Hijos del viento
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Hijos del viento V

Works
Conjunto de toki
Trarilonko
Nitrowe
Tupu
Akucha
Chaquiras
Meñake
Llankatu pechu
Gargantilla
Lloi-lloi
Prendedor de tres cadenas
Kollonh
Trapelakucha

Llankatu pechu

Las antiguas y valoradas llancas (cuentas de piedra) mencionadas por los cronistas, fueron progresivamente desplazadas por las "chaquiras", cuentas de vidrio de colores, introducidas por los blancos en el comercio con los indígenas. Abundan los testimonios sobre sartas de chaquiras que las mujeres enrollaban a sus trenzas, sus muñecas o sus tobillos, así como las referencias a los anchos cinturones, cubiertos de cuentas. Ya en 1806, Luis de la Cruz, registra estos cintos entre los pehuenches con el nombre de "quepigue" En ellos, los extremos de los tendones que enhebran las sartas de cuentas de distintos largos, se fijan a la base de cuero siguiendo los requerimientos del diseño.
También se confeccionaron piezas con enhebrados más complejos que los de las simples sartas, en los que los hilos realizaban trayectos múltiples, lo que permitía obtener verdaderas mallas. Según el tipo de enhebrado, estas mallas eran más compactas, como en los tapawe, o más abiertas y de celdas romboidales como las de los meñake -collares anchos y planos que rodeaban la base del cuello- y las de los llankatu pechu -pectorales de chaquiras, enriquecidos a veces con el agregado de monedas, tubos y campanitas- que se pueden observar en esta vitrina.
Con el brillo y las tonalidades del vidrio que las chaquiras pusieron a disposición de las mujeres, éstas supieron crear un arte personalísimo que adornaba partes de su cuerpo con bellos acentos de color.

"(...) pero las mujeres de los caciques o las mujeres ricas, demuestran su lujo llevando ese cinturón de cuero, sobre el cual con hilos de rendones [tendones] fijan dibujos de perlas de colores de lo más regulares, parecidos siempre, más o menos, a grecas por las líneas rectas que los componen; ese adorno es el más apreciado por las mujeres".

(En 1829 d'Orbigny visitó Carmen de Patagones y recorrió parte del Río Negro)
Alcide d'Orbigny, Voyage dans l'Amérique Méridionale. París, 1835-1847

"La menor acción que hacen produce una sonaja, y como la tienen por una cosa magnífica, se mueven mucho más de lo que es preciso".

(Federico Barbará integró el Ejército del Sur en las campañas contra las ofensivas indígenas de 1855 y 1856)
Federico Barbará, Usos y costumbres de los indios pampas, 1856.

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