Prensa Publicada
por Nathalie Jarast y Euge Castagnino
6 de enero de 2025 • 11:33
Mondongo gratis en Arthaus: una muestra imperdible para visitar durante enero. - Créditos: Gentileza Prensa
Enero en Buenos Aires es un lujo. Es una invitación abierta para disfrutar de la riqueza cultural de la ciudad, ya sea que estés de vacaciones, buscando nuevos planes de verano o simplemente con ganas de redescubrir la capital. Con su combinación de historia, arte, música y propuestas al aire libre, Buenos Aires se convierte en el escenario perfecto para quienes buscan experiencias únicas y divertidas.
Desde paseos y muestras gratuitas hasta recitales, talleres y ferias, este mes está cargado de actividades para todos los gustos: hay muestras de cine, teatro y conciertos al aire libre, ideales para disfrutar del verano sin gastar de más.
En esta breve guía, te mostramos los mejores planes culturales para que disfrutes de Buenos Aires como nunca, con arte, creatividad y diversión. ¡Tomá nota y empezá a planificar tu agenda cultural
Florencia Otero protagoniza "Las cosas maravillosas". - Créditos: Gentileza Prensa
Florencia Otero protagoniza este unipersonal escrito por Duncan Macmillan y Jonny Donahoe que sorprende con una experiencia teatral diferente. La protagonista hace una lista de todas las cosas maravillosas que hay en el mundo. Con el objetivo de ayudar a su madre a salir de la depresión. Con un gran sentido del humor y una historia conmovedora, es una invitación a construir colectivamente una mirada luminosa de la vida.
Entradas desde $30.000 en www.plateanet.com.
2. ARTE: George Friedman en Malba y Mondongo en ArthausMondongo gratis en Arthaus: una muestra imperdible para visitar durante enero. - Créditos: Gentileza Prensa - Créditos: Archivo LN / Arthaus
Si sos fanática del arte visual, durante enero, continúa la muestra de las fotografías de George Friedman para las fotonovelas publicadas en la revista femenina Idilio a mediados del siglo XX. El fotógrafo supo producir construcciones visuales de gran poder narrativo y simbólico. Malba vuelve a su obra y exhibe sus creaciones tanto en fotografías vintage como en el contexto gráfico de la revista. Más info: www.malba.org.ar.
Por otra parte, otro planazo arty y gratuito, es visitar la muestra "Sín título" del dúo creativo Mondongo en Arthaus, con obras de gran tamaño que siempre invitan a la reflexión y a la provocación. Algunas piezas fueron traídas especialmente para esta muestra desde Bélgica y Estados Unidos, mientras que otras -como El Baptisterio de los Colores, compuesta por casi 4,000 colores de plastilina, hierro, madera y espejos- va a quedar permanente en el edificio. Los miércoles y sábados a las 18 hay visitas guiadas, pero podés verla de martes a domingo de 13 a 20 h, con entrada libre y gratuita. En Arthaus (Bartolomé Mitre 434), hasta el 6 de abril de 2025. Más info: @arthauscentral.
Leyenda feroz: el documental que revela el proceso creativo de "Tango feróz", la icónica película de Marcelo Piñeyro. - Créditos: Gentileza Salamanca Cine
En los años ́90, la película "Tango Feroz" cautivó a toda una generación al acercarla por primera vez al cine y al rock nacional. Entre apasionadas polémicas y furibundos detractores, la ficción logró romper todos los récords. A 30 años de su estreno, el documental Leyenda Feroz va tras las razones de aquel inesperado fenómeno. Dirigida por Denise Urfeig y Mariano Frigerio, cuenta con los valiosos testimonios de Fernán Mirás, Cecilia Dopazo, Marcelo Piñeyro, Leo Sbaraglia, Imanol Arias, David Lebon, Federico D ́Elía, David Masajnik y Mirna Suárez.
Dónde y cuándo verla: el domingo 12 de enero, a las 19.45 hs, en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635, CABA). Entradas a $2600.
4. TEATRO: Enamorarse es hablar corto y enredado"Enamorarse es hablar corto y enredado", una obra sobre el arte de encontrarse. - Créditos: Gentileza Prensa
Ana y Pedro se conocen en el banco de una plaza y, a partir del vuelo de una mariposa, inician el primer diálogo. Ella, la muchacha de ciudad, dice que es “finita como un papelito”. Él, hombre de campo, la nombra “etérea, elevada, impalpable, así como si fuese un ser del cielo”. El encuentro entre ambos, entonces, se hace círculo, una ronda de mate que encuentra su eje en el encantamiento y el amor. Los lunes a las 20.15.
Entradas a $20.500 en www.alternativateatral.com.
5. TEATRO: Pur cuáEl originalísimo punto de vista de una muñeca made in Francia nos lleva a conocer la intimidad de una familia bonaerense. Una abuela, su nieta, los ecos de un televisor siempre prendido y varias visitas indeseadas ritman el frágil universo cotidiano desde el que ella concibe su rompecabezas. Una invitación a reflexionar sobre nuestra identidad desde el humor más delirante. Viernes y sábados, a las 20.
Entradas a $12.000 en www.alternativateatral.com.
6. ARTE: Temporada alta en Fundación ProaTodos los sábados hasta el 29 de marzo, Grupo BESA, Dana Crosa, Malena Giaquinta y Santiago Nader presentan al público tres funciones consecutivas de cada obra. Paralelamente, en las salas de PROA21, se exhibe una muestra que revela el proceso creativo de cada grupo. En Fundación PROA.
Gaby Parigi la rompe en "Consagrada". - Créditos: Gentileza Prensa
Este biodrama parte de la historia personal de Gabi Parigi, ex gimnasta olímpica de la Selección Nacional. Desde una mezcla entre acrobacia, danza y teatro físico, se ponen en escena el sacrificio, la meritocracia, la lógica de la competencia, la salud mental, el abuso de poder y el lado B oculto en el camino hacia la consagración. A las 20 en el Teatro Metropolitan.
Entradas desde $20.000 en Plateanet.
8. LITERATURA: La vida como borradorSantiago Llach dará una clase con consejos prácticos. A partir de su experiencia como organizador de talleres de escritura, brindará algunas herramientas para quienes estén interesados en explorar las posibilidades de la escritura. El 29 de enero a las 18 en MALBA.
Más info:www.malba.org.ar.
9. EXPERIENCIA: Puertas a mundosHasta el 13 de marzo continúa la muestra inmersiva que invita a los visitantes a sorprenderse con diferentes escenarios especialmente pensados para recorrer, disfrutar y fotografiarse en familia. 10 puertas, 10 mundos nuevos, innumerables fotos, momentos únicos y experiencias. En La Rural.
Entradas desde $13.000 en laruralticket.com.ar.
Los museos y galerías de la Ciudad de Buenos Aires presentaron las nuevas exposiciones que estarán disponibles este mes de enero. Las propuestas abarcan desde una muestra de Cao Fei hasta un recorrido por la historia de los Incas. A continuación, un listado de lo que podés ver estos días en una selección de museos y galerías.
Fundación Klemm (Marcelo Torcuato de Alvear 628, CABA)“Una cita con el pop” es un recorrido organizado en núcleos temáticos que exploran aspectos históricos y estéticos centrales del movimiento pop-art y de sus resonancias posteriores. “Está compuesta principalmente por obras de la Colección Klemm más algunas piezas y documentos solicitados en préstamo con el fin de fortalecer su relato expositivo”, indican desde la Fundación.
El horario de la exposición es de lunes a viernes de 11 a 19 h.
Más información en este enlace.
“El futuro no es un sueño” es la primera exposición individual en América Latina de Cao Fei (Guangzhou, China, 1978). La muestra está compuesta por nueve proyectos que incluyen una treintena de obras, la mayoría de ellas videoinstalaciones creadas desde principios de la década de 2000 hasta la actualidad, dispuestas en un gran montaje inmersivo.
El horario de la exposición es todos los días -menos los martes- de 12 a 20 h.
Más información en este enlace.
Fundación Proa presenta por primera vez en la Argentina una selección de cerámicas, objetos líticos, metales, textiles y pinturas – algunas nunca antes exhibidas- que ofrecen una nueva mirada sobre una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica. “’Los incas. Más allá de un imperio’ invita a viajar en el tiempo para desandar mitos y poner en valor siglos de cultura andina” explican desde la Fundación.
El horario de la exposición es de miércoles a domingo 12 a 19 h.
Más información en este enlace.
La muestra temporaria “Últimos ingresos” reúne una selección de obras de 13 artistas argentinos donadas recientemente para integrarse a la colección institucional. “Algunas de las obras fueron donadas por sus autores y otras por coleccionistas e instituciones culturales, mientras que un tercer grupo proviene de la donación de la Asociación Amigos, gracias al programa de fondos compartidos que promueve arteBA”, explicó el director del Bellas Artes, Andrés Duprat.
El horario de la exposición es de martes a viernes de 11 a 19.30 h (último ingreso) y los sábados y domingos de 10 a 19.30 h.
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La muestra presenta una selección de obras en cerámica de Alita Olivari y pinturas recientes en óleo sobre tela de Camila Carella. “Las obras de Olivari indagan en el legado modernista de la abstracción geométrica y en la arquitectura ornamental, para constituir seres híbridos y fantásticos de su bestiario personal” indican desde Vasari. Por su parte, las pinturas de Carella “investigan los modos contemporáneos de vincularnos con la imagen en composiciones reticulares que, como retablos o múltiples ventanas en la pantalla, encierran escenas, figuras y símbolos en combinaciones enigmáticas”.
El horario de la exposición es de lunes a viernes de 11 a 19 h.
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“Acero inolvidable” es la primera muestra individual de Deon Rubi en la galería, con texto de Juan Ruades. Un extracto reza: “¿Cuántas personas caben en un banco flechado? ¿Una, dos? ¿Cinco apiladas? ¿Quiénes se atreverían a compartir una cita en una mesa ejecutada para enamorar? Exceptuando la incondicional cama, ¿puede un mueble ser poliamoroso o, siquiera, el pretexto de embarque en una relación multitudinaria, bien apasionada? Después de todo, estos signos indefensos, resueltos en principio industrialmente y con terminación manual de calidad joyera, constituyen un arsenal de emoticones cómplices, a la espera de aquel destinatario que sepa apreciarlos para consumar, por fin, el match soñado. ¿Plan maestro de una legítima chica metal-pop? El tiempo dirá”.
El horario de la exposición es de jueves a sábado de 13 a 18 h.
Más información en este enlace.
Fundación Proa presenta por primera vez en la Argentina una selección de cerámicas, objetos líticos, metales, textiles y pinturas - algunas nunca antes exhibidas- que ofrecen una nueva mirada sobre una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica. Los incas. Más allá de un imperio invita a viajar en el tiempo para desandar mitos y poner en valor más de siglos de cultura andina.
Quienes fueron los incas, y cómo lograron consolidar un imperio cuyos dominios se extendían hasta en el territorio argentino, es la gran pregunta detrás de esta exhibición que presenta Fundación Proa desde el próximo 28 de septiembre hasta enero de 2025.
Originalmente producida por el MALI -Museo de Arte de Lima, Perú- Los incas. Más allá de un imperio desafía las narrativas que predominan en el imaginario colectivo acerca de una de las civilizaciones más deslumbrantes del mundo prehispánico. A través de una perspectiva interdisciplinaria que abarca arqueología, historia, lingüística, arte y diseño, la muestra es una invitación a viajar en el tiempo para explorar los orígenes del Tahuantinsuyo o imperio inca, su proyección en el continente americano, la complejidad de su organización sociopolítica, pasando por la inserción de sus descendientes en el nuevo orden y el legado de más de cuatro siglos de cultura andina.
Con la curaduría de los destacados especialistas Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado, la edición de Proa para su presentación en Buenos Aires reúne 138 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas de Perú, entre las que destacan cerámicas, textiles, objetos líticos y pinturas, algunas nunca antes exhibidas en nuestro país. La selección incluye notables ejemplos de la indumentaria inca; objetos de uso cotidiano como los queros, cuyo valor simbólico es clave para comprender la dinámica de su estrategia política; se presentan figuras talladas que fueron parte de ofrendas y rituales religiosos, piezas cerámicas de asombrosa factura, y entre esos tesoros están los famosos quipus, un sistema contable único y de gran precisión compuesto por hilos y nudos con los que registraban lo que era importante para la economía del imperio.
Mediante recursos audiovisuales de tecnología contemporánea, se suman a la exposición testimonios de la presencia inca en los distintos yacimientos arqueológicos encontrados en las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca. El público podrá apreciar los escenarios en los que se produjo el encuentro y diálogo con las comunidades locales, y el innegable impacto de un legado multicultural que aún perdura en muchas manifestaciones del noroeste argentino.
A través de esta iniciativa, Fundación Proa reafirma su compromiso con la difusión de los pueblos originarios del continente americano, habiendo realizado en el pasado muestras sobre las civilización olmeca, la del Golfo de México, además de los aborígenes del Gran Chaco, los pampas y sus textiles, la platería mapuche y los caminos sagrados de los habitantes nativos de la Argentina.
Esta muestra excepcional ha sido posible gracias a la colaboración de instituciones públicas y privadas de Perú y Argentina, y cuenta el aporte invalorable de investigadores y académicos argentinos que nos ayudaron a completar la información de los sitios arqueológicos en nuestro país.
Como siempre, un agradecimiento especial a nuestros auspiciantes Tenaris, Ternium y Tecpetrol, por su constante acompañamiento.
Nicolás tiene 19 años, cabello enrulado, piercing en la nariz y estudia cine. Fue a la Fundación Proa a visitar la muestra Los incas; Más allá de un imperio, y se detuvo frente a un uncu, una túnica andina sin mangas, de carácter ceremonial y militar hecha de fibra de lana o algodón. Le costaba creer que el motivo de cuadrados negros y blancos de esa prenda fuera el mismo que se había tatuado en su antebrazo, no por amor a los textiles incas, sino como homenaje al patio en damero de su colegio, el San José, donde se educó desde el jardín hasta terminar la secundaria, como lo hicieron su padre y su abuelo.
Esta alternancia de cuadrados negros y blancos es un antiquísimo símbolo del combate eterno entre la luz y las tinieblas, las fuerzas del bien y del mal; el damero es habitual en templos masónicos o edificios como el Palacio Barolo, construido por un arquitecto masón, que tiene esos pisos frente a sus ascensores. Según René Guenón, gran erudito en estos temas, la tradición se remonta a la antigua India, cuando los iniciados debían sentarse en una piel de pelos negros y blancos que equivalían a lo manifestado y a lo no manifestado.
Los incas tuvieron su propio sistema de imágenes simbólicas que muchas veces coinciden con arquetipos universales, como el damero del uncu, uno de los múltiples objetos que se pueden ver en la exposición en Proa y producida por el MALI, Museo de Arte de Lima, Perú. Los curadores de esta muestra, Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado, exploran la cultura incaica desde sus orígenes en el Cuzco, capital del imperio que ellos llamaron Tahuantinsuyo, o las Cuatro Partes, que llegó a su etapa más brillante hacia el siglo XV ocupando los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia y la Argentina.
Pistas de una cultura mítica y realLa muestra se organiza en cinco núcleos, el primero en la Sala 1, explora los orígenes y formación del tahuantisuyo, que se pierden (como suele suceder) en relatos míticos, mientras que los arqueólogos consideran el aporte migratorio de pueblos procedentes del Altiplano y regiones cercanas al Cuzco. Aquí se destaca un enorme “quipu numérico”, exhibido en forma radial, lo que recuerda a los nimbos con potencias o rayos de luz que suelen fulgurar en la cabeza de los santos de la imaginería barroca y colonial.
El quipu se define como una serie de cuerdas atadas con hilos de colores y nudos que registraban datos matemáticos, así como también relatos y genealogía. Les sirvió a los gobernantes incas para administrar alrededor de 80 provincias o huamani, cada una con unas 20.000 a 30.000 familias, que aportaban trabajo como una forma de tributo.
Curiosamente, este es un formato que ha despertado el interés de varios artistas contemporáneos; es imposible olvidarse del monumental Quipu Menstrual (la sangre de los glaciares), 2006/2023, que este año mostró la chilena Cecilia Vicuña en el Malba, obra que originariamente estuvo acompañado de una carta dirigida a la entonces presidenta Michel Bachelet pidiéndole preservar los tres glaciares del norte de Chile que iban a ser destruidos para extraer oro.
Leo Mayer, artista, curador e ingeniero nacido y radicado en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, quedó cautivado por este “artilugio mnemotécnico” y creó una serie de quipus que indagan su historia familiar: “Trabajé con cuatro generaciones, desde mis abuelos hasta mis sobrinos, y encontré que solo somos 16 personas. Con retazos de telas hice sogas que describen las fechas de nacimiento de cada miembro de la familia. La cuerda principal los vincula dentro de la familia, y la posición de las sogas describe la fortaleza del vínculo entre ellos, a mayor cercanía, el vínculo era/es más estrecho. Aquellas sogas que tienen cortadas las puntas, corresponden a quienes ya han fallecido y por ende su línea de vida se ve truncada”, explica el artista.
Objetos ritualesEn la Sala 2 hay testimonios de la organización y administración del imperio, la producción de la tierra, la identidad a través del vestido, rituales y ofrendas. Axel Nielsen, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Buenos Aires, destaca la calidad de los tejidos de esta muestra, que no llegaban a nuestro territorio o al menos que no se conservaron, y también resalta las “conopas, pequeñas imágenes de animales, llamas, alpacas, plantas, o marlos de maíz, objetos que en los Andes funcionan como prototipos de las especies que representan, y se utilizaban en distintos ritos propiciatorios en el ámbito doméstico, para la multiplicación del ganado y el éxito en las cosechas.
Hay otras piezas cerámicas, del estilo imperial incaico, como una paccha, artefacto que permite la circulación de líquidos utilizadas en ritos para propiciar la circulación de energía vital o kamaqin; está compuesta por tres elementos, una vasija con forma de botella, marlo de maíz, una azada o chaquitaclla. Todo acentúa la conexión entre la herramienta, el trabajo humano, el maíz y la chicha o bebida fermentada que el Estado distribuía a los tributarios en los banquetes que organizaba. “Esta paccha resume la economía del mundo incaico a través de la alineación de las voluntades del trabajo, la tierra, y los seres humanos”, apunta el investigador.
Tiempo de transiciónEn la Sala 3 hay testimonios del paisaje, la arquitectura y el territorio; y en el último piso de la Fundación, obras del período colonial que comenzó con la conquista de Francisco Pizarro y particularmente con la captura y ejecución del inca Atahualpa en 1532.
Aquel “ombligo del mundo”, tal el significado de Cuzco en lengua quichua, dio lugar a una nueva manifestación artística, la pintura cuzqueña, de la que se trajeron ejemplos muy significativos, como la Procesión del Corpus Christi en el Cusco, un anónimo fechado hacia 1750-1770, con las figuras de San Sebastián atravesado por flechas, San Cristóbal llevando al Niño en sus hombros, y Santiago Matamoros que en algún momento se transformó en Santiago Mataindios.
Con este capítulo se inicia una época de mestizaje cultural que continúa hasta nuestros días y ha producido extraordinarios ejemplos de arquitectura y artes visuales.
PorJuan Batalla
21 Dic, 2024 00:50 a.m. AREl 2024 tuvo homenajes y retrospectivas, así como también preciosas puestas corales y otras que recorrieron el trabajo de grandes artistas contemporáneos nacionales e internacionales.
En un año marcado por lo problemas ecónomicos de los museos nacionales, que devino en una movilidad expositiva muy restringida, así como el cierre por decreto del Museo de la Historia del Traje, los espacios privados y las fundaciones marcaron el ritmo de un calendario diverso.
Con algunas muestras todavía disponibles, Infobae Cultura realizó una selección de grandes muestras, lejos de ser un ránking, para exponer la riqueza y vitalidad del arte.
En un año en el que el MNBA tuvo poco movimiento, sin dudas la muestra que celebra los 150 años del natalicio del gran artista uruguayo es la más destacada.
Con alrededor de 80 obras, incluyendo pinturas, dibujos, ilustraciones, juguetes, grabados y libros caligráficos, la exposición, con curaduría de María Cristina Rossi, presenta piezas que creó durante sus estancias en ciudades como Barcelona, París, Nueva York y Montevideo, entre ellas 9 pinturas del acervo del museo y obras de colecciones públicas y privadas argentinas.
La exposición, que continúa abierta hasta el 16 de marzo de 2025, comienza con las primeras ilustraciones del artista para libros y revistas, y se complementa con una sección dedicada a su producción teórica y libros manuscritos, elementos esenciales en cada período de su obra plástica.
Torres García es conocido por su teoría del universalismo constructivo y la fundación del Taller Torres García, un movimiento artístico influyente en la región que se centró en la enseñanza de una pintura basada en la geometría y el uso del color.
”El futuro no es un sueño", de Cao Fei, en el Malba
La muestra de la artista contemporánea china está compuesta por nueve proyectos que incluyen una treintena de obras, la mayoría de ellas videoinstalaciones creadas desde principios de la década de 2000 hasta la actualidad, dispuestas en un gran montaje inmersivo.
Producida por la Pinacoteca de São Paulo, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires presenta una versión adaptada a su espacio, indaga en la experiencia humana deshumanizada, la de los sueños rotos, la de la virtualidad no como divertimento, sino como escape, pero a su vez, ante los escenarios futuro-no-distópicos que puede llegar a plantear, para revela en muchísimos la belleza de la existencia.
La muestra, que permancerá abierta hasta finales de febrero de 2025, procedió a la también interesante Intergaláctico de Gyula Kosice, en la que se pudo observar la mítica Ciudad Hidroespacial, en préstamo desde el Museo de Bellas Artes de Houston.
Otras muestras imperdibles fueron el diálogo entre Manifestación de Antonio Berni y la remake de Mondongo, como John Baldessari. El fin de la línea, la primera exposición panorámica en Sudamérica dedicada al artista estadounidense, gran pionero del arte conceptual. Este año, además, será recordado por la apertura Malba Puertos, su sede de Escobar.
El aprendizaje infinito, en el Museo Moderno
El espacio de San Telmo tuvo múltiples aperturas destacadas, fiel a su costumbre de abordar lo contemporáneo desde distintos ángulos, como los casos de Martín Legon sobre la la relación entre la educación tradicional y la inteligencia artificial, las instalaciones textiles de Celina Eceiza y la de la artista nigeriana Onome Ekeh, que se mantiene abierta hasta abril.
Sin embargo, con El aprendizaje... propuso un interesantísimo viaje en el que se combinaron, por un lado, el reconocimiento a artistas maestros y, por otro, se evidenció la riqueza de las propuestas de enseñanza en el país, tanto en instituciones como a través de proyectos experimentales surgidos en diferentes contextos sociales.
A lo largo del recorrido aparecían la nueva escuela, que rompía con las estructuras decimonónicas de relación jerárquica, y también las pedagogías disidentes, esquemas pensados para situaciones de vulnerabilidad social, para personas en situación de calle, hospitales psiquiátricos o, incluso, para minorías, entre otras.
En ese sentido, la exposición curada por Jimena Ferreiro, quien trabajó junto a Alfredo Aracil, jefe del Departamento de Educación del museo, configuró una profunda y riquísima experiencia documental, plena de detalles y tributos que, además, no dejó de lado lo estético, entre las que se destacó la producción de Tomás Espina que con su “Museo popular del arte argentino” trabajó junto a múltiples artistas sobre distintos momentos que componen el relato y los mitos nacionales.
Los incas. Más allá de un imperio, en Fundación Proa
Un año entre lo nacional y lo internacional para la institución de La Boca, que comenzó con Lo que la noche le cuenta al día, que reunió obras emblemáticas de artistas argentinos que habían sido exhibidas en el Padiglione d’Arte Contemporanea (PAC), de Milán, y que siguió con Espejos de México, con piezas de Julieta Aranda, Abraham Cruzvillegas, Rafael Lozano-Hemmer y Damián Ortega.
Por otro lado, Los Incas... es una fantástica exposición -que reúne 138 piezas entre cerámicas, objetos líticos, metales, textiles y pinturas, algunas de las cuales nunca antes se habían mostrado- desafía las narrativas predominantes sobre una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica, a través de una perspectiva interdisciplinaria que abarca arqueología, historia, lingüística, arte y diseño.
La muestra, que cuenta con la producción del Museo de Arte de Lima (MALI) y es curada por Ricardo Kusunoki, Cecilia Pardo y Julio Rucabado, se inscribe en la tradición de Proa en la difusión de los pueblos originarios del continente, habiendo realizado en el pasado muestras sobre las civilización olmeca, la del Golfo de México, además de los aborígenes del Gran Chaco, los pampas y sus textiles, la platería mapuche y los caminos sagrados de los habitantes nativos de la Argentina.
Abierta durante enero, incluye ejemplos notables de indumentaria, objetos de uso cotidiano como los queros, figuras talladas utilizadas en ofrendas y rituales religiosos, y los famosos quipus, el sistema contable único compuesto por hilos y nudos, por nombrar algunos de los tesoros, como también toda una serie de piezas de orfebre y pinturas realizadas ya durante la colonización, en las que se puede observar la búsqueda de construcción de una nueva identidad por parte de los españoles.
Juma. Preservar la memoria. Imaginar el futuro, en el Museo Marco La Boca
El solo show pictórico más potente del año vino de la mano del peruano Rember Yahuarcani, con una maravillosa muestra que ingresa en la iconografía Uitoto, pueblo indígena amazónico al que pertenece, y que se puede visitar durante el verano.
Luego de dos muestras centradas en artistas nacionales —La función de la utopía, que puso en diálogo obra de artistas tucumanos con piezas de la Colección y Un país ajeno, una colaboración entre Tomás Espina y la ceramista Adriana Martínez— Juma, curada por Sandra Juárez, marcó el debut en el país del artista y activista que en su obra condensa los saberes y la historia de su pueblo.
Yahuarcani tiene una voz propia, con un estilo en el que sus seres luminosos surgen de una oscuridad que, si bien está relacionada con el origen de la cosmogonía que representa, puede pensarse también como un estado de las cosas, en las que las comunidades enfrentan desafíos por sobrevivir y, a su vez, la necesidad de que sean los propios pobladores quienes relaten sus orígenes.
La muestra -en la que también se presenta una instalación y una serie de dibujos- reúne 20 años de producción, desde sus primeros trabajos más de corte “etnográfico” hasta las actuales, donde deslumbra con una pincelada luminosa y detallista.
Methfessel. El pintor científico, en el Museo Larreta
Félix Ernest Adolf Methfessel, un pintor suizo nacido en Berna en 1836, llegó a Argentina alrededor de 1864 con un título de arquitecto paisajista en tiempos en que se invitaba a extranjeros en el ámbito de las ciencias para explorar y documentar el país.
Así, se convirtió en un cronista visual de la Guerra del Paraguay y recorrió extensamente el territorio argentino, plasmando en sus obras los paisajes, personas y tradiciones de regiones como Mendoza, Tucumán, Córdoba y Misiones.
La exposición, curada por la investigadora y doctora en historia Leontina Etchelecu, presentó su legado artístico en tres secciones: una primera sala dedicada a las litografías del conflicto bélico, que incluía también piezas de Modesto González; en la segunda hermosos óleos paisajísticos que realizó durante sus viajes por Argentina y en la tercera, acuarelas de sus últimos años, cuando regresó a Suiza, donde recreó escenas de la ciudad europea.
Cuánto pesa el amor, en el CC Recoleta
La propuesta reunió obras de más de 60 artistas, tanto nacionales como internacionales, con una amplia variedad de formatos, desde instalaciones de gran tamaño hasta pinturas, esculturas, fotografías, cerámicas, dibujos, joyería y videos.
Así, la muestra curada por Daniel Fischer exploró a través de múltiples lenguajes y perspectivas las formas que el amor puede adoptar, con una puesta en la que se evocaba a una nostalgia neblinosa y sombría.
Entre muchos otros se pudo observar trabajos de Carlos Alonso, Manuel Ameztoy, Fabiana Barreda, Antonio Berni, Delia Cancela, Nicola Costantino, Flavia Da Rin, Sara Facio, Ana Gallardo, Carlos Gorriarena, Roberto Jacoby, Marcos López, Matilde Marín, Ad Minolitti, Marta Minujín, Alberto Passolini, Teresa Pereda, Liliana Porter, Claudia del Río, Josefina Robirosa, Anatole Saderman, Pablo Suárez, Mariana Tellería, Clorindo Testa, María Torcello y Luis Wells.
Por otro lado, también se destacó Comienzo del juego, que hasta el 23 de marzo de 2025 reúne por primera vez en el país una colección de objetos personales del escritor, incluyendo fotografías de su infancia, primeras ediciones de sus obras, cartas y audios con su voz.
La exhibición, que se enmarca en el “Año Cortázar” -una iniciativa del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires para conmemorar los 110 años de su nacimiento y los 40 años de su fallecimiento- ocupa una extensión de 1500 metros cuadrados y está alojada en el área bautizada como Cronopios, J y C, inaugurada en 1994 en su honor.
Picabea y Cacchiarelli, en Macba
Entre julio y noviembre, se presentaron El espejo y el desorden de Natalia Cacchiarelli y Deriva utópica de Gilda Picabea, ambas con curaduría de Belén Coluccio,en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, que propusieron un viaje a la abstracción geométrica contemporánea, a través de más de ochenta obras.
Las exhibiciones, que en el calendario se ubicó entre una con el ojo en la Bauhaus y la actual que reúne a Ernesto Ballesteros y al histórico Roberto Aizenberg, no fueron retrospectivas ni propusieron un recorrido cronológico, aunque sí un ida y vuelta entre obras tempranas y recientes, uniendo los primeros años de producción con el último para, así, revelar “las inquietudes que se van manteniendo y la perseverancia de ciertas búsquedas” que “las vinculan con distintos periodos de la abstracción geométrica de la historia del arte argentino”, dijo Coluccio.
Noche adentro, de Hernán Salamanco, en Arthaus Central
Antes de Sín título de Mondongo, que se encuentra ahora en exposición, Salamanco reunió 17 obras realizadas entre 2002 y 2022, que se iluminaban en plena oscuridad, remitiendo a una caverna pictórica en la que la pincelada feroz y brutal en algunos momentos, y sutil en otros sobresalía en paisajes, autorretratos, monstruos y animales.
Salamanco no pinta sobre lienzo, sus obras -salvo un autorretrato sobre madera- brotan de las chapas, metales industrializados que alguna vez colgaron de un edificio para venta o alquiler, en alguna calle para promocionar algún producto.
Comenzó con esta práctica durante la crisis de 2001, resignificando en arte aquellos despojos en plena crisis económica, que no tan paradójicamente vuelven a convertirse en una declaración sobre las dificultades, los costos de los materiales y, a su vez, en una metáfora social de cómo un objeto pensado para la promoción del comercio, del desarrollo, termina agrietándose, sufriendo sus circunstancias, hasta convertirse en descarte.
La muestra desafió al público a adentrarse en la oscuridad y a dejarse llevar por las imágenes que, más allá de su aparente caos, revelan una profunda conexión entre el arte y la experiencia humana.
Alienígena. Emilio Renart y su práctica artística y social, en Colección Amalita
En abril comenzó la primera muestra antológica del artista mendocino fallecido en 1991, con una selección de más de doscientas obras abarcando todos los períodos de su producción, desde fines de los años 50 hasta su última muestra en la galería Ruth Benzacar en 1989.
Con curaduría e investigación de Sebastián Vidal Mackinson, la expo presentó una variedad de dibujos, pinturas y esculturas que reflejaron tanto su estilo más conocido como otras obras menos difundidas, pero igualmente significativas en su trayectoria.
La exposición se centro en la serie Integralismo: Bio-Cosmos, que se complementó con un conjunto de obras que desarrollado para sus últimas exhibiciones, ofreciendo una visión más amplia de su producción artística.
La muestra no solo celebró las obras más emblemáticas de Renart, sino que también puseo en valor aquellas piezas que, aunque menos conocidas, han sido fundamentales en su evolución.
Una cita con el Pop, en Fundación Klemm
La muestra expone parte de la Colección Klemm, a través de piezas de grandes artistas nacionales e internacionales del movimiento surgido en los 60 junto a otras contemporáneas que, de distinta manera, dialogan con el estilo de aquel momento.
El espacio reabrió sus puertas en septiembre, luego de haber estado cerrado desde marzo del año pasado para realizar una profunda remodelación, que sin dudas no solo mejoró la estética, sino también las posibilidades expositivas y de circulación.
Así, en la propuesta se pueden observar piezas de Andy Warhol, Roy Liechtenstein, Christo, Willem De Kooning, Jime Dine, Man Ray, entre otros, junto a consagrados argentinos como Berni, Raquel Forner, Lucio Fontana, Yuyo Noé y muchos más.
Lotty Rosenfeld. Entrecruces de la memoria (1979-2020) en el Parque de la Memoria y el CC Matta
El legado de la artista y activista chilena se presentó desplegado en dos espacios, ambas curadas por la teórica chilena Nelly Richard, siendo el Parque donde se desarrolló la muestra principal.
El recorrido incluyó una selección de obras individuales, como su participación en diversos espacios de activismo, como el Colectivo Acciones de Arte (CADA) y organizaciones de mujeres feministas.
La piedra que predice, de Marcela Cabutti, en el Centro Cultural Borges
La muestra estuvo compuesta por más de una decena de obras que forman parte de una serie más extensa que Cabutti comenzó a realizar durante la pandemia en Balcarce, una ciudad a más de 400 kilómetro de CABA, a la que viaja hace 15 años.
Se centró en las piedras movedizas de la ciudad, en su mitología, historias y formas, a través de una perspectiva que, con la petrología como eje, colocó a los minerales como centro de unión de dos continentes que alguna vez fueron uno y que, a su vez, representan la separación de los destinos de la humanidad, a través de video-esculturas, instalaciones y fotografías.
Dies Irae. Sobre las posibles formas del mañana, de Max de Esteban, en Muntref
Le exposición del artista español en el Museo de los Inmigrantes en Argentina se acercó mediante medios audiovisuales a las infraestructuras contemporáneas y su impacto en la organización social y económica global.
Curada por Ferran Barenblit y con el apoyo del Centro Cultural de España en Buenos Aires, la exposición tomó su nombre del himno medieval “Dies Irae”, conocido por su inclusión en los Requiem de Mozart y Verdi.
Así, estuvo compuesta por seis vídeos y diez series de imágenes que analizaron infraestructuras clave del capitalismo contemporáneo. Los videos de de Esteban son el resultado de un proceso de escritura y conceptualización visual, en los que presenta fábulas contemporáneas que invitan a la reflexión crítica y poética, mientras que en sus imágenes fotográficas opera dentro de la tradición del arte basado en la investigación, creando ensayos visuales que fusionaron múltiples elementos de diferentes orígenes.
Guyra ka’aguy / Pájaro salvaje. Textiles de Mónica Millán, en Fundación Santander
La quinta exhibición anual del la Fundación ubicada frente a Parque Lezama reunió más de 60 obras de arte textil, video, instalación y dibujos de Mónica Millán, artista misionera quien desde 2002 al 2012 trabajó en Paraguay con un pueblo de tejedoras.
Su trabajo de recuperación, identificación y recreación de tejidos tradicionales le permitió generar un vínculo muy fecundo entre creación artística, artesanía popular y lenguaje plástico, que se plasmó de manera preciocista en la exposición curada por María Laura Rosa, donde los motivos naturales y las tradiciones se presentaron en delicados patrones de bordado.
La exposición presentó una selección de obras y documentos representativos de la trayectoria artística de Carballo, conocida especialmente por el estilo único de sus grabados en los que combina elementos de la vida cotidiana con un profundo compromiso social, como también de su rol docente.
Con curaduría de Lucía Laumann, el evento estuvo organizado en tres núcleos: La Cárcova, que puso en foco su paso por la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova; El alma de la Ciudad, donde se desplegaron sus modos de habitar la urbanidad, y Entre las aulas y el taller, dedicado a su tarea como maestra, todo a través de grabados, dibujos, documentos, cerámicas y fotografías.
Sergio Vega. El Modernismo y sus Descontentos, en la Fundación Andreani
Abierta hasta marzo, la exposición aborda el desarrollo y el impacto de la modernidad en las grandes metrópolis urbanas de Latinoamérica, centrándose en Argentina y Brasil, a partir de una serie de instalaciones.
A través de diagramas habitacionales, Vega critica la ciudad como una institución de modernidad fallida que clasifica y margina a los individuos.
Ary Brizzi. Arte, Diseño y Modernidad, en el Decorativo
Hasta el 2 Marzo se puede visitar la muestra curada por María José Herrera, que invita a descubir, a través de más de 300 piezas, la faceta como diseñador del arista geométrico.
Antes de ser premiado y reconocido por su pintura y escultura desde los años 60, Brizzi se dedicó al interiorismo y diseñó stands feriales y campañas publicitarias para importantes empresas.
Entre 1951 y 1973 creó afiches, arquitecturas efímeras y objetos para los modos de vida que emergían con la prosperidad de aquellos años cruciales para la cultura visual argentina y que hoy se reúnen por primera vez.
Punto de fuga, en Móvil Arte Contemporáneo
El espacio independiente de Parque Patricios celebró su década de existencia con una muestra coral, curada por Solana Molina Viamonte, Alejandra Aguado y Sylvie Fortin, de la que participaron los 21 artistas que alguna vez expusieron allí de manera individual.
Así, por el espacio que se encuentra en cheLA, un centro autogestionado en el que habitan otros proyectos autogestivos e independientes, su pudieron observar pobras de Irina Kirchuck, Joaquin Boz, Tomás Maglione, Mercedes Azplicueta, Sebastián Roque, Nicolás Sarmiento, Santiago de Paoli, Joaquín Aras, Manuel Molina, Elena Dhan, Benjamín Felice, Julián D´Angiolillo, Mariana Ferrari, Jesús Jair Toledo, Celina Eceiza, Denise Groesman, Nicolás Mastracchio y Lucía Reissig.
Mondongo: Retratos, en la Fundación Macro
La exhibición, curada por Patricia Rizzo, presentó una colección de retratos del reconocido dúo artístico formado por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, referentes en el panorama artístico tanto nacional como internacional.
En las piezas, creadas desde desde 2001, utilizaron materiales no convencionales como cera, hilos de coser, plastilina, cristales de strass, tachas y fósforos, y exploraron la relación entre la materialidad y la imagen, reinterpretando figuras emblemáticas de la cultura argentina y mundial, desde escritores hasta coleccionistas de arte, a través de un enfoque tanto realista como metafórico.
Pretérito Imperfecto, en el Centro Cultura Rojas
En el marco de las celebraciones por sus 40 años, el espacio de la UBA reunió obra de Sergio Avello, Elba Bairón, Nicola Costantino, Martín Di Girolamo, Alberto Greco, Jorge Gumier Maier, Miguel Harte, Graciela Hasper, Alicia Herrero, Roberto Jacoby, Magdalena Jitrik, Fernando Kacero, Alejandro Kuropatwa, Fernanda Laguna,Luis Linder, Alfredo Londaibere, Marcos López, Liliana Maresca, Marcelo Pombo, Marcia Schvartz, Pablo Siquier, Pablo Suárez y Román Vitale, entre otros, quienes fueron parte de la que se denominó como la “Estética del Rojas” durante las décadas de los 80 y 90.
Ya llega esta nueva propuesta de PROA en el barrio de La Boca, desde el próximo jueves 28 de noviembre de 10 a 18 horas, actividad gratuita con inscripción previa, seminario “La presencia inca en la Argentina”, se otorgarán certificados de asistencia.
“La presencia inca en la Argentina” Arqueólogos, antropólogos e historiadores destacados en el ámbito del mundo andino se reúnen para reflexionar sobre la naturaleza de la presencia inca en el actual territorio argentino desde una perspectiva centrada en el rol activo que juegan los objetos en la vida social.
¿Cómo actuaron los objetos para naturalizar el derecho del Inca a gobernar el estado más extenso y culturalmente heterogéneo de la América prehispánica? ¿Podemos pensar a las vasijas, los tejidos, los metales, la arquitectura o los caminos como “aliados” en el proyecto político Inca? ¿De qué forma?
Estos son algunos de los interrogantes que acompañan el recorrido y la reflexión durante el seminario
Organizan: Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA – Fundación Proa Coordinador: Axel Nielsen Docentes: Verónica Williams – Norma Ratto – Constanza Taboada – José Vaquer – Marco Giovannetti – Pablo Cruz – Axel Nielsen
Fundacion PROA Avda. Pedro de Mendoza 1929, La Boca.
28 de septiembre 2024 - enero 2025
Fundación Proa, Buenos Aires
Dirección, contacto
Curaduría: Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki, Julio Rucabado
Fotos de la exposición
Originalmente producida por el MALI - Museo de Arte de Lima, Perú, con curaduría de los destacados especialistas Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado, Fundación Proa presenta la exposición “Los incas. Más allá de un imperio”. A través de una perspectiva interdisciplinaria que abarca arqueología, historia, lingüística, arte y diseño, la muestra es una invitación a viajar en el tiempo para explorar los orígenes del Tahuantinsuyo o imperio inca y su proyección en el continente americano. La influencia inca se extendió por los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina, dejando una huella profunda en cada una de las sociedades conquistadas a su paso.
La edición de Fundación ProaPara su presentación en Buenos Aires, la edición de Proa reúne 138 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas de Perú, entre las que destacan cerámicas, textiles, objetos líticos y pinturas, algunas nunca antes exhibidas en Argentina. La selección incluye notables ejemplos de la indumentaria inca; objetos de uso cotidiano como los queros, cuyo valor simbólico es clave para comprender la dinámica de su estrategia política; se presentan figuras talladas que fueron parte de ofrendas y rituales religiosos, piezas cerámicas de asombrosa factura, y entre esos tesoros están los famosos quipus, un sistema contable único y de gran precisión compuesto por hilos y nudos con los que registraban lo que era importante para la economía del imperio.
Relevancia para el arte contemporáneoSiendo Proa un centro de arte contemporáneo, la muestra se inscribe dentro de una tradición de la institución de presentar las culturas originarias, tanto argentinas como de otros países. Adriana Rosenberg, que preside y dirige Fundación Proa, destaca: "Desde las vanguardias de principios del siglo XX, las obras de arte de las culturas originarias influenciaron en las nuevas concepciones estéticas. No se puede estudiar el arte moderno sin esos diálogos. En la actualidad se ha planteado un debate sobre la presencia de las voces de las culturas originarias, llevando a los curadores, a las exposiciones y a los museos a exhibir sus piezas y también contar sus historias. Los museos de arte contemporáneo incorporan a artistas que en forma de colectivos o individualmente trabajan con diversas comunidades, creando nuevas formas de contemplar y percibir el arte. Esta tendencia, resultado de una información global, tiene que ver con la necesidad de crear nuevas narrativas artísticas.”
"Más allá de un imperio", en la Fundación Proa, reúne 138 piezas originales procedentes del Museo de Arte de Lima, y pone en valor una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica
Anónimo Quero en forma de cabeza de jaguar y decorado con escena con chunchos, ca.. 1700 - 1780 Madera tallada con resina embutida.
No es la primera vez que la Fundación Proa reafirma su compromiso con la difusión de la cultura de los pueblos originarios del continente americano. Deben recordarse las extraordinarias muestras sobre la civilización olmeca, la del Golfo de México, los aborígenes del Gran Chaco, los pampas y sus textiles, la platería mapuche y los caminos sagrados de los habitantes nativos de la Argentina.
“Los Incas- Más allá de un imperio” es una muestra organizada por el Museo de Arte de Lima (MALI) y la Fundación Proa con la curaduría de destacados especialistas: Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado. Se muestra una selección de 138 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas de Perú, que pone en valor una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica, es decir, cuatro siglos de cultura andina.
Asimismo, permite explorar los orígenes del Tahuantinsuyo o Imperio Inca, su proyección, la complejidad de su organización sociopolítica a través de objetos de cerámica, textiles, figuras talladas pertenecientes a ofrendas y rituales religiosos, quipus , un sistema contable único y de gran precisión compuesto por hilos y nudos con los que se registraba lo que era importante en materia económica para el Imperio así como información narrativa y genealogía.
La tecnología contemporánea permite también apelar a recursos audiovisuales que han explorado la presencia inca en nuestro territorio; por ejemplo, los yacimientos arqueológicos en Pucará del Tilcara (Jujuy), la Paya y Llullaillaco (Salta), Aconquija y Shincal de Quimivil (Catamarca), que además ubican la llegada de los incas entre 1471 y 1497.
La Sala 1 está dedicada a los orígenes y formación del Tahuantinsuyo, relatos míticos recogidos durante el período colonial. En la Sala 2 se encuentra todo lo relacionado con la organización y administración del imperio, la producción de la tierra, la identidad a través del vestido, rituales y ofrendas. En el Tahuantinsuyo existían alrededor de 80 provincias con una población de 20.000 a 30.000 familias que aportaban trabajo como una forma de tributo. Se realizaron grandes obras públicas, construcción de caminos, proyectos agrícolas.
La Sala 3 está dedicada al paisaje, la arquitectura y el vasto territorio cuyas construcciones son sencillas, los edificios de élite son reconocibles por el uso de piedras pulidas. El lenguaje visual estuvo inspirado en la geometría, especialmente el entramado de los textiles, varias obras pertenecen al Museo Amano que nos deslumbró en su momento por la diversidad y ejecución de piezas tan refinadas , fundado por un exitoso industrial japonés para protegerlas del robo y del saqueo.
En la Sala 4 se exhiben obras del período colonial. Varias reflejan la violencia ejercida en los Andes por Francisco Pizarro, que se inicia con la captura y ejecución del Inca Atahualpa en 1532 y el nombre Tahuantinsuyo será reemplazado por el del Perú, pero no se puede juzgar la historia de tantos aventureros en busca de plata , oro, quinina, coca, quinina, grandes riquezas, también llegaron otros que ansiaban conocer flora, fauna, geología , geografía para darlas a conocer al mundo científico , como señala John Alden Mason, lingüista y antropólogo (EE.UU.) autor de “Las antiguas culturas del Perú” publicado en 1962.
Según los curadores “Los quiebres y continuidades planteadas en un recorrido temporal tan vasto, invitan a repensar ciertas preconcepciones sobre el origen, desarrollo y fin de un fenómeno que se resistió a desaparecer de nuestra memoria y cuyo legado pervive hasta hoy”.
En consonancia con este concepto, Adriana Rosenberg, Directora de Proa, señala “que no se puede estudiar el arte moderno sin dialogar con la gran influencia que las culturas originarias tuvieron con las nuevas concepciones estéticas”.
(Av. Pedro de Mendoza 1929. De miércoles a Domingos de 12 a 19. Miércoles: entrada gratuita.)
Organizada por el Museo de Arte de Lima y la institución anfitriona, la Fundación Proa, la exposición avanza por sus salas para exhibir una sorprendente selección de ciento treinta y ocho objetos procedentes de colecciones públicas y particulares de Perú. «Los Incas. Más allá del imperio», inaugurada el 28 de septiembre, se propone descubrir esta civilización andina que los conquistadores españoles doblegaron con llamativa celeridad.
Al arribo de los españoles a la costa peruana, el territorio denominado Tahuantinsuyo se extendía por las actuales geografías de Perú -cuya zona nuclear ubicamos en el Cuzco-, Ecuador, Colombia, Bolivia, Chile y Argentina. La organización administrativa, militar y económica de tan extenso dominio requería de un desarrollo hoy difícil de comprender, máxime cuando los recursos tecnológicos eran tan limitados. Por caso, llama la atención un objeto construido con cuerdas de diversa longitud, donde la presencia de ciertos nudos da cuenta de su funcionalidad: se trataba de un registro contable que preservaba una información cuantitativa clave para el control económico de alrededor de ochenta provincias. Quipu, tal su nombre. Verlo allí exhibido dentro de una vitrina construida ad hoc, tan frágil y tan útil, nos remite al período Colonial Temprano, ca 1500-1600 y hasta cabe pensar que algunos funcionarios imperiales habrían llegado al noroeste hoy argentino con estos instrumentos contables, dispuestos a supervisar la producción económica de sus dominios periféricos.
Hilario: ¿Cuál fue el mayor desafío en tu rol de cocurador al darle forma a esta exposición?
Ricardo Kusunoki: Sin duda, compendiar un panorama muy diverso a través de la selección de obras y, además, desmitificar una imagen instalada a lo largo del tiempo sobre la sociedad incaica. lo que nos ha quedado de la cultura material inca no calza con la forma como se suele imaginar actualmente un gran imperio. Y los vacíos que han dejado estos testimonios del pasado han sido llenados con expectativas de distinto tipo. Lo que intenta la muestra es evidenciar qué conocemos sobre los incas reales y cómo hay una serie de ficciones que se construyen desde el propio periodo colonial hasta el presente.
La exposición busca ahondar en las huellas de aquel imperio, en sus rasgos más distintivos. Los textiles, las cerámicas, los objetos líticos y también los tallados en madera, como los construidos en metales, dan cuenta de usos cotidianos y también rituales. Y ya en tiempos virreinales, el guión museográfico avanza en la pervivencia colonial entre lo inca y lo español, proyectando su mirada hasta el siglo veinte, con su legado en las artes, el diseño y la cultura popular.
Las evidencias más rigurosas van consolidando una nueva mirada sobre este imperio, el más extenso de América, cuyo origen se da hace unos seiscientos años y cuyo quiebre se inicia con la captura y ejecución del inca Atahualpa en 1532. La formación de su poder político a través de la conquista de otros pueblos indígenas posee características especiales que aluden a su arquitectura -cuya expresión máxima es Machu Pichu, construido para ser la residencia real del soberano Pachacútec Yupanqui-, pero que también se expresaba en los templos sagrados, los centros de almacenamiento, las terraza agrícolas, los cuarteles de uso militar... Y debe destacarse también la red de caminos que vinculaba todo el imperio, el Qhapaq Ñan que recorría los Andes y el Altiplano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se estima que a lo largo de todo el imperio disponían hasta de dos millones de hectáreas de tierras cultivables -acudiendo a terrazas agrícolas en las laderas de las montañas y a sistemas de regadío-, y todas rendían tributo.
Gigantografía con la vista de Machu Pichu. La imagen fue reproducida a partir de una fotografía vintage de Martín Chambi. Fotografía: Hilario.
Pero no solo se expandía el poderío inca a través de estas estructuras magnas, también lo hacía por medio de los más diversos artefactos. Por ejemplo, el arte textil inca era de una excelencia tal que hoy día sigue asombrando. Si visitan la exposición lo apreciarán en una túnica real o unku, cubierta en ambos lados con tocapu, motivos que aparecen encerrados en formas cuadrangulares y distribuidos en forma de retícula. Andrew J. Hamilton, al analizar esta manifestación del arte inca, sostiene que «a pesar de que algunos investigadores han tratado de interpretar los tocapu como representaciones glíficas de un sistema de escritura perdido, solo un motivo es definitivamente figurativo. Este representa otro tipo de vestimenta inca, a menudo llamada túnica ajedrezada, la cual se cree que fue el uniforme de los guardias reales incas [nota del editor: la exposición incluye un unku ornamentado con este motivo cuadriculado, cuya datación es del 1400 - 1532]. Los otros patrones tipifican las llamadas cualidades geométricas del arte Inca, con líneas, ángulos, rombos, cuadrados, equis y formas escalonadas. Los tocapu parecen haber funcionado como insignias o emblemas imperiales que distinguían importantes objetos de estado. El privilegio de vestir prendas con tocapu solo podía ser otorgado por el Sapa Inca, y solo él podía vestir una túnica llena de tocapu. La inclusión de túnicas militares a escala reducida probablemente creó una declaración de poder imperial, evidenciando gráficamente el control que el Sapa Inca tenía sobre los nobles que vestían tocapu de las muchas provincias subyugadas de su imperio. Es posible que el uso de la túnica transformara visualmente el cuerpo del emperador en una encarnación del Tahuantinsuyo». En esa línea de pensamiento, Elena Phipps -otra especialista convocada en los textos que acompañan la exhibición-, abunda sobre el modo de producir estas prendas y sobre su calidad, «las vestimentas incas de origen oficial y real se encuentran entre las más finas de todos los tiempos», sostiene.
Los diseños que decoraban estas prendas no eran figurativos, sino que se trataba de diversas síntesis abstractas, representaciones geométricas cuyo significado preciso aún hoy se desconoce. Modelos ornamentales que se replicaron en los quero, vasos tallados en madera, los que derivan en la modificación de su relato ornamental desde las expresiones geométricas hacia las representaciones de figuras humanas y zoomorfas a lo largo del virreinato. Uno de ellos -que captura la atención del público-, con la forma de cabeza de jaguar y decorado con escenas con chunchos -personas de la región selvática, escasamente incorporados a la civilización occidental- es datado entre 1670 y 1770.
Las cerámicas, en cambio, dialogan con las formas utilitarias buscadas y las representaciones figurativas de animales y frutos, con diversas decoraciones incisas o policromadas de guardas abstractas de formas geométricas. Numerosas piezas exhibidas en las salas de la Fundación Proa dan cuenta de este rasgo, por caso, una vasija fechada entre 1470 y 1532, con la representación de estructuras de planta circular, y hay otra representando construcciones de planta rectangular. Ambas coronadas con una figura zoomorfa.
En territorio argentino
Distintas fuentes etnohistóricas ubican la entrada de los incas a la geografía hoy argentina, entre 1471 y 1493. Para presentar ese aspecto del imperio inca, la exposición acude a los recursos audiovisuales contemporáneos y con el video se muestran los yacimientos arqueológicos hallados en tres de las siete provincias que fueron parte del Tahuantinsuyo. Se exhiben los sitios de Pucará del Tilcara (Jujuy), La Paya y Llullaillaco (Salta), y Aconquija y Shincal de Quimivil (ambos en Catamarca) como testimonio de los distintos escenarios donde se produjo el encuentro con los habitantes de las comunidades locales.
En la época colonial
La pervivencia de la cultura inca en tiempos de la administración hispánica también es explorada por la muestra que permanecerá hasta enero del 2025 en la Fundación Proa. «Los quiebres y continuidades planteados en un recorrido temporal tan vasto se presentan en esta exposición como espacios que invitan a repensar ciertas preconcepciones sobre el origen, desarrollo y fin de un fenómeno que se resistió a desaparecer de nuestra memoria, y cuyo legado pervive hasta hoy entre todos nosotros» -sostienen sus curadores, Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado.
Marcos Chillitupa Chávez, Genealogía de los incas, 1837. Fotografía: Hilario.
Y en ese rumbo, la exposición reúne diversos testimonios sobre la proyección inca en el espacio colonial a través de distintos medios, como la pintura y el grabado, y también -lo expresamos- mediante distintos artefactos como el quero o los textiles, cuya herencia incaica es inconfundible.
Entre las pinturas convoca la mirada de todos los visitantes un biombo articulado, Genealogía de los incas -su nombre-, que se inicia con el primer inca gobernante, Manco Cápac. A los argentinos les sorprende que en el último bastidor se presente la figura de «El Libertador del Perú» -¿una referencia a José de San Martín, o a Simón Bolívar?. Fue pintado por Marcos Chillitupa Chávez en 1837, dieciocho óleos sobre tela, cuyo cuerpo se extiende en una amplia superficie de 195 x 471 cm. Y, además, con representaciones de carácter colonial en la otra cara del biombo.
En la voz de Adriana Rosenberg, directora de la Fundación Proa, se aprecia el nivel de las expectativas despertadas en la institución anfitriona: «(...) elegimos esta época del año para que los colegios, las universidades y los curiosos de la historia puedan acercarse, estudiar, participar de los programas educativos y los programas públicos. Organizamos muchas actividades para todas las edades y audiencias.»
La invitación está formulada, «Los incas. Más allá de un imperio» es una exposición que trasciende la arqueología y convoca desde las más diversas disciplinas. Un bello argumento para visitar otra vez ese punto icónico de Buenos Aires, como lo es la Vuelta de Rocha y Caminito, a pasos de la Fundación Proa.
Cine. Mañana a las 18:15, en la sala 3 del cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635, CABA, se proyectará el documental de Antonio Cervi, Argentina, tierra de guitarras, referido al Festival Internacional de Guitarras del Mundo dirigido por Juan Falú. Entradas a precio accesible. Descuento a estudiantes y jubilados.
Muestra. En Fundación Proa se puede ver la muestra Los Incas. Más allá de un imperio. En Av. Pedro de Mendoza 1929, de miércoles a domingo de 12 a 19. CABA.
Libro. El jueves a las 18 se presenta el libro Las etnografías de lo digital. Otras formas de estar “allí” de Daniel Daza Prado y Carolina Di Próspero, quienes conversarán con Eugenia Michelson y Florencia Adorno. En Librería del Fondo y Centro Cultural Arnaldo Orfila Reynal, Costa Rica 458, CABA.
Muestra II: Desde el miércoles se puede visitar Exposición sobre las bombas atómicas y la paz de Hiroshima y Nagasaki-Hacia los 80 años desde el bombardeo dedicada a la memoria de los bombardeos atómicos. En el CCK, CABA.
Teatro. Sábados a las 19 y domingos a las 21, en el Teatro Picadero, puede verse la obra Quiero decir te amo, con dramaturgia y dirección de Mariano Tenconi Blanco. En Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857, CABA.
Teatro II. Todos los sábados de octubre a las 20, Cristina Banegas vuelve
con Molly Bloom en El Exéntrico de la 18, Lerma 420, CABA. Entradas en Alternativa Teatral.
El imperio Inca, o Tahuantinsuyo, abarcó la zona andina desde el sur de Colombia hasta la zona central de Chile y su extensión al noroeste argentino y la actual Mendoza. Desde el 28 de septiembre llegará hasta la República de La Boca con la inauguración de la exhibición Los incas. Más allá de un imperio en la Fundación PROA. Más de 250 objetos arqueológicos y obras de arte se exhibirán para recordarnos que la cultura inca también forma parte del ser argentino.
Clarín Cultura accedió al montaje de la exhibición, un trabajo que se realiza de manera delicada, minuciosa y con profundo cuidado ya que muchas de las piezas nunca habían salido de Perú. Restauradores del Museo de Lima (MALI) y de PROA trabajan codo a codo junto a los tres curadores, los peruanos Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado.
El rescate de las culturas de los pueblos originarios es una tradición en PROA, así como el perfil fuertemente pedagógico de sus propuestas. La fundación que preside Adriana Rosenberg ha presentado en el pasado exhibiciones sobre la cultura olmeca y del Golfo de México. Hasta enero exhibirá por primera vez una muestra sobre la cultura incaica y su repercusión en la actualidad.
“Uno de los grandes objetivos de la exposición era mostrarle al público que los incas no se terminan con la llegada de Francisco Pizarro en 1532, que mató a Atahualpa y que con eso se termina, que es lo que nos enseñan en el colegio. Sino que hay, de alguna manera, una pervivencia de tradiciones y costumbres, pese al intento de la corona española en la extirpación de idolatría”, explica Cecilia Pardo, curadora e investigadora de la Universidad del Pacífico.
La exhibición se presentó por primera vez en el MALI y con algunas modificaciones llega a Buenos Aires. Hay piezas de una decena de museos públicos, conjuntos de objetos que terminaron en distintas colecciones privadas y que se reencuentran por primera vez después de siglos, y otros que abandonaron Perú por primera vez para viajar a la Argentina.
–¿Cómo se pensó esta muestra para traerla a Buenos Aires, al barrio de La Boca?
–Julio Rucabado: Las direcciones han tenido conversaciones desde hace más de un año y Fundación PROA estuvo muy interesado en la muestra, en la concepción, en la temática. Hay una tradición en PROA de abrir el espacio para exhibiciones de carácter histórico. Nos visitaron cuando la muestra estaba abierta allá e hicimos las conversaciones respectivas. Además, una de las secciones de nuestra muestra en Lima era "Conexiones con otros pueblos", pero lo mirábamos mucho desde el área peruana. Vimos la posibilidad porque aquí en Argentina hay un acervo muy importante, no solamente de sitios arqueológicos.
–Cecilia Pardo: Esta es una muestra que tiene más de seis años de concepción, es probablemente una de las muestras más ambiciosas que ha hecho el Museo de Arte de Lima dedicadas a las culturas prehispánicas. Abordar el tema de los Incas es complejo porque no solo lo abordas desde la arqueología, lo tienes que abordar también desde la información etnohistórica. El Tahuantinsuyo tuvo una duración bastante corta en comparación con otras culturas prehispánicas antes de los incas. Cuando los españoles llegan empiezan a documentar en escritos, crónicas, encargos, lo que veían. Hemos abordado la exposición tratando de establecer el diálogo justamente entre ambas disciplinas, entre lo que leemos y lo que los arqueólogos encuentran.
–No existía entre los incas el concepto de arte ¿Cómo se trabajó para incorporárselo?
–Pardo: En el MALI, antes de la remodelación, nuestro texto introductorio del arte prehispánico empezaba así: “Aunque los objetos que vemos en este museo no fueron concebidos por las sociedades prehispánicas como objetos de arte...”. Al hablar de objetos de arte es una concepción totalmente occidental que nosotros estamos asignando. Son objetos principalmente rituales que tuvieron el objetivo de formar parte de estas celebraciones y especialmente producidos también para los rituales funerarios, para el viaje al más allá. Sin embargo, son estéticamente y artísticamente tan finos y tan especiales que para nosotros sí son consideradas obras de arte. Tanto así que los museos de arte lo tienen expuestos. El MALI es un museo de arte donde nosotros hemos planteado una exposición que reúne las dos perspectivas, la historia y el arte, sin dejar de lado el contexto arqueológico.
–Rucabado: Mientras que el arte occidental procede de una pintura y un paisaje que representa la realidad, en muchos de los objetos que los incas elaboraban no era solamente para mostrar algo de la realidad, sino era la realidad misma. Por ejemplo, esos cuerpos de piedra que se conocen como conopas, nosotros a veces decimos que representan llamas o camélidos, alpacas. Sin embargo, para los incas esos cuerpos eran en esencia una entidad con energía vital. Entonces, las cosas se animan. Lo que para nosotros son objetos, que ahora están detrás de una vitrina, para los incas eran objetos animados. Se les pedía, a manera de favor, la propiciación de la fertilidad del ganado, en el caso de los que representan maíces la fertilidad de los campos de cultivo y en retribución el que pedía ofrecía cebo de llama y la colocaba al interior de la conopa. La conopa era como una deidad tutelar doméstica que era llevada de un lugar a otro.
–Pardo: Uno de los grandes retos de una exposición como ésta es tratar de desvincularnos de nuestra manera de entender el mundo occidental y tratar de meternos en una estructura totalmente distinta. Las sociedades andinas tuvieron otra manera de ver el mundo en el que vivían y la naturaleza es clave en esta interacción. Nosotros a veces nos olvidamos de la naturaleza. Las huacas (N.d.R objeto o lugar sagrado) que hoy en día las concebimos como sitios arqueológicos, podían ser una laguna, una montaña, una piedra. También se ve en los animales como a través del tiempo las divinidades o los jefes adquieren atributos de diferentes animales.
–¿Qué diferencias hay entre lo que se encontró en Perú y en Mendoza?
–Pardo: Hay ciertos rasgos, la presencia de arquitectura y de ciertos estilos. Vamos a ver que en Argentina, por ejemplo, hay urpus (N.d.R forma más representativa de la cerámica incaica) que es la forma característica, mal llamada aríbalo. Sin embargo, cada una de las comunidades donde llegaron, cada uno de los pueblos donde llegaron los incas, de alguna manera tuvieron que adaptarse, primero por alianzas amicales y, si no aceptaban, ya tenían que ser sometidos mediante violencia. Pero muchos de ellos mantenían sus propias tradiciones, sus propias arquitecturas, sus propias religiones, sus propias deidades y se asimilaban a los incas. No sabemos mucho cómo en realidad. Lo otro es que hay muchas preguntas que no tienen respuesta y eso es característico en la arqueología del mundo, pero especialmente en la andina, cuando se ha excavado el 10%.
–¿Cuál fue el legado de los incas al arte contemporáneo?
–Pardo: No solo Incas. Hay muchos artistas que han mirado a lo Wari, que es una iconografía muy distinta, más sintética. Mark Rothko ha sido asociado a lo Wari. Además, la muestra en Lima tenía todo un componente de inspiración prehispánica en el arte contemporáneo regional. El artista argentino Alejandro Puente, que trabaja con temas de plumas, se inspiró en el arte plumario, que es muy importante no solo en el arte inca, sino en el arte de culturas como la nazca, la chimú.
Artistas de caballeteLos incas. Más allá de un imperio es una muestra interdisciplinaria. Hay todo tipo de cerámicas y ornamentos, impresionantes textiles realizados en algodón y lana de camélidos en perfecto estado de conservación, videos y, una sorpresa, pinturas al óleo y grabados. La cultura inca se extendió desde la etapa precolombina hasta los inicios del siglo XX y la llegada de los conquistadores introdujo las técnicas artísticas europeas.
Ricardo Kusunoki es el curador especialista en la pintura al óleo que ocupa la cuarta sala de la exposición, en el primer piso de la fundación. Para la ciudad de Cuzco, capital del imperio inca, la pintura era un rubro comercial muy relevante y muchos incas que pertenecían a la nobleza, o decían ser decendientes de los grandes líderes, se dedicaban a esto.
El curador explica a Clarín Cultura que para comprender qué temas elegían pintar los incas, se debe tener en cuenta que existe una diferencia fundamental entre ellos y los conquistadores españoles. En el imperio inca prima la idea de asimilación de culturas, de convivencia entre dos cosmovisiones. En cambio, para la corona de España el proceso de conquista se justifica por un proceso de evangelización.
En este marco, los incas debieron “crear una ficción”, define el curador, que consistía en establecer la narrativa de que los reyes conquistadores eran continuadores legítimos de la nobleza inca. Era una estrategia de negociación para mantener algunos privilegios entre los locales. Esta ficción fue ampliamente difundida en grabados, pinturas al óleo y hasta biombos. Se trata de una manera de narrar la historia peruana que persiste al día de hoy, donde todavía se establecen continuidades desde los incas hasta los presidentes de la república.
Una de las estrategias de los incas era reconocerse como súbditos fieles del monarca y que se les reconozca como cristianos plenos. De allí que los artistas incas pinten crucifixiones, escenas de la festividad de Corpus Christi, alusiones a la evangelización y al castigo en el infierno para los malos cristianos.
–¿Son los colonizadores los que los introducen a la pintura?
–Kusunoki: Es un lenguaje occidental, entonces hay una llegada de técnicas y de lenguajes nuevos y sobre todo la pintura se convierte en un medio de argumentación clave. Lo que vemos aquí son argumentos visuales de parte de ciertos sectores de la elite indígena que trabajan en el lenguaje en el que toda la sociedad colombina puede entender.
–Se nota que hay cuestiones de tamaños o de perspectivas que no manejaban.
–Kusunoki: Yo diría que ahí es más que falta manejo, es desinterés. En primer lugar porque la pintura cusqueña por lo general es un arte en el que son imágenes de imágenes. No pasa necesariamente por la gran tradición académica europea donde el estudio del cuerpo humano es esencial. Aquí el cuerpo humano funciona a nivel de fórmulas que ya están predefinidas por otras imágenes por lo general. Entonces el interés por la anatomía humana no es tan importante. Hay un refinamiento en cuanto a las calidades superficiales de la pintura, en cuanto a la aplicación del oro, pero el tema de la anatomía en realidad no es algo que sea primordial. La ilusión no se crea por ahí.
Los incas. Más allá de un imperio en la Fundación PROA inaugura el 28 de septiembre y permanecerá abierta hasta enero de 2025.
La corona es de plata y tiene casi medio metro de alto. Fue tallada con figuras que recrean un sol, una luna, estrellas y varias especies de animales en 1875, más de tres siglos después del fin del imperio incaico. Pero conserva rastros del legado de una de las civilizaciones más importantes del mundo antiguo, que se expandió desde Cuzco por el continente hasta llegar la Argentina y que sigue asombrando con sus misterios.
Así lo revela la muestra que se inaugurará mañana en Fundación Proa: Los incas. Más allá de un imperio invita a viajar hasta los orígenes del Tahuantinsuyo, el Estado “más organizado y grandioso en los Andes”, que alcanzó su mayor extensión hacia 1520. Entonces llegó a tener un sistema de caminos de más de 26.000 kilómetros, a través del cual se conectaban las poblaciones de unas 80 provincias y dos millones de hectáreas de tierras cultivables. Las representaciones de sus habitantes que llegaron hasta nuestros días son posteriores a la época en que vivieron, y contribuyeron a alimentar diversos mitos.
“Con su emblemático diseño y particular manera de transformar e integrarse al paisaje, la arquitectura inca permitió visibilizar la presencia del Estado a lo largo de un vasto territorio”, explican en uno de los textos de sala Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado, curadores de esta exposición que fue producida y presentada el año pasado en el Museo de Arte de Lima (MALI). En su versión porteña, además de 138 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas de Perú -cerámicas, textiles, pinturas y objetos-, suma registros audiovisuales de yacimientos arqueológicos incaicos del siglo XV hallados en Jujuy, Salta y Catamarca.
“Es probable que no exista un sitio inca más conocido que Machu Picchu –agrega la historiadora Stella Nair, una de las expertas convocadas para el catálogo-. Construido para ser la residencia real del soberano Pachacútec Yupanqui, representa un excelente ejemplo de arquitectura simple y sumamente adaptable. En este caso, era lugar de reposo del Sapa Inca, y se convertía en capital temporal cuando él residía ahí”.
En la administración de una estructura tan diversa jugaron un rol clave los quipus, cuerdas enrolladas con hilos de colores y nudos que conformaron el principal sistema de información de los Andes, a cuyo estudio le dedica un sitio especial Google Arts & Culture. “Si bien la mayoría de quipus incas registraba datos numéricos, sabemos que algunos también guardaban información narrativa como relatos y genealogías”, señalan los curadores sobre estas piezas que llegaron a inspirar obras de artistas como Jorge Eduardo Eielson (1924-2006) y Cecilia Vicuña, ganadora del León de Oro en la Bienal de Venecia en 2022.
“Desde las vanguardias de principios del siglo XX, las obras de arte de las culturas originarias influenciaron en las nuevas concepciones estéticas –observa Adriana Rosenberg, presidenta de Fundación Proa-. No se puede estudiar el arte moderno sin esos diálogos. En la actualidad se ha planteado un debate sobre la presencia de las voces de las culturas originarias, llevando a los curadores, a las exposiciones y a los museos a exhibir sus piezas y también contar sus historias. Los museos de arte contemporáneo incorporan a artistas que en forma de colectivos o individualmente trabajan con diversas comunidades, creando nuevas formas de contemplar y percibir el arte. Esta tendencia, resultado de una información global, tiene que ver con la necesidad de crear nuevas narrativas artísticas”.
Un ejemplo es la actual edición de la Bienal de Venecia, curada por Adriano Pedrosa, que se propone como “una celebración de lo extranjero, lo lejano, lo outsider, lo queer y lo indígena”. Buena oportunidad entonces para remontarse ahora en Proa a aquellos objetos, rituales y textiles americanos que conservan rastros de una cosmovisión.
“Desde que Francisco Pizarro y sus tropas hicieron contacto con el Tahuantinsuyo, la violencia forjó las bases de un nuevo orden en los Andes. El hito inicial de este proceso sería la captura y ejecución del inca Atahualpa en 1532″, recuerdan los curadores al señalar un “punto de quiebre” en esta historia, que desencadenó “una permanente tensión entre la ruptura y la continuidad con el pasado”. Un pasado que parece más vivo que nunca.
Los incas. Más allá de un imperio en Fundación Proa, desde mañana a las 17 hasta mediados de enero. Inauguración con entrada gratis. Entrada general $4000 y $2000 para estudiantes, docentes y jubilados. Menores de 12 años, sin cargo. Miércoles gratis.
Celina Chatruc
El imperio Inca, o Tahuantinsuyo, abarcó la zona andina desde el sur de Colombia hasta la zona central de Chile y su extensión al noroeste argentino y la actual Mendoza. Desde el 28 de septiembre llegará hasta la República de La Boca con la inauguración de la exhibición Los incas. Más allá de un imperio en la Fundación PROA. Más de 250 objetos arqueológicos y obras de arte se exhibirán para recordarnos que la cultura inca también forma parte del ser argentino.
Clarín Cultura accedió al montaje de la exhibición, un trabajo que se realiza de manera delicada, minuciosa y con profundo cuidado ya que muchas de las piezas nunca habían salido de Perú. Restauradores del Museo de Lima (MALI) y de PROA trabajan codo a codo junto a los tres curadores, los peruanos Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado.
El rescate de las culturas de los pueblos originarios es una tradición en PROA, así como el perfil fuertemente pedagógico de sus propuestas. La fundación que preside Adriana Rosenberg ha presentado en el pasado exhibiciones sobre la cultura olmeca y del Golfo de México. Hasta enero exhibirá por primera vez una muestra sobre la cultura incaica y su repercusión en la actualidad.
“Uno de los grandes objetivos de la exposición era mostrarle al público que los incas no se terminan con la llegada de Francisco Pizarro en 1532, que mató a Atahualpa y que con eso se termina, que es lo que nos enseñan en el colegio. Sino que hay, de alguna manera, una pervivencia de tradiciones y costumbres, pese al intento de la corona española en la extirpación de idolatría”, explica Cecilia Pardo, curadora e investigadora de la Universidad del Pacífico.
La exhibición se presentó por primera vez en el MALI y con algunas modificaciones llega a Buenos Aires. Hay piezas de una decena de museos públicos, conjuntos de objetos que terminaron en distintas colecciones privadas y que se reencuentran por primera vez después de siglos, y otros que abandonaron Perú por primera vez para viajar a la Argentina.
–¿Cómo se pensó esta muestra para traerla a Buenos Aires, al barrio de La Boca?
–Julio Rucabado: Las direcciones han tenido conversaciones desde hace más de un año y Fundación PROA estuvo muy interesado en la muestra, en la concepción, en la temática. Hay una tradición en PROA de abrir el espacio para exhibiciones de carácter histórico. Nos visitaron cuando la muestra estaba abierta allá e hicimos las conversaciones respectivas. Además, una de las secciones de nuestra muestra en Lima era "Conexiones con otros pueblos", pero lo mirábamos mucho desde el área peruana. Vimos la posibilidad porque aquí en Argentina hay un acervo muy importante, no solamente de sitios arqueológicos.
–Cecilia Pardo: Esta es una muestra que tiene más de seis años de concepción, es probablemente una de las muestras más ambiciosas que ha hecho el Museo de Arte de Lima dedicadas a las culturas prehispánicas. Abordar el tema de los Incas es complejo porque no solo lo abordas desde la arqueología, lo tienes que abordar también desde la información etnohistórica. El Tahuantinsuyo tuvo una duración bastante corta en comparación con otras culturas prehispánicas antes de los incas. Cuando los españoles llegan empiezan a documentar en escritos, crónicas, encargos, lo que veían. Hemos abordado la exposición tratando de establecer el diálogo justamente entre ambas disciplinas, entre lo que leemos y lo que los arqueólogos encuentran.
–No existía entre los incas el concepto de arte ¿Cómo se trabajó para incorporárselo?
–Pardo: En el MALI, antes de la remodelación, nuestro texto introductorio del arte prehispánico empezaba así: “Aunque los objetos que vemos en este museo no fueron concebidos por las sociedades prehispánicas como objetos de arte...”. Al hablar de objetos de arte es una concepción totalmente occidental que nosotros estamos asignando. Son objetos principalmente rituales que tuvieron el objetivo de formar parte de estas celebraciones y especialmente producidos también para los rituales funerarios, para el viaje al más allá. Sin embargo, son estéticamente y artísticamente tan finos y tan especiales que para nosotros sí son consideradas obras de arte. Tanto así que los museos de arte lo tienen expuestos. El MALI es un museo de arte donde nosotros hemos planteado una exposición que reúne las dos perspectivas, la historia y el arte, sin dejar de lado el contexto arqueológico.
–Rucabado: Mientras que el arte occidental procede de una pintura y un paisaje que representa la realidad, en muchos de los objetos que los incas elaboraban no era solamente para mostrar algo de la realidad, sino era la realidad misma. Por ejemplo, esos cuerpos de piedra que se conocen como conopas, nosotros a veces decimos que representan llamas o camélidos, alpacas. Sin embargo, para los incas esos cuerpos eran en esencia una entidad con energía vital. Entonces, las cosas se animan. Lo que para nosotros son objetos, que ahora están detrás de una vitrina, para los incas eran objetos animados. Se les pedía, a manera de favor, la propiciación de la fertilidad del ganado, en el caso de los que representan maíces la fertilidad de los campos de cultivo y en retribución el que pedía ofrecía cebo de llama y la colocaba al interior de la conopa. La conopa era como una deidad tutelar doméstica que era llevada de un lugar a otro.
–Pardo: Uno de los grandes retos de una exposición como ésta es tratar de desvincularnos de nuestra manera de entender el mundo occidental y tratar de meternos en una estructura totalmente distinta. Las sociedades andinas tuvieron otra manera de ver el mundo en el que vivían y la naturaleza es clave en esta interacción. Nosotros a veces nos olvidamos de la naturaleza. Las huacas (N.d.R objeto o lugar sagrado) que hoy en día las concebimos como sitios arqueológicos, podían ser una laguna, una montaña, una piedra. También se ve en los animales como a través del tiempo las divinidades o los jefes adquieren atributos de diferentes animales.
–¿Qué diferencias hay entre lo que se encontró en Perú y en Mendoza?
–Pardo: Hay ciertos rasgos, la presencia de arquitectura y de ciertos estilos. Vamos a ver que en Argentina, por ejemplo, hay urpus (N.d.R forma más representativa de la cerámica incaica) que es la forma característica, mal llamada aríbalo. Sin embargo, cada una de las comunidades donde llegaron, cada uno de los pueblos donde llegaron los incas, de alguna manera tuvieron que adaptarse, primero por alianzas amicales y, si no aceptaban, ya tenían que ser sometidos mediante violencia. Pero muchos de ellos mantenían sus propias tradiciones, sus propias arquitecturas, sus propias religiones, sus propias deidades y se asimilaban a los incas. No sabemos mucho cómo en realidad. Lo otro es que hay muchas preguntas que no tienen respuesta y eso es característico en la arqueología del mundo, pero especialmente en la andina, cuando se ha excavado el 10%.
–¿Cuál fue el legado de los incas al arte contemporáneo?
–Pardo: No solo Incas. Hay muchos artistas que han mirado a lo Wari, que es una iconografía muy distinta, más sintética. Mark Rothko ha sido asociado a lo Wari. Además, la muestra en Lima tenía todo un componente de inspiración prehispánica en el arte contemporáneo regional. El artista argentino Alejandro Puente, que trabaja con temas de plumas, se inspiró en el arte plumario, que es muy importante no solo en el arte inca, sino en el arte de culturas como la nazca, la chimú.
Artistas de caballeteLos incas. Más allá de un imperio es una muestra interdisciplinaria. Hay todo tipo de cerámicas y ornamentos, impresionantes textiles realizados en algodón y lana de camélidos en perfecto estado de conservación, videos y, una sorpresa, pinturas al óleo y grabados. La cultura inca se extendió desde la etapa precolombina hasta los inicios del siglo XX y la llegada de los conquistadores introdujo las técnicas artísticas europeas.
Ricardo Kusunoki es el curador especialista en la pintura al óleo que ocupa la cuarta sala de la exposición, en el primer piso de la fundación. Para la ciudad de Cuzco, capital del imperio inca, la pintura era un rubro comercial muy relevante y muchos incas que pertenecían a la nobleza, o decían ser decendientes de los grandes líderes, se dedicaban a esto.
El curador explica a Clarín Cultura que para comprender qué temas elegían pintar los incas, se debe tener en cuenta que existe una diferencia fundamental entre ellos y los conquistadores españoles. En el imperio inca prima la idea de asimilación de culturas, de convivencia entre dos cosmovisiones. En cambio, para la corona de España el proceso de conquista se justifica por un proceso de evangelización.
En este marco, los incas debieron “crear una ficción”, define el curador, que consistía en establecer la narrativa de que los reyes conquistadores eran continuadores legítimos de la nobleza inca. Era una estrategia de negociación para mantener algunos privilegios entre los locales. Esta ficción fue ampliamente difundida en grabados, pinturas al óleo y hasta biombos. Se trata de una manera de narrar la historia peruana que persiste al día de hoy, donde todavía se establecen continuidades desde los incas hasta los presidentes de la república.
Una de las estrategias de los incas era reconocerse como súbditos fieles del monarca y que se les reconozca como cristianos plenos. De allí que los artistas incas pinten crucifixiones, escenas de la festividad de Corpus Christi, alusiones a la evangelización y al castigo en el infierno para los malos cristianos.
–¿Son los colonizadores los que los introducen a la pintura?
–Kusunoki: Es un lenguaje occidental, entonces hay una llegada de técnicas y de lenguajes nuevos y sobre todo la pintura se convierte en un medio de argumentación clave. Lo que vemos aquí son argumentos visuales de parte de ciertos sectores de la elite indígena que trabajan en el lenguaje en el que toda la sociedad colombina puede entender.
–Se nota que hay cuestiones de tamaños o de perspectivas que no manejaban.
–Kusunoki: Yo diría que ahí es más que falta manejo, es desinterés. En primer lugar porque la pintura cusqueña por lo general es un arte en el que son imágenes de imágenes. No pasa necesariamente por la gran tradición académica europea donde el estudio del cuerpo humano es esencial. Aquí el cuerpo humano funciona a nivel de fórmulas que ya están predefinidas por otras imágenes por lo general. Entonces el interés por la anatomía humana no es tan importante. Hay un refinamiento en cuanto a las calidades superficiales de la pintura, en cuanto a la aplicación del oro, pero el tema de la anatomía en realidad no es algo que sea primordial. La ilusión no se crea por ahí.
Los incas. Más allá de un imperio en la Fundación PROA inaugura el 28 de septiembre y permanecerá abierta hasta enero de 2025.
-Disertación en el Museo Mitre. “Joaquín Camaño y las redes jesuíticas a fines del siglo XVIII. La presencia de América en Europa”, a cargo de la doctora Viviana Piciulo, hoy, a las 18, en San Martín 336. Entrada libre.
-Semana Negra BA. El Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en alianza con la célebre Semana Negra de Gijón, presenta la primera edición del Festival Internacional Literario de Policial Negro. El encuentro tendrá lugar entre el martes 1° y el sábado 5 de octubre y contará con la presencia de figuras destacadas de la escena nacional y referentes internacionales del género negro contemporáneo. Las sedes serán: Biblioteca Pública Ricardo Güiraldes (Talcahuano 1261); el Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415); y el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), (Paraná 1159). Más información en este enlace.
-Los Incas. Más allá de un imperio. Por primera vez se presentan en la Argentina más de 100 piezas -entre cerámicas, metales, textiles y pinturas, algunas nunca exhibidas- que recorren la historia de una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica. La muestra inaugura este sábado en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929) y se podrá visitar hasta el mes de enero.
-Diálogos en torno a Luis Pazos. Poesía vital. Participan Fernando Davis, curador de la exposición, Elena Sedán y María de los Ángeles de Rueda. Hoy, a las 18, en el auditorio de Arthaus (Bartolomé Mitre 434). Entrada libre y gratuita.
-Esculturas y objetos en el Centro Cultural Recoleta. Este viernes a las 18 se inauguran dos nuevas exhibiciones: Jajan’t, de la artista Paula Castro, con la curaduría de Carla Barbero (sala 5), y Sensor de movimiento, de Noel de Cándido, curada por Javier Villa (sala 6). La entrada es libre y sin costo para residentes argentinos.
-Jornadas de Arte y Conciencia Planetaria. En el marco del programa “Las tres ecologías”, el Museo Moderno organiza las Jornadas de Arte y Conciencia Planetaria, una experiencia donde el arte, la ecología y la ciencia se integran en busca de nuevas formas de interpretar la realidad y contribuir al cuidado de la salud de las personas y del medio ambiente. Viernes y sábado, desde las 11.30, en Av. San Juan 350.
LA NACIONFundación Proa presenta por primera vez en la Argentina una selección de cerámicas, objetos líticos, metales, textiles y pinturas – algunas nunca antes exhibidas- que ofrecen una nueva mirada sobre una de las civilizaciones más fascinantes de la América prehispánica. Los incas. Más allá de un imperio invita a viajar en el tiempo para desandar mitos y poner en valor más de cuatro siglos de cultura andina. Quienes fueron los incas, y cómo lograron consolidar un imperio cuyos dominios se extendían hasta en el territorio argentino, es la gran pregunta detrás de esta exhibición que presenta Fundación Proa desde el próximo 28 de septiembre hasta enero de 2025.
Originalmente producida por el MALI -Museo de Arte de Lima, Perú- Los incas. Más allá de un imperio desafía las narrativas que predominan en el imaginario colectivo acerca de una de las civilizaciones más deslumbrantes del mundo prehispánico. A través de una perspectiva interdisciplinaria que abarca arqueología, historia, lingüística, arte y diseño, la muestra es una invitación a viajar en el tiempo para explorar los orígenes del Tahuantinsuyo o imperio inca, su proyección en el continente americano, la complejidad de su organización sociopolítica, pasando por la inserción de sus descendientes en el nuevo orden y el legado de más de cuatro siglos de cultura andina.
Con la curaduría de los destacados especialistas Cecilia Pardo, Ricardo Kusunoki y Julio Rucabado, la edición de Proa para su presentación en Buenos Aires reúne 138 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas de Perú, entre las que destacan cerámicas, textiles, objetos líticos y pinturas, algunas nunca antes exhibidas en nuestro país. La selección incluye notables ejemplos de la indumentaria inca; objetos de uso cotidiano como los queros, cuyo valor simbólico es clave para comprender la dinámica de su estrategia política; se presentan figuras talladas que fueron parte de ofrendas y rituales religiosos, piezas cerámicas de asombrosa factura, y entre esos tesoros están los famosos quipus, un sistema contable único y de gran precisión compuesto por hilos y nudos con los que registraban lo que era importante para la economía del imperio.
Mediante recursos audiovisuales de tecnología contemporánea, se suman a la exposición testimonios de la presencia inca en los distintos yacimientos arqueológicos encontrados en las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca. El público podrá apreciar los escenarios en los que se produjo el encuentro y diálogo con las comunidades locales, y el innegable impacto de un legado multicultural que aún perdura en muchas manifestaciones del territorio argentino. A través de esta iniciativa, Fundación Proa reafirma su compromiso con la difusión de los pueblos originarios del continente americano, habiendo realizado en el pasado muestras sobre las civilización olmeca, la del Golfo de México, además de los aborígenes del Gran Chaco, los pampas y sus textiles, la platería mapuche y los caminos sagrados de los habitantes nativos de la Argentina.
Esta muestra excepcional ha sido posible gracias a la colaboración de instituciones públicas y privadas de Perú y Argentina, y cuenta el aporte invalorable de investigadores y académicos argentinos que nos ayudaron a completar la información de los sitios arqueológicos en nuestro país.
Surgido en la zona de los andes peruanos, el Tahuantinsuyo – que en quechua significa “las cuatro partes”, por las cuatro regiones que lo conformaron- alcanzó su apogeo hacia el siglo XV. Su influencia se extendió por los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina, dejando una huella profunda en cada una de las sociedades que conquistaron a su paso. Entre sus rasgos más sobresalientes es preciso mencionar la meticulosa organización de sus dominios bajo una estructura social, política y económica de avanzada, además de haber sido grandes arquitectos e ingenieros, autores de ciudades majestuosas y, entre otras, de una red de caminos o Qhapaq Ñan que enhebraba paisajes y pueblos tributarios del emperador, y que ha sido declarada Patrimonio de Humanidad por la Unesco.
Los incas. Más allá de un imperio se presenta en Buenos Aires desarrollada en núcleos temáticos compuestos por diversas secciones. En la Sala 1, dedicada a los Orígenes y Formación del Tahuantisuyo, la muestra explora el origen de los incas que ha sido, durante mucho tiempo, propuesto sobre la base de relatos míticos recogidos durante la colonia. Estos inicios se concibieron como el resultado de una migración de poblaciones foráneas desde el Altiplano o de regiones vecinas al Cuzco, de donde procedían los ancestros fundadores. La historicidad de estos relatos ha sido cuestionada a partir de las investigaciones arqueológicas, que dan cuenta de un largo proceso de desarrollo de poblaciones locales en el valle del Cuzco, previo a la formación del Tahuantinsuyo.
Hacia inicios del siglo XV, los incas ya se habían consolidado como el grupo dominante en la región del Cuzco. A partir de entonces se inicia un proceso de expansión que llegaría a alcanzar un vasto territorio en los Andes. El Tahuantinsuyo incorporó a diversas poblaciones, cada una con sus propias costumbres y tradiciones. Esta formación política se apoyaba en una combinación de estrategias militares, económicas, sociales e ideológicas, implementadas en base a las dinámicas establecidas con las élites de cada localidad.
En la Sala 2, explora las secciones relacionadas con la Organización y administración del imperio, la producción de la tierra, la identidad a través del vestido y los rituales y ofrendas. Manejar una estructura tan vasta y diversa fue solo posible a través de un sistema organizado para poder controlar los recursos y la población. En el Tahuantinsuyo existían alrededor de 80 provincias o huamani, cada una con unas 20.000 a 30.000 familias, que aportaban trabajo como una forma de tributo. De esta manera se llevaron a cabo grandes obras públicas, como la construcción de edificios y caminos o la implementación de proyectos agrícolas, supervisados por funcionarios del estado. En este sistema administrativo, el uso de los quipus fue determinante. En la forma de cuerdas anudadas, el quipu constituyó el principal sistema de registro de información en los Andes. Al igual que en otras sociedades del mundo antiguo, su origen estuvo relacionado a las primeras formas de organización imperial. Son estructuras sencillas con cuerdas colgantes enrolladas con hilos de colores y nudos simples. Si bien la mayoría de quipus incas registraba datos numéricos, sabemos que algunos también guardaban información narrativa como relatos y genealogías.
En el Tahuantinsuyo se estima que habrían existido hasta dos millones de hectáreas de tierras cultivables. Estas fueron logradas durante siglos mediante la implementación de obras hidráulicas y la construcción de terrazas agrícolas en las laderas de las montañas. La producción estuvo asegurada tanto por el adecuado manejo de la mano de obra y las tecnologías, como por la realización de ceremonias dedicadas a la propiciación de la fertilidad de la tierra.
Los rituales constituyen la principal forma de comunicación directa con las fuerzas que animaban la vida en el mundo. Muchas de estas prácticas fueron asimiladas por los incas y se mantuvieron, con algunas transformaciones, incluso después de la época Colonial. En esta sección exhibimos algunos objetos que, por su naturaleza o la energía que transmitían, cumplían roles activos en la vida religiosa, tanto en el ámbito doméstico como en el estatal.
Una serie de atuendos y ornamentos permitía distinguir los diversos roles que cumplían algunos de los funcionarios incas, fuerza laboral estratégica para el desarrollo del estado. Por debajo del Sapa Inca y la coya, se encontraban los soldados y los administradores de diferente rango, así como las mamaconas y las acllas. Varios de estos personajes y sus atributos fueron recogidos en las crónicas ilustradas de fines del siglo XVI, como parte de una memoria que buscaba atestiguar su existencia.
La Sala 3 se detiene en el paisaje, arquitectura y territorio. Con su emblemático diseño y particular manera de transformar e integrarse al paisaje, la arquitectura inca permitió visibilizar la presencia del estado a lo largo de un vasto territorio. Si bien las construcciones se caracterizaron por una marcada sencillez, los edificios de élite son fácilmente reconocibles por el uso de piedras finamente pulidas y por sus formas trapezoidales. Desde las terrazas agrícolas hasta los dominios reales, los incas supieron adaptar la arquitectura a la topografía del terreno como ninguna otra cultura andina. Hacia 1520, cuando el Tahuantinsuyo alcanzaba su mayor extensión, un sistema de caminos controlado por el estado, el Qhapaq Ñan, recorría los Andes y el Altiplano conectando a las diversas poblaciones del imperio. El lenguaje visual de los incas se distingue por un quiebre respecto a las tradiciones previas en los Andes. Si bien la mayoría de representaciones han sido calificadas como geométricas y abstractas —posiblemente inspiradas en el entramado de los textiles— encontramos también algunas imágenes figurativas de marcada sencillez, y otras que combinan patrones de color. Para los incas, sin embargo, el proceso de crear dichos objetos así como los materiales utilizados, tenían mayor importancia que la apariencia superficial, ya que era la esencia del objeto lo que se priorizaba en su cosmovisión.
En el territorio argentino, distintas fuentes etnohistóricas ubican la entrada de los incas entre 1471 y 1493. Mediante recursos audiovisuales contemporáneos se presentan los yacimientos arqueológicos hallados en tres de las siete provincias que fueron parte del imperio. Se exhiben los sitios de Pucará del Tilcara (Jujuy), La Paya y Llullaillaco (Salta), Aconquija y Shincal de Quimivil (ambos en Catamarca) que al público le permitirán apreciar los distintos escenarios donde se produjo el encuentro y diálogo con los habitantes de las comunidades locales.
En la Sala 4, Un punto de quiebre, se presentan obras relacionadas con el período colonial. Desde que Francisco Pizarro y sus tropas hicieron contacto con el Tahuantinsuyo, la violencia forjó las bases de un nuevo orden en los Andes. El hito inicial de este proceso sería la captura y ejecución del inca Atahualpa en 1532. Pero desmantelar aquel imperio no sólo requirió de la participación de miles de nativos. También exigió negociar cuotas de poder con ciertos sectores indígenas. A su vez, el término Tahuantinsuyo sería reemplazado por el del Perú, una denominación que terminaría por adquirir significados distintos a medida que se consolidaba el poder colonial. La propia memoria de los tiempos prehispánicos se transformó en función a las necesidades de una sociedad distinta y a la implantación de lenguajes y técnicas artísticas occidentales. Se desencadenó así una permanente tensión entre la ruptura y la continuidad con el pasado.
Del 28 de septiembre al 31 de enero de 2025. Puede visitarse de miércoles a domingos de 12 a 19.
Entrada general, 4.000 pesos; jubilados, docentes y estudiantes, 2.000 y menores de 12 años sin cargo.
Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929).
FUNDACIÓN PROA