligado a la vida, con todas sus implicaciones de maravilla, asombro, ironía, pero también enraizado en la conciencia de los conflictos y la violencia del nomadismo y las libertades personales que están siendo dejadas de lado". Mona Hatoum llegará a Buenos Aires para coordinar el montaje de la muestra producida en conjunto por la Pinacoteca de San Pablo. 

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  • Título: Diario. En la trastienda. Buenos Aires con acento internacional.
    Autor: ADN CULTURA - La Nación
    Fecha: 06/03/2015
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    En la trastienda.

    El 21 llegará Mona Hatpum, libanesa residente en Londres, para montar su obra por primera vez en el país, se exhibicirá desde el 28 en Fundación Proa. 



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  • Título: Diario. Arte: Eva y el largo camino de Venecia a Puerto Madero. 
    Autor: Delfina Helguera
    Fecha: 27/02/2015
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    Marzo porteño con menú completo

    En el dique 3 desembarca Nicola Costantino con su metáfora de Eva Perón, piedra de la discordia en la bienal veneciana de 2013; la artista libanesa Mona Hatoum llega a Proa y el español Agustín Pérez Rubio, nuevo director del Malba, debuta con la curaduría de Experiencia infinita en inédito formato multidisciplinario

     bien el verano en Buenos Aires mantiene una atractiva oferta cultural en museos y fundaciones, la apuesta fuerte llega en marzo. El jueves próximo, la Colección Fortabat presentará Rapsodia inconclusa, la exhibición ideada por Nicola Costantino (Rosario, 1964) para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia de 2013. ¿Cómo citar a Evita sin caer en lugares comunes? Costantino asumió el desafío de encarnar a un personaje mítico y emblemático, entrañable en el imaginario colectivo, con el lenguaje del arte contemporáneo.

    La exhibición consta de dos videoinstalaciones de las cuatro originales: Eva. Los sueños y Eva. El espejo en las que Costantino personifica a Eva en su intimidad y recrea su época, más dos instalaciones con movimiento que aluden a la enfermedad y el sufrimiento: Eva, la fuerza y Eva, la lluvia. Se exhiben además objetos que se utilizaron en las filmaciones y fotografías.

    Como en anteriores oportunidades, la artista rosarina le puso el cuerpo a la obra y encarnó a Eva, fue "ella" a imagen y semejanza, logrando un asombroso parecido a partir del maquillaje, vestuario y peinado. Durante los últimos años exploró el tema del doble, asumió identidades y se apropió de imágenes canónicas,como las obras de Antonio Berni y de Man Ray que recreó con fidelidad sorprendente. En esta elección de la artista surgen cuestiones muy actuales, desde la problemática de la representación al cuestionamiento de la identidad como algo estable y monolítico.

    La Fundación Proa, luego de la exitosa exhibición del maestro de la pólvora y los fuegos artificiales Cai Guo-Qiang, abre el calendario con una muestra de la artista libanesa Mona Hatoum (arriba) en un recorrido que abarca toda la producción de la artista. Curada por la italiana Chiara Bertola, el público podrá ver videos y registros de performances, además de una obra creada especialmente para esta ocasión.

    Hatoum nació en Beirut en 1952; de origen palestino, se instaló en Londres en 1975 debido a la guerra civil que estalló en su país y terminó su formación allí. Es reconocida por su trabajo en el Reino Unido, fue finalista del premio Turner en 1995 por sus exposiciones en la galería White Cube y en el Centro Pompidou en París, e integró la lista de artistas seleccionados para Sensation, la polémica exhibición organizada por Charles Saatchi en la Real Academia de Londres que luego fue censurada en Nueva York. Se distingue por sus esculturas con un lenguaje mínimo y significados ambivalentes; también trabaja con fotografías, instalaciones y video. Ha participado de la Bienal de Venecia (1995 y 2005) y en la Documenta XI de Kassel. La artista estará presente en el montaje de la exhibición, que viaja desde San Pablo, donde se mostró en la Pinacoteca de Estado.

    El Malba abre la temporada con una propuesta de Pérez Rubio, su nuevo curador en jefe, con una exhibición inédita de artistas contemporáneos internacionales y nacionales que incluyen al dúo Elmgreen & Dragset, Dora García, Pierre Huyghe, Allora & Calzadilla, Roman Ondák y Tino Sehgal junto a los argentinos Diego Bianchi y Judi Werthein. Se trata de una experiencia distinta para el público, ya que constará de obras que transcurren en tiempo real, esculturas vivas y coreografías que sorprenderán a los visitantes. El curador juega con el número ocho (la cantidad de artistas participantes) y el símbolo del infinito: las obras se desarrollarán en forma ininterrumpida durante toda la exhibición y de ahí su título, Experiencia infinita.

    Al mismo tiempo, en la sala 3 del primer piso, se inaugurará una exposición de fotografías vintage de la gran Annemarie Heinrich, que viene a estrenar un nuevo programa dedicado a artistas mujeres latinoamericanas que no han sido debidamente reconocidas. La muestra se llama Intenciones secretas y está compuesta de 50 fotografías tomadas entre 1930 y 1950, a través de las cuales Heinrich explora el desnudo femenino y se centra en la intimidad de la mujer. Son fotografías alejadas de su producción comercial, que dan cuenta de una mirada libre y desprejuiciada. Ambas exposiciones tienen un catálogo bilingüe.

    El museo también invitó a una serie de jóvenes curadores argentinos a realizar una propuesta ligada a la performance. Quedó seleccionada la iniciativa de la curadora Laetitia Mello, que presentó a Osías Yanov (Buenos Aires, 1980), cuya obra integra desde el año pasado la colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.

    Yanov desarrolla una obra ligada al movimiento, la exploración del cuerpo humano y la danza asociada a la escultura. En este caso habrá cuatro módulos dispuestos en distintas partes del museo; una vez por semana, catorce intérpretes ejecutarán una coreografía utilizando esculturas elaboradas por el artista. Cada una de estas acciones plantean cuestiones que tienen que ver con el espacio expositivo, el público y la temporalidad de la acción en sí.

    Ficha: Rapsodia inconclusa de Nicola Costantino en la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat (Olga Cossettini 141), del 5 de marzo al 3 de mayo. Experiencia infinita, Annemarie Heinrich y Osías Yanov en el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415), desde el 20 de marzo. Mona Hatoum en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929), del 28 de marzo al 14 de junio.



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  • Título: Web. Humorous Palestinian artist Mona Hatoum makes Latin American debut.
    Autor: Sarah Irving
    Fecha: 23/01/2015
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    The work of Palestinian conceptual artist Mona Hatoum is being celebrated with a major one-woman show at the Pinacoteca in Sao Paulo, one of Brazil’s foremost art museums.

    The retrospective, which includes work from the 1980s onwards, is the first solo show for Hatoum in Latin America. Alongside well-known works such as “Misbah” (2006-2007) and “Over My Dead Body” (1988-2002), the exhibition includes new works responding to the immediate environment of the Pinacoteca.

    After a run in Sao Paulo, it will transfer to Argentina’s Fundacion Proa.

    Hatoum, whose challenging, humorous and inventive work addresses issues of the body, power, gender and violence, is a Lebanese-born artist of Palestinian parentage, now based in London. Her work has been shown in major galleries around the world, and she has been the recipient of multiple awards.

    Working in media such as video and installation, some of her work — unusually for a major international artist — has been shown in Palestine, including in the 2012 group show Framed Unframed, focusing on Palestinian women’s creative production, which toured several universities in the occupied West Bank.

    Chilean audiences also had the opportunity to see one of Hatoum’s film works at the 2014 Palestinian film festival in Santiago.

    The Sao Paulo exhibition, curated by Chiara Bertola, runs at the Pinacoteca until 1 March, and then transfers to the Fundacion Proa in Buenos Aires, where it will show from 15 March to 31 May.



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  • Título: Diario. Arte 2015: oh, qué será....
    Autor: Paula Zacharías
    Fecha: 02/01/2015
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    Ver nota original (ADN CULTURA - La Nación)

    Francis Alÿs, Jeff Koons y Leandro Erlich en Malba, Vik Muniz en el Centro Untref del Hotel de Inmigrantes, Marta Minujín en el Moderno, Nicola Costantino en Colección Fortabat, el 20° aniversario del Centro Cultural Borges y producciones internacionales en el Faena Art garantizan el ritmo intenso en la agenda del año que acaba de comenzar

    l como el año que pasó, el que viene será con agenda completa para el arte y sus seguidores, con grandes visitas, ferias cada vez más convocantes, galerías con muestras que merecen estar en museos y museos actualizados con lo más contemporáneo. Tendrán su lugar artistas consagrados y emergentes, habrá muestras de artistas internacionales, exhibiciones temáticas que profundizan en la historia del arte local, remakes históricas, homenajes, exposiciones sobre todas las disciplinas tradicionales y algunas bien específicas: arte popular, arte gráfico, tecnológico, historietas, escenografía y videojuegos. Más de una retrospectiva merecida, maestros del arte argentino y envíos al exterior que ahora se presentan en casa.

    El Malba tendrá, paradójicamente, un carácter más latinoamericano con el español Agustín Pérez Rubio como nuevo director artístico: a la muestra colectiva Experiencia infinita de performances en vivo seguirá un homenaje a Rogelio Polesello y una muestra de la obra de la última década del artista belga-mexicano Francis Alÿs, en conjunto con el Museo Tamayo de México. En la Sala 3 comenzará un ciclo que empodera la producción de artistas latinoamericanas, como Annemarie Heinrich, Teresa Burga y Claudia Andujar. Osías Yanov hará una performance y se verán dos exposiciones de video: Memorias imborrables. Una mirada histórica sobre la Colección Videobrasil y Potestad del portugués Vasco Araújo. Chus Martínez curará una recreación del famoso huevo de Federico Manuel Peralta Ramos. En la explanada, darán que hablar La democracia del símbolo, obra site-specific de Leandro Erlich que correrá de lugar la punta del Obelisco, y, en septiembre, la obra Bailarina de Jeff Koons.

    A partir del 5 de marzo, Colección Fortabat tendrá una esperada muestra de Nicola Costantino: el conjunto de obras exhibidas en el Pabellón Argentino durante la 54a Bienal de Venecia, en 2013. En mayo será el turno de Marcelo Pombo.

    Faena Art Buenos Aires presentará las piezas de arte público que encargó a Studio Job para su sede en Miami Beach antes de su instalación definitiva en el Norte. Su programa continuará con la idea de tender puentes internacionales: en coproducción con Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, llegará por primera vez la obra del belga Carsten Höller, cultor del arte experiencial, la escultura, la instalación y el video. También una versión de una muestra presentada en 2014 en Art Basel Miami, Auto Body, en la que participan 33 mujeres con video, performance y nuevos medios, a la que se sumarán curadoras y artistas locales.

    El Museo Nacional de Bellas Artes, junto con la reinauguración de las salas del primer piso, prepara para mayo una muestra importante, Arte campesino, popular e indígena, desde las misiones jesuíticas hasta el siglo XX, que llega desde el Museo del Barro curada por Ticio Escobar. Reúne cerámicas, tallas, fotografías, dibujos, textiles, arte plumario, grabados, videos, pintura, escultura y objetos del siglo XVIII al XXI. Luego habrá una exposición de arte gráfico italiano curada por Ángel Navarro.

    El Moderno se dedicará a lo contemporáneo cuando, en marzo, Marina de Caro tenga en el museo su primera exposición retrospectiva en dos salas, a la vez que Catalina León desarrolle un proyecto de pintura. Otra muestra importante será la de Ana Gallardo, que recorrerá su producción desde los años 90 hasta la actualidad. Y habrá un revival que dará que hablar: la recreación de La Menesunda de Marta Minujín, la emblemática ambientación realizada junto con Rubén Santantonín en el Di Tella en 1965. Para revalorizar su patrimonio, habrá una nueva puesta de su colección en torno de la materia en el arte argentino, que incluirá obras de Alberto Greco, Kenneth Kemble, Emilio Renart, Aldo Paparella y Luis Wells, entre otros.

    El arte local tendrá otra fecha para lucirse. En octubre, el Centro Cultural Borges festejará sus 20 años con una muestra que promete mostrar lo mejor del arte contemporáneo argentino de los últimos 30 años. Para curarla convocaron al francés Philippe Cyroulnik, que incluirá obras de diferentes períodos de artistas tan disímiles como Siquier, Macchi, Marcos López, Ballesteros y Paredes. El Cultural San Martín dedicará su exposición más importante a la memoria de un escritor, Tomás Eloy Martínez, con fotos, documentos, papeles personales y libros de su biblioteca, con motivo de los 20 años de la publicación de Santa Evita y 30 de La novela de Perón. El Espacio Escénico, dedicado a maestros de la escenografía y el vestuario, exhibirá trabajos de Graciela Galán y Renata Schussheim. En mayo llegará además una muestra de Lux Lindner.

    Proa mantendrá un programa de estrellas internacionales, que comenzó con las pinturas con pólvora del artista chino Cai Guo-Qiang (para el 24 de enero a las 20 hay que agendar el evento La vida es una milonga: tango de fuegos artificiales para Argentina en la Vuelta de Rocha). En marzo llegará la obra de la artista libanesa residente en Londres Mona Hatoum, destacada figura del arte contemporáneo, que exhibe por primera vez en el país. Curada por Chiara Bertola con la Pinacoteca del Estado de San Pablo, trae sus obras y realizará otras tres site-specifics. De julio a septiembre, Rodrigo Alonso hará una selección de trabajos de artistas de la Colección Daros Latinoamérica, con instalaciones y obras destacadas de la nueva generación de este continente.

    En los espacios de arte no habrá por qué aburrirse: Fundación Telefónica tendrá de enero a mayo la muestra 40 años de videojuegos, donde se podrá jugar con ocho generaciones de videojuegos, desde las primeras consolas de la década de 1970. Y Astérix el Galo, el popular personaje de René Goscinny y Albert Uderzo, reinará en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta durante marzo y abril próximos, en una muestra dedicada a la historia realizada en conjunto con el gobierno de Francia. El espacio estrena un nuevo comité asesor de programación, con Ana María Battistozzi, Rodrigo Alonso, Carlos Herrera, Magdalena Cordero, Alejandro Corres, Esteban Tedesco y sus curadores habituales, Renato Rita, Elio Kapszuk y Adriana Lauría. "Garantiza una mirada diversa y crítica, de excelencia y calidad", señala el director, Claudio Massetti.

    El Recoleta alojará muestras de más de cien artistas, entre los que se destacan la retrospectiva de Yente y Del Prete, y las de Diana Dowek, Sofía Bohtlingk, Andrés Paredes, Matías Duville, Hernán Salamanco, Martín Calcagno, Mónica Girón y Luciana Lamothe.

    Haciendo un poco de historia, el Museo Sívori prepara para septiembre una exposición sobre el Grupo de París, que integraron Horacio Butler, Aquiles Badi, Alberto Morera, Antonio Berni, Héctor Basaldúa, Víctor Pissarro, Alfredo Bigatti, Lino Enea Spilimbergo, Juan Del Prete, Raquel Forner y Pedro Domínguez Neira, en la capital francesa durante los años 20. Se verán después muestras de maestros: el grabador belga Victor Delhez, fray Guillermo Butler y Domingo Gatto.

     

    Una ventana al mundo

    La fotografía tendrá invitados internacionales, como el francés Bernard Plossu, con una muestra en el MNBA curada por Adriana Lestido. También llega Vik Muniz, el fotógrafo brasileño, que por primera vez en la Argentina hará una retrospectiva en Muntref-Centro de Arte Contemporáneo. En el Hotel de Inmigrantes se verá luego Migrantes en el arte contemporáneo, con artistas de la escena internacional como Angelika Markul, Barthélémy Togou, Eric Baudelaire, Rosângela Rennó, Natacha Nisik, Alberto Lastreto, Mona Hatoum y Silvia Rivas, entre otros. Y en el campus de Caseros, grabados de Víctor Rebuffo.

    Bien valdrán un viaje en tren las puestas del Museo de Arte Tigre. Una estará dedicada, en marzo, a las esculturas de Nora Correas. En junio habrá otra sobre arte concreto, con pinturas, esculturas y objetos de diseño de la vanguardia argentina de los años 40. Julio tendrá como protagonista al eternamente convocante Xul Solar. A partir de noviembre, la serie Tigre de Grete Stern dialogará con obras de dos artistas contemporáneas, Silvia Gai y Marcela Cabutti, y otras monumentales del escultor mexicano Sebastián y de Jorge Gamarra.

    El Palais de Glace comenzará el año con la obra gráfica y grabados de Roberto Matta, el recordado arquitecto, filósofo, pintor y poeta chileno. Después vendrán De la tierra al cielo. 50 años de Rayuela, con pinturas y objetos de 55 artistas mexicanos. La muestra de dibujos premiados en el Salón Nacional de Artes Visuales hará contrapunto con Proyecto circular IV, dibujos y pinturas de artistas emergentes menores de 35 años que residen en distintas provincias. La escenografía argentina tendrá su homenaje con dibujos, acuarelas y pinturas de los pioneros Franco, Gelpi, Benavente, Vanarelli, Breyer, Pedreira, Lerchundi y Urbini.

    El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco tiene novedades. En el Palacio Noel abrirá una nueva sala de arte español, y en la Casa Fernández Blanco sumará una sala dedicada a la indumentaria de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, y otra de Colecciones de Fotografía Estereoscópica. En su programa de exposiciones temporarias continúa con los maestros de fotografía y los pintores rioplatenses. Sobresalen el ecuatoriano Hugo Cifuentes y, luego, Jean Philippe Goulu y otros pintores viajeros de origen suizo como César-Hipólito Bacle y su esposa Adrienne Pauline Macaire, que retrataron a la sociedad porteña.

    El Museo Nacional de Arte Decorativo ya tiene programadas las muestras de esculturas de Marino Di Teana, una retrospectiva de Miguel Ángel Vidal y esculturas de Vivianne Duchini. Bastante hay ya para anotar en el calendario. Y eso que los anuncios recién comienzan.



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  • Título: Diario. En 2015, los museos porteños traen arte para todos los gustos.
    Autor: Susana Reinoso
    Fecha: 29/12/2014
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    anorama de exposiciones. Hay apuestas por la performance y el videoarte. Un homenaje a Rogelio Polesello, una reversión a cargo de Marta Minujín y una muestra sobre Asterix son parte del menú.

    A prepararse: 2015 promete sorpresas artísticas. Habrá que analizar luego en qué medida lo que viene en las artes plásticas interpela la realidad o es exclusivamente de goce estético y espiritual.

    Luego de un 2014 de visitas y exposiciones destacadas, cinco instituciones líderes abrieron su panorama para Clarín.

    Al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), dirigido por Victoria Noorthoorn, llegará en febrero una artista de enorme proyección internacional. Es la brasileña Laura Lima, que realizará su proyecto El mago desnudo y presentará la avant-premiere mundial de su película Cinema Shadow. Catalina León y Marina de Caro presentarán sus exposiciones en marzo y abril. Al tiempo que La Menesunda según Marta Minujin –una recreación de la famosa obra– y Materia, con obras de Alberto Greco, Kenneth Kemble, Emilio Renart, Aldo Paparella y otros artistas, pondrán la mirada sobre el arte de los ‘60 y la problemática de la materia en el arte argentino.

    El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) apostará fuerte a la performance y el videoarte, a retrospectivas de artistas de reconocimiento internacional, y al debate sobre el espacio público al sacar el arte a la vereda. Marzo será el tiempo de Experiencia infinita, con artista artistas de Eslovaquia, Francia, Cuba, Alemania, Reino Unido, Dinamarca y Noruega, entre otros. Junto con artistas locales realizarán obras en tiempo real, coreografías y esculturas vivas para exhibir los caminos de la performance en los últimos años. Rogelio Polesello tendrá una muestra-homenaje en junio, con 80 piezas del artista fallecido en julio realizadas en entre los ‘50 y ‘70. Otra propuesta imperdible será Memorias imborrables, una mirada histórica sobre la Colección VideoBrasil, con videoarte de 18 artistas. Esta muestra, junto con Potestad, del portugués Vasco Araújo, pondrá el foco en el postcolonialismo, las identidades culturales y los temas de género. La Bailarina, de Jeff Koons, se abrirá paso en la explanada. Koons, el artista vivo más cotizado en las subastas, viene de sufrir un traspié en el Centro Pompidou, de París, que tras una denuncia de plagio retiró una de sus esculturas. En la explanada también Leandro Erlich estará de marzo a septiembre con La democracia del símbolo.

    Proa continuará hasta febrero con la obra “incendiaria” del chino Cai Guo-Qiang. El 24 de enero arderá el tango: junto con el gobierno porteño y la Fundación Alon, el artista presentará un espectáculo de fuegos artificiales en la Vuelta de Rocha inspirado en el 2 x 4. Según la infatigable directora de Proa, Adriana Rosenberg, en enero se presentará una nueva edición del emblemático Teatro Caminito, fundado por Cecilio Madanes. Entre marzo y junio será el turno de la libanesa Mona Hatum, una de las artistas contemporáneas más relevantes, que trabaja temas como la discriminación, el feminismo y la marginalidad. De julio a septiembre será el turno de la Daros Colección Latinoamericana, una selección de los más destacados artistas actuales de la región: habrá instalaciones y obras plásticas.

    También el Centro Cultural Recoleta prepara sorpresas. Marzo será el momento de Asterix, una exposición del antihéroe francés coproducida con el país galo. Una muestra con 200 fotografías de Linda McCartney registra los mejores momentos de su vida junto a Paul McCartney y espera atraer a oleadas de fans. Del mismo modo que la muestra fotográfica sobre Isabelle Huppert, quien colaboró con grandes fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX como Richard Avedon, Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau, Helmut Newton o Annie Leibovitz. A las muestras de Nicola Costantino, Ingerborg Ringer, Natalia y Jorge Abot, Matías Duville, Sofía Bothling y Luciana Lamote, se sumará una exposición en julio de Yente Del Prete, en la sala Cronopios, junto con varias salas ocupadas por pintores de La Boca, para trazar un panorama de la historia pictórica de ese barrio: va de Lacámera y Quinquela hasta la actualidad. En agosto, el Recoleta recibirá el arte de Taiwán con la muestra Schizophrenia, que atraviesa la transformación del capitalismo industrial en capitalismo cultural. Y en septiembre llega la Bienal de Arquitectura.

    El Museo Nacional de Bellas Artes tendrá arte popular paraguayo desde los jesuitas hasta el siglo XXI y una muestra del fotógrafo francés Bernard Ploss curada por Adriana Lestido. Entre abril y mayo el museo inaugurará el primer piso remodelado con arte de la colección del siglo XX y XXI.



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